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Levantar la voz.

Entrevista a Juan José Tamayo.

Las asociaciones de cristianos de base, los teólogos y los religiosos comprometidos con el mensaje de Jesús están publicando escritos y manifiestos donde expresan su preocupación por la pérdida de credibilidad de la institución católica. Una de esas voces corresponde al teólogo Juan José Tamayo. Juan José Tamayo. Teólogo.Levantar la voz.

En medio de todo este contexto y en su lucha por otro mundo posible, Tamayo acaba de presentar su libro Islam. Cultura, religión y política (Editorial Trotta). Pero vayamos por partes:
-Acaba de publicar el artículo “Iglesia en crisis y pérdida de credibilidad”, ¿ por qué precisamente en este momento?
-Porque la pérdida de credibilidad está llegando a unos niveles alarmantes. En las encuestas los ciudadanos y ciudadanos sitúan a la Iglesia Católica en el último lugar de sus preferencias, incluso por detrás de las multinacionales. Y ese descrédito se debe a los comportamientos de la jerarquía católica, cuando  existen otras iniciativas que están mucho más cerca de actitudes de solidaridad, de diálogo, de convivencia, de trabajo por la justicia… Eso hay que ponerlo en valor y explicitarlo. En segundo lugar porque la Iglesia católica está entrando en una etapa de ancianidad, los jóvenes creyentes son residuales. No puede ser una Iglesia de esperanza aquella que esté formada por personas de edad avanzada que no tienen capacidad de transmitir un mensaje liberador. En tercer lugar hay que tener en cuenta que la Iglesia Católica está sufriendo una fuerte sangría en pérdida de creyentes y todavía más grave son las apostasías que se producen de un modo creciente, las conversiones a otras religiones, etc. Y finalmente el malestar y desasosiego que sienten los creyentes de base, a la vista de que las prácticas de la jerarquía van en dirección contraria a todo este movimiento.

“La primera reforma pendiente es la democratización de la Iglesia, que es una de las últimas dictaduras del mundo”

-Cristianos de base, teólogos e incluso religiosos coinciden en indicar que la crisis se produce por no seguir las reformas indicadas en el Concilio Vaticano II ¿Cuáles señalaría como las más urgentes?
-Habría dos prioritarias. La primera sería la democratización de la Iglesia, que es una de las últimas dictaduras del mundo. No olvidemos que además de una organización religiosa es un Estado. Pero en ambas vertientes tiene una estructura totalmente vertical, piramidal, patriarcal y autoritaria, donde los creyentes no son reconocidos como sujetos sino como comparsa y no tienen ningún papel protagonista en el funcionamiento y la orientación de la institución. La Iglesia tiene que desclericalizarse y laizarse, es decir, democratizarse, generar estructuras de participación en los diferentes niveles. Y en segundo lugar tiene, a mi modo de ver, que cambiar de lugar social. Sigue posicionada del lado de los poderosos -al menos implícitamente-, y sigue dando la espalda a los pobres. Ten en cuenta que ahora mismo dos tercios de la humanidad pertenecen al mundo se la exclusión, de la marginación. Y no es frecuente escuchar voces de la jerarquía católica solidarizándose con esas causas. Es necesario que pase al lugar social de los sin poder, de los marginados y a trabajar codo a codo con las organizaciones sociales que desean otro mundo posible. Además el catolicismo tiene que desdogmatizarse y etizarse, renunciar a ese planteamiento dogmático que lleva a la exclusión, y buscar nuevas alianzas con todos aquellos colectivos y sectores que trabajan por una sociedad más justa y solidaria. Otro elemento fundamental es la apertura al diálogo. Como la jerarquía católica se considera en posesión única de la verdad, no entra en diálogo sino que más bien utiliza el anatema. No reconoce a las iglesias ortodoxas como iglesias plenas, no reconoce ni siquiera como tales a las iglesias evangélicas o protestantes, y sigue defendiendo de una u otra forma ese principio excluyente de que fuera de la organización de la Iglesia católica no existe salvación.
-Hablemos de la primera reforma que me señalaba. ¿Mientras se sigan nombrando a los obispos desde el Vaticano, se seguirá sin escuchar a los fieles de base?
-Eso es metafísicamente imposible. Es decir, un tirano nunca escucha a sus súbditos, un señor feudal nunca tiene en cuenta a los siervos de la gleba, un obispo no puede tener en cuenta las preocupaciones o no puede escuchar las opiniones de sus feligreses porque considera que él es el pastor y el pueblo es el rebaño. Entonces el trato que le da es un trato como mucho asistencial, de beneficencia, condescendiente en algunas situaciones. Pero en ningún caso puede haber una relación simétrica de igual a igual. Es imposible que los cristianos de base puedan participar, porque la elección por vía autoritaria es incompatible con la participación del pueblo por vía democrática.

