El Episcopado Mexicano lamentó que ningún candidato o partido ofrezca una reforma en materia de libertad religiosa como parte de sus propuestas electorales.
“Al contrario, algunos quieren endurecer más las leyes para garantizar el Estado laico, como si quisieran retornar a la Constitución de 1857, o como si vieran en la Iglesia católica un poder político que amenaza las libertades de los no católicos”, señaló el organismo que aglutina a todos los obispos del país.
En voz del obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, el Episcopado aseveró que es tiempo de elegir legisladores y autoridades que sean audaces y libres, que propongan avances en materia de libertad religiosa.
El prelado apuntó que la ignorancia religiosa de los políticos les lleva a pensar que a “Dios se le puede reducir al hogar y a la conciencia personal, y encerrarlo en un templo”.
Y acusó: “se ve que no conocen legislaciones religiosas de otros países más avanzados en democracia. Piensan que libertad religiosa es lo mismo que libertad de culto y de creencias, ya garantizadas en la legislación actual”.
Por ello, llamó a no temer a la Iglesia, pues los obispos y sacerdotes “no ambicionamos el poder político, sino libertad para ofrecer la luz que hemos encontrado en Jesucristo, sin imponerla a nadie”.
Recordó que la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público en su artículo 14 indica que “tampoco podrán los ministros de culto asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna”.
Abundó que el artículo 32 enumera posibles sanciones a quien quebrante esta ley: “apercibimiento, multa de hasta veinte mil días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, clausura temporal o definitiva de un local destinado al culto público, suspensión temporal de derechos de la asociación religiosa, cancelación del registro”.
Explicó que la ley actual autoriza a los jerarcas católicos a expresar su opinión en materia de asuntos religiosos, a propagar su doctrina, a no ser objeto de discriminación por creencias religiosas ni ser objeto de inquisición por la manifestación de ideas religiosas.
Sin embargo, señaló que las creencias incluyen puntos que son atacados por algunos partidos políticos y sus candidatos, los contradicen clara y abiertamente.
“¿Ellos sí tienen derecho a destruir valores fundamentales de nuestra fe y hacer campañas en su contra, con el dinero de nuestros impuestos, y nosotros somos discriminados, amenazados y amordazados por defender nuestra fe? ¿Debemos ocultar o disimular nuestra fe por el miedo de ser sancionados?”, dijo.
“¿El cristianismo nada tiene que ver con la política partidista y con el ejercicio del poder público? Quien tal afirme no conoce lo que es nuestra fe, que engloba toda la existencia, privada y pública, no para imponerla a otros, sino para vivirla con libertad”, finalizó el prelado.