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«Laicismo y religión, una visión desde la filosofía»

Este jueves 22 de mayo, y en la sala de exposiciones del Ateneo, Cáceres Laica, en colaboración con el Ateneo cacereño, organizó un debate a tres sobre las implicaciones del debate “laicismo y religión” en el que participaron tres destacados profesores de filosofía de nuestra región.

 Presentado el acto por Víctor Casco, y con una sala abarrotada de público, de compañeros y compañeras de Cáceres Laica, ateneístas, docentes y jóvenes estudiantes, se pudo asistir a un evento que aporta considerables dosis de propuestas y reflexiones de cara a la laicidad.

 Esteban Cortijo, profesor de filosofía en Bachillerato y Presidente del Ateneo, autor de diversos estudios sobre la obra filosófica de Mario Roso de Luna, empezó recordando que en este país no hemos sido laicos, aunque sí, en buena parte, anticlericales, que se explica por la presencia de un clericalismo agresivo y totalitarista.

 Consideró que se puede ser laico y no ser ateo y recordó como Ortega y Gasset en 1910 en una conferencia pronunciada en Bilbao defendía el laicismo y especialmente la escuela laica. Para Ortega y Gasset hay que educar a la ciudad para educar al individuo y que la escuela laica debería ser prioritaria, una escuela laica instituida por el Estado, porque la sociedad es la única educadora y el fin de la educación es la sociedad.

 Frente a esta opinión valoró el papel de los distintos gobiernos, especialmente los socialistas, en el ámbito de la educación y como aún no se ha abordado con seriedad y rigor una verdadera reforma educativa que logre la escuela laica.

 Se refirió al reciente artículo publicado en El País “¿Dios creó al hombre o el hombre creó a Dios?” de Mónica Salomene  

(http://www.nodo50.org/unidadcivicaporlarepublica/laicismo%202008/dios%20creo%20al%20hombre.htm) y llegó a la conclusión de que ser laico es lo natural.

 Por último realizó distintas consideraciones sobre el enorme fallo de la Transición que no abordó la necesidad del laicismo, optando por una articulado constitucional confuso y mantener el Concordato con el Vaticano.

 Juan Verde, profesor de filosofía de Bachillerato empezó por definirse no como anticlerical sino como “anticlericalla” y considerar que había llegado el momento de pedir responsabilidades a la Iglesia por las consecuencias de sus doctrinas.

 Hablando sobre el artículo publicado en El País reflexionó sobre la