Cientos de iglesias evangélicas llegan a España de la mano de los latinoamericanos – Parael Vaticano es «una sangría» en sus caladeros
Al catolicismo le pisan los talones, y además en el terreno dónde más fuerza tiene: América Latina. El pluralismo y la competencia dominan el escenario religioso en el continente suramericano; el proselitismo asume las leyes del mercado -y las técnicas de comunicación multimedia- y parte de una parroquia tradicional o nominalmente católica se pasa a las iglesias evangélicas.
En Centroamérica es protestante entre un 20% y un 30% de la población
Cuando abrazan esta religión dejan de sentirse pobres, asegura un teólogo
Latinoamérica ya no es tierra de misión, sino vivero de pastores y fieles
Hay más de 2.500 iglesias evangélicas repartidas por toda España
Hablar de trasvase masivo no es exagerado: se calcula que abraza el protestantismo (la religión fundada por Lutero) entre un 10% y un 20% de la población suramericana, del 20% al 30% en Centroamérica (más del 31% en Guatemala). Ejemplos del fenómeno del fundamentalismo cristiano, las nuevas iglesias latinas arrastran masas populares y comienzan a exportar pastores. También a España: los inmigrantes las reproducen a mansalva -ya hay más de 2.500 iglesias de este tipo repartidas por el territorio- o las crean ex novo, hecho que les ayuda a salvar el desarraigo de la emigración. Surgen "como champiñones" -en palabras de un pastor protestante- iglesias libres, autónomas, informales, lo que también supone un riesgo de penetración de sectas o grupos de filiación dudosa.
El Vaticano considera una "sangría imparable" la marcha de los católicos -en el caso de que lo fueran previamente- hacia filas protestantes y la atribuye a un "proselitismo agresivo" (los entrecomillados son declaraciones del Papa Benedicto XVI), pero los evangélicos aprovechan la, a su juicio, secular distancia entre el clero y los fieles católicos para ganar terreno. Protagonizan este fenómeno las iglesias pentecostales, que subrayan la acción directa del Espíritu Santo y sus dones (la sanación, la profecía o el don de lenguas), lo que en la práctica se sustancia en ceremonias participativas, proclives al éxtasis colectivo. Pentecostales son los predicadores que, en América Latina y en España, copan las ondas o las parrillas de numerosas radios y televisiones locales. Pastorean comunidades formadas mayoritariamente por fieles de baja extracción social y, en el caso de los inmigrantes, de seres que acompasan su nueva vida mediante la experiencia religiosa. Pero tras algunas siglas o nombres hay intereses equívocos, cuando no negocios -a veces auténticas multinacionales- en nombre de la fe.
¿Qué supone esta proliferación de nuevos movimientos religiosos en América Latina? Y en España ¿representa algún desafío? ¿Hay algún filtro, modos de garantizar la idoneidad de las nuevas iglesias? "En España existen unas 2.600 iglesias evangélicas, y 2.100 están registradas en nuestra federación. El resto no se inscribe, bien porque son muy recientes, porque están en proceso de constitución o porque no quieren", afirma Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE), interlocutora ante la Administración española. A la nómina de iglesias oficiales se suman pues cientos de iglesias espontáneas, a veces efímeras. "[En el ámbito protestante] los grupos no necesitan el visto bueno de un obispo, o de una jerarquía, para funcionar. Cualquiera puede crear una iglesia, y ésa es precisamente nuestra debilidad. No podemos evitar excesos al amparo de la libertad. Lo único que podemos hacer desde FEREDE es explicarles cuál es la realidad española y acompañarles en el proceso de constitución. Los únicos límites son la legislación española y el Evangelio", concluye Blázquez, que confirma un desembarco "difícil de controlar".
Blázquez, y el resto de expertos consultados, frunce el ceño cuando se esgrime el argumento de las sectas. "Prefiero hablar de actividades delictivas o que puedan afectar a la personalidad. Secta no tiene una connotación jurídica, pero detrás de algunas iglesias hay actividades que pueden ser perseguidas. Eso es lo que hay que denunciar, se trate de una iglesia o de un club de fútbol", afirma.
El representante de FEREDE se refiere a la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD), también denominada Pare de Sufrir, investigada en Brasil o República Dominicana por fraude fiscal, malversación de fondos y presunto blanqueo de dinero del narcotráfico, cuyo ejemplo sacó a relucir EL PAÍS para hablar del problema de las sectas. La alusión no es gratuita: con otro nombre (Comunidad Cristiana del Espíritu Santo), la IURD está inscrita desde 1993 en el Registro de Entidades Religiosas del Ministerio de Justicia.
Sin embargo, no lo está en FEREDE, aunque Blázquez recuerda que no es obligatorio. ¿A qué se debe el rechazo de sus pares? "Al mercantilismo, a la perversión del Evangelio. Venden agua del Jordán y cruces bendecidas, todo eso es ajeno a nosotros. Pero fueron ellos los que retiraron la solicitud de ingreso. Claro que por nuestra parte había cierta disposición a una valoración no favorable, pues algunas de sus prácticas son discordantes".
Como, por ejemplo, el "evangelio de la prosperidad", que se basa en los donativos voluntarios como prueba de fe. Por esa vía la IURD recauda unos mil millones de dólares al año, según diversas fuentes. No hay más que hacer clic en la web de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo para saltar a otra en la que aparece una invitación a realizar donativos, seguida de un número de cuenta. Y no se trata del diezmo, la aportación del 10% del salario para el mantenimiento de la iglesia, una forma de autofinanciación en las iglesias protestantes.