“El caso de España es escandaloso por la alianza que la jerarquía católica ha hecho con la derecha. Sus verdaderos aliados son los grupos políticos y sociales más conservadores”

-Comentaba antes que aumenta el número de solicitudes de apostasía; también la clase de religión en Secundaria y Bachiller en estos momentos es minoritaria. ¿No debería conducir este hecho a una profunda reflexión a las altas jerarquías?
-Esa es la preocupación que yo tengo y lo que más me sorprende. En la Iglesia tradicional, al final del día había una práctica muy saludable que era el examen de conciencia. Lo que falta ahora mismo a la jerarquía católica es ese examen de conciencia que le ayudaría a descubrir la importante responsabilidad que tiene sobre esta crisis por la que está pasando la Iglesia católica. Pero en vez de ello, lo que hace es un acto de acusación, es decir, responsabiliza de la crisis y del deterioro de la Iglesia católica a agentes externos. En el caso concreto de España, al gobierno socialista porque lleva al Parlamento leyes que no tienen en cuenta la moral católica. Echan la culpa también al clima de secularización que se da en la sociedad, a los teólogos y cristianos de base que condescienden mucho con la sociedad secular y que han perdido el espíritu religioso… Es lo que vulgarmente se llama echar balones fuera.
-En el manifiesto “Ante la crisis eclesial” también indican que hay posturas lindantes con la extrema derecha y ataques a la libertad evangélica, fraternidad cristiana e igualdad entre todos los hijos de Dios. ¿De dónde parte todo ello?
-Los hechos están a la vista. Los sectores conservadores cuentan con todo tipo de privilegios, son reconocidos y elevados a cargos de responsabilidad. Los sectores críticos están excluidos, ni siquiera pueden utilizar los locales de la Iglesia para celebrar sus encuentros y reuniones. Un ejemplo es el caso de la Asociación Juan XXIII, que tiene que celebrar sus congresos -a los que acuden más de 30.000 participantes- en una sede laica como es el Salón de Actos de CCOO de Madrid. Estamos encantados, pero ya llevamos los doce últimos congresos allí porque nos cerraron todas las puertas de los colegios, de las parroquias y de los centros universitarios regidos por la Iglesia. Por otra parte, Benedicto XVI ha seguido como Papa con el mismo comportamiento represivo de la libertad de expresión, condenando a Jon Sobrino entre otros. Y luego el caso de España es el más llamativamente escandaloso por la alianza que la jerarquía católica ha hecho con la derecha, incluso con la más conservadora, las campañas por la enseñanza en la religión en la escuela, en contra del matrimonio homosexual… Sus verdaderos aliados son los grupos políticos y sociales más conservadores. Y ya el colmo de la entrega en los brazos de la extrema derecha es lo que sucede en la COPE, emisora que ha quedado en manos de dos personas que, incluso sin ser creyentes católicos, mantienen unas posiciones integristas y de extrema derecha. -¿Qué opina de las últimas declaraciones del Papa cuando en su viaje a África se opone al uso del preservativo o defiende la liturgia católica frente a las “alegres” celebraciones africanas?
-No sé qué opinar sobre este Papa porque determinados comportamientos parecen revelar que no tiene un control de sí mismo. No es fácilmente concebible que un hombre de ese recorrido, de esa trayectoria intelectual haga afirmaciones y tenga comportamientos tan sumamente inhumanos, tan insolidarios, y tan contrarios a los derechos humanos.

“Un obispo no puede escuchar las opiniones de sus feligreses porque considera que él es el pastor y el pueblo es el rebaño”

No lo puedo entender, así que quiero pensar que ya le falta control de su propio pensamiento… porque si realmente todo lo hace en plenitud de facultades y con total lucidez me parece que es un Papa que no tiene entrañas de misericordia y que pasa por el sufrimiento humano con una total insensibilidad. No, no, no puedo entenderlo, pero en cualquier caso la deriva que está siguiendo va del neoconservadurismo de Juan Pablo II al integrismo, que es su marca ideológica.

