Después de tres días de debates y de reflexiones para el 50 aniversario del Centro de Acción Laica de Bélgica, pronunciamos un llamamiento a los defensores de los derechos fundamentales, con el fin de promover la Laicidad como principio universal. La Laicidad es la garantía de los derechos individuales y de la coexistencia pacífica de las ideas filosóficas y de las convicciones religiosas.
LLAMAMIENTO DE LIEJA
En un mundo trasformado en pueblo planetario, nuestras sociedades deben enfrentarse a desafíos socio-económicos inauditos. Entre ellos se destacan las preocupaciones migratorias, climáticas y numéricas.
En el campo de la ética, los progresos que fueron y son considerados como logros, son replanteados por corrientes políticas religiosas extremistas o dogmáticas, actuando cada vez más sin complejos. En Europa y en el mundo, los derechos fundamentales que fueron la producción de grandes revoluciones o de pequeñas victorias, son y permanecen frágiles.
Estos dos puntos nos llaman a ejercer una constante vigilancia.
La Laicidad está fundamentada sobre el principio de imparcialidad de los poderes públicos y asegura pues, a cada una y cada uno, el ejercicio de los derechos y de las libertades sin tomar en cuenta su origen, sus convicciones, creencias o cualquiera otra distinción. Este principio fundador de la democracia es un elemento esencial de una coexistencia pacífica. En cualquier parte del mundo, tiene la voluntad de encontrar un sitio central en el de los valores fundamentales.
Es indisociable de las libertades para los otros y para sí mismo. Asegura un marco común permitiendo a cada una y cada uno de ejercer su libre examen y de decidir con toda autonomía.
La Laicidad lucha contra todas las discriminaciones, en favor de la igualdad y de la creación de políticas solidarias que aseguren la cohesión social y la emancipación de los ciudadanos a través del acceso a los conocimientos.
Como fruto de la revolución de las mentes que nació en el siglo 18, la Laicidad es indispensable al desarrollo de un sistema político democrático, en tanto que principio de organización del estado. Como garante de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, el Estado Laico protege la libertad de creer, de no creer y de cambiar de convicción.
Plantea fuera de todo determinismo, la articulación entre la organización social y el poder de los seres humanos a dirigirse ellos mismos.
- Porque el principio de Laicidad instala y protege los valores de libertad, de igualdad y de solidaridad,
- Porque la Laicidad permite la coexistencia pacífica de las opiniones y de las concepciones filosóficas o religiosas,
- Porque la Laicidad no es una opción o una opinión cualquiera, entre otras, pero si es la condición que permite una vida en común, respetando a todas y todos,
- Porque la Laicidad aporta una respuesta universal e independiente de todos los particularismos,
Los firmantes llaman con solemnidad a considerar la Laicidad como una exigencia democrática esencial.
Invitan las autoridades públicas de todos los continentes a afirmar su adhesión a sus principios y a defender su inscripción en las Constituciones Nacionales y los Tratados Internacionales
El mundo de mañana pertenecerá a la juventud de hoy.
Protejamos las conquistas del pasado y prometamos un porvenir.