Este diario no ha podido obtener la versión de la Comunidad Cristiana del Espíritu Santo. Ni recurriendo al teléfono al que animan a llamar a todos aquellos "solos, desesperados y desorientados" a quienes prometen auxiliar las 24 horas del día, ya que nadie descolgó ni saltó un contestador donde dejar mensajes.
No es esta la única iglesia cuestionada. También lo están agrupaciones como Juventud con una Misión (JCUM), a la que Brasil acusa de manipular a indígenas de la Amazonía y que también está presente en una decena de ciudades españolas, así como registrada en FEREDE y Justicia; el Instituto Lingüístico de Verano, controvertida asociación estadounidense de difusión de la Biblia con arraigo en comunidades indígenas de Perú, México, Colombia o Brasil, o el grupo misionero estadounidense Nuevas Tribus, que fue expulsado de Venezuela en 2005 por ser, según Hugo Chávez, "agentes de penetración imperialista". Ejemplos como este último podrían alentar otra lectura: la persecución por parte de regímenes izquierdistas o populistas de organizaciones que les disputan los favores de las masas. Algo así como una purga del populismo contra el pueblo.
Del pueblo procede la oleada más reciente de fieles y pastores que arriba a España. "Los recién llegados tienen un perfil bajo, vienen de Ecuador, de Honduras…, explica Blázquez. Nada que ver con la emigración masiva de profesionales de hace 15 años, coincidiendo con la primera crisis grave de Argentina. Algunos ya eran evangélicos, otros se convierten aquí", añade el representante de FEREDE. Antonio González, doctor en Filosofía y Teología, ex colaborador del jesuita Ignacio Ellacuría y conocedor de la realidad centroamericana -vivió en Guatemala y El Salvador-, está de acuerdo: "Los pentecostales suelen ser de clase baja, o incluso de ámbitos de pobreza extrema. Arraigan entre los desarraigados, aunque los hay también de clase media y alta, e incluso ex presidentes, como el guatemalteco Efraín Ríos Montt". Para la mayoría de los inmigrantes, carentes de referencias, el hecho religioso es una tabla de salvación. "Son bastantes los latinoamericanos que no eran protestantes antes de venir y que se hacen evangélicos en España; es aquí donde experimentan la proletarización y la anomia. Tampoco faltan creyentes que, fervorosos en sus países de origen, pierden en España su fe, puede que por la prosperidad económica o por el deseo de ser aceptados", continúa.
Pedro Tarquis, portavoz de la Alianza Evangélica Española, ve en la inmigración savia nueva para las iglesias: "Igual que la realidad católica en EE UU se sostiene por la presencia de inmigrantes latinos, aquí en España podría afirmarse lo mismo del movimiento evangélico", dice.
No hay cifras del número de latinoamericanos en España que profesa la religión evangélica, y las del subcontinente son aproximadas. Pero de lo que nadie duda es del potencial evangelizador de América Latina. Por primera vez, América del Sur no es una tierra de misión, sino un vivero de pastores y fieles. "Las iglesias evangélicas han crecido y sus líderes son autóctonos, no es verdad que sean producto de la penetración estadounidense. La región del mundo que más misioneros tiene es América Latina, y los manda incluso a América del Norte", explica Mariano Blázquez. "Se estima que hay más de 9.000 misioneros latinoamericanos trabajando en culturas diferentes a la suya: 4.000 en Asia, África y Europa del Este", relata Samuel Escobar, de origen peruano, catedrático emérito de Misionología en el Seminario Teológico Bautista de Pensylvannia (EE UU). "La religiosidad evangélica latinoamericana es un fenómeno creciente y vigoroso", añade. "En Perú, la población protestante llega al 12,5%. En Chile se acercaría al 20%".
¿Y cómo es su vivencia religiosa? Precisamente eso: personal, comunitaria, vital, que traspasa los límites del culto para enraizarse en lo emocional y lo cotidiano. En los barrios populares de las grandes ciudades abundan las convocatorias callejeras, folleto en mano, a cultos y reuniones "de fraternidad" que pescan sobre todo en el caladero de los jóvenes. "Sus experiencias son menos anodinas, autoritarias y frías que las que suelen tener en la Iglesia católica. Incluso cuando el sacerdote procede de medios populares, su formación le aleja de sus orígenes más que a los pastores pentecostales. Y la Iglesia católica, cuando se interesa por los pobres, adopta una actitud paternalista", subraya Antonio González, conocedor del contexto católico, para explicar el éxito del protestantismo en América Latina.
"Una experta estadounidense afirma que los latinoamericanos cuando se hacen pentecostales dejan de ser psicológicamente pobres, aunque lo sean", concluye González, profesor de Teología en el Seminario Evangélico Unido de El Escorial (Madrid) y responsable de Estudios y Publicaciones de la Fundación Zubiri. "Los pueblos que adoptan el protestantismo son pueblos que prosperan, porque aprenden a leer, a respetar a sus mujeres, y adoptan una ética del trabajo que les hace progresar", remacha Tarquis.
¿Iglesias libres? ¿O multinacionales de la fe? Al otro lado del charco y sin ir tan lejos, el teólogo Escobar recuerda: "El diputado socialista José Camarasa está tratando de aclararnos los informes financieros relativos a la visita del Papa a Valencia en el año 2006". Por alusiones evangélicas, quien esté libre de culpa…