Islam, la reconciliación pendiente

A raíz de su último libro, Tamayo destaca la importancia de eliminar falsos dogmas referentes al Islam, y abrir la puerta al diálogo a los mil doscientos millones de personas que profesan la fe musulmana.
-¿Qué aportaciones culturales debe la civilización occidental al Islam?
-Me parece una pregunta fundamental, porque en Occidente tenemos esa imagen tan peyorativa, tan negativa del Islam, que hay que empezar por destacar sus grandes aportaciones. La primera de todas y más importante es la ética: el Islam es una religión de un monoteísmo ético, muestra una articulación coherente entre los principios doctrinales y las actitudes sociales, todo ello ejemplarizado en la propia figura de Mahoma, que vivió siendo el mayor jefe de estado en aquella época de la Península Arábiga y murió sin embargo en una actitud de pobreza, de vida austera. Desde el punto de vista cultural, hay que decir que los europeos pudimos conocer toda la filosofía griega, la filosofía de la religión, o los grandes pensadores de la Edad Media gracias a los musulmanes. Y otra gran aportación es la hermenéutica -la interpretación de los textos y no una lectura fundamentalista-, que no es una creación occidental.
-¿Cuáles son los prejuicios más comunes y ficticios que tenemos del Islam?
-A vuelapluma el primero es la vinculación que se establece casi mimética entre el Islam y el fundamentalismo. Y al mismo tiempo otro estereotipo también muy extendido es el de terrorismo e Islam. Se habla de terrorismo y es islámico, y generalmente no hablamos de terrorismo cristiano o terrorismo judío, que también existen. Ciertamente, hoy las organizaciones terroristas más peligrosas son islámicas, pero el terrorismo no es un requisito necesario del Islam sino todo lo contrario, es una patología porque la única justificación de la violencia que da el Corán es en legítima defensa. El tercer estereotipo más extendido es el del Islam como una religión machista, patriarcal, que tiene sometida a la mujer, cuando hay que tener en cuenta que el Islam en el siglo VII supuso una gran revolución porque hasta entonces la mujer carecía de reconocimiento jurídico y a partir de ese momento sí lo tiene. Otro cuarto estereotipo es la contraposición entre Islam y democracia. Es una afirmación relativamente gratuita porque en los comienzos, uno de los momentos más importantes de la constitución del estado musulmán en Medina fue la Constitución de Medina, que integraba distintas culturas, distintas tradiciones religiosas, diferentes tribus, con una participación muy activa de todos los miembros. Hoy se puede decir que en el Islam existen modelos de estado y formas de gobierno dictatoriales, pero también democráticas, como Indonesia, Turquía o Marruecos… con todas las limitaciones que puedan tener esas democracias, igual que tienen las democracias occidentales. Y luego la idea del Islam incompatible con los Derechos Humanos cuando el Corán reconoce la dignidad de todas las personas, la igualdad entre hombres y mujeres… En fin, que el Islam es una religión anticuada, que se ha quedado en la Edad Media, que lucha contra Occidente, sin valorar y reconocer que la Ilustración se produjo en el Islam muchos siglos antes que en Occidente…
-¿Qué puntos de encuentro existen entre Jesús y Mahoma en sus mensajes, en la ruptura con lo establecido anteriomente? ¿Serían estos los puntos de encuentro entre cristianos e islamistas?
-Me parece clave que se establezca la relación entre los dos fundadores de estas religiones porque generalmente se tiende a exagerar las diferencias: que Jesús era pacífico y Mahoma violento, que Jesús no se implicó en política y Mahoma fue jefe de estado; que Jesús fue Hijo de Dios y que Mahoma se consideraba un simple enviado… Esas diferencias son coyunturales, pero no van al núcleo de ambas religiones. El encuentro más importante es el respeto y reconocimiento que muestra Mahoma hacia Jesús de Nazaret, y su consideración como profeta, enviado de Dios y como Palabra de Dios. Jesús de Nazaret y Mahoma tienen una experiencia mística muy similar antes de hacer público su mensaje: Jesús de Nazaret, en el desierto, donde supera esas terribles tentaciones porque es tan estrecha la relación que mantiene con Dios que incluso llega a llamarle Abbá (papá). Mahoma en uno de sus retiros en el monte Gira, recibe la primera comunicación con Dios a través del ángel Gabriel. La segunda característica común es la austeridad de vida, sin ninguna ostentación, con actitud de reparto de los bienes… Luego está la prioridad por los excluidos, en especial por los huérfanos, y por supuesto la dignificación de la mujer.

“El encuentro más importante es el respeto y reconocimiento que muestra Mahoma hacia Jesús, considerándolo como profeta, enviado y Palabra de Dios”

-¿Qué opina de la Alianza de Civilizaciones impulsada por nuestro país?
-Me parece una iniciativa extraordinaria y absolutamente necesaria como contrapeso a la estrategia del choque del civilizaciones que diseñó Huntington y que ha sido el libro de texto y la hoja de ruta de Bush durante los ocho años de su mandato. La alternativa me parece enormemente brillante. La objeción es si se está materializando en políticas alternativas de paz. Es una de las prioridades que tendría que tener la ONU, y me parece que tanto Erdogan como Zapatero la reducen a encuentros puntuales, como los dos foros celebrados. Para que fuera operativa, la ONU, los dos patrocinadores y los países que la apoyan deben traducirla en propuestas concretas y aplicarla a situaciones determinadas como es el mundo de la juventud, el desempleo, el diálogo interreligioso, los medios de comunicación para que sean capaces de transmitir propuestas más pacificadoras… Y la segunda clave es ampliar el horizonte de las civilizaciones que se quieren poner en diálogo, a otras que son igual de importantes que el Islam y Occidente, como China, India o la cultura indígena.

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