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Los obispos son causantes de que la selección española perdiera la Copa Mundial de Fútbol en Brasil

   MILLONES de gracias debemos dar a los jugadores, seleccionador, técnicos, médicos, masajistas y demás patulea que integra la selección nazional de fútbol, por habernos ahorrado las primas prometidas si ganaban la XX Copa Mundial celebrada en Brasil: 720.000 euros por cabeza. En total, más de veinte millones de euros.

   En un reino que no puede pagar la duda pública, que cierra los hospitales por falta de presupuesto, que ha paralizado las obras públicas por quiebra general, que abre las escuelas en vacaciones para dar una comida diaria a los niños hambrientos, que soporta seis millones de parados, que asiste al cierre cotidiano de empresas, que tiene las calles abarrotadas de mendigos, que carece, en fin, de futuro, significa una buena noticia ese ahorro, por no haber tenido que pagar más que los viajes y salarios de la patulea, muy altos ya, pero sin el añadido de las injuriosas primas.

   Además hemos economizado los dispendios obligados en el caso del triunfo, en las recepciones a sus protagonistas. Eso fue lo que sucedió en julio de 2010, a consecuencia del triunfo alcanzado en Sudáfrica. Avergüenza repasar los diarios del martes y 13, en los que se daba cuenta de la llegada a Madrid de los jugadores y comparsa. El diario protomonárquico Abc, por mal ejemplo,titulaba así su cubierta: “España se rinde a sus héroes”, como si vinieran de derrotar a un ejército invasor, y bajo una gran fotografía colocaba este pie: “Iker Casillas ofrece la Copa del Mundo a las infantas Leonor y Sofía en la recepción en La Zarzuela a la selección española.”  Igual que hacían los caballeros vencedores en los torneos medievales, al rendir ante sus damas los trofeos conquistados en buena lid.

   Agradecido por embrutecer al pueblo para que no piense en la hecatombe nazional que padecemos desde 1939, el rey concedió el título de marqués al seleccionador nazional, Vicente del Bosque, siguiendo la costumbre de sus antepasados a los generales victoriosos en sus combates contra ejércitos enemigos. Es preferible que España no participe en guerras, pero lo tiene que hacer, por estar enrolada en la Organización Terrorista del Atlántico Norte (OTAN), gracias al esperpéntico referéndum organizado por Felipe González, el padrino de la mafia socialista.

Fe y fútbol

   Este año de desgracia 2014 nos hemos evitado el derroche millonario y la vergüenza callejera. Se lo debemos a la Conferencia Episcopal Española, y ya era hora de que pudiésemos agradecerle algo, después de tantos horrores como nos hace soportar. Lo demuestran los diarios publicados el 24 de noviembre de 2010, cuatro meses después de la apoteosis patriotera con motivo de la legendaria victoria en Sudáfrica. El presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar, acompañado por el seleccionador nazional Vicente del Bosque, fue recibido en triunfo por la Conferencia Episcopal, que estaba celebrando en esos días su asamblea plenaria.

   Ni Valle-Inclán hubiera podido imaginar un esperpento más ridículo, pero así está consultable en las hemerotecas. Cardenales, arzobispos y obispos interrumpieron la asamblea para aplaudir la llegada de los dos héroes. Era presidente de la Conferencia entonces el cardenal arzobispo de Madrid, el ultraconservador Antonio María Rouco Varela, a quien los dos invictos caudillos futboleros entregaron una Copa del Mundo en tamaño reducido, y una camiseta roja con su nombre, como las usadas por los jugadores, que hace juego con sus faldas rojas de cardenal cuando se la pone. Juntos Rouco y Villar alzaron la Copa, entre las salvas de aplausos y los vítores a España de los enfervorecidos y patriotas prelados. No explican las crónicas si la incensaron, como a la hostia consagrada, pero es muy posible.

   El presidente Villar, con quien afortunadamente no tengo ningún parentesco, pronunció una homilía, interrumpida varias veces por las palmas y jaleos de los píos obispos, en la que entre otras muchas cosas muy moralizantes afirmó: “Sabemos que la inmensa mayoría de las gentes del fútbol son católicas cristianas.” Es natural, como que a la secta catolicorromana le interesa mantener idiotizado al pueblo con esa droga, para que no piense en su situación y se eche a la calle a quemar sus templos una vez más, para poner fin a la dictadura del fanatismo religioso.

   También aseguró este beato Villar: “El fútbol y la fe están unidos en España.” Será por eso por lo que no me ha gustado jamás el fútbol, que es ahora el opio de los pueblos y la rémora del progreso, igual que lo era la religión en tiempos de Marx. Y añadió asimismo: “El fútbol español quiere profundizar en todo lo que ustedes representan: sacrificio, trabajo en equipo, juego limpio y humildad.” Se le olvidó mencionar su desvergüenza para engañar al pueblo con sus mentiras y quitarle el dinero con sus bulas e indulgencias, y la generalizada práctica de la pederastia sobre los monaguillos. Terminó su sermón pidiendo a los fieles obispos que rezasen para que se concediera a España la organización del Campeonato Mundial de 2018, y para que la selección nazional continuase acumulando triunfos.

Todos a rezar

   Le respondió el cardenal fascista con una vibrante arenga, en la que entre otras marciales consignas afirmó: “Está bien que nos pidan que recemos, pero también les pedimos nosotros a ustedes que recen siempre, y no sólo cuando los jugadores hacen la señal de la cruz al salir al campo, que nos gusta mucho que la hagan, pero es justo y necesario rezar en todo momento, y no sólo cuando pedimos ayuda a Dios.” Para poner en práctica el consejo, obispos y futboleros rezaron piadosamente tres avemarías.

   Y no habiendo más que rezar, presidente y seleccionador se despidieron cuarenta minutos después de su llegada. Los obispos volvieron seguidamente a tratar sus temas de preocupación habitual: el aborto y la asignatura de religión en todas las fases de la enseñanza.

   El sainete representado nos obliga a trazar algunas consideraciones. Visto que el Campeonato Mundial de 2018 no se concedió a España, y que la selección nazional ha caído en la primera fase del organizado por Brasil en estos días, caben dos opciones: o los obispos incumplieron su promesa de rezar a su Dios para que les otorgara las peticiones villarescas, con lo cual desmostarían ser unos canallas, o es mentira todo lo que predican y no hay dios que los escuche, con lo cual demostrarían ser unos desvergonzados.

   Para mayor inri, el Campeonato de 2014 ha sido ganado por la selección de Alemania, país de religión reformada protestante en su inmensa mayo-ría. Ante esta catástrofe nazional, Rouco y sus roukeros debieran hacerse el harakiri, si tuvieran dignidad. Claro que si tuvieran dignidad no serían obispos.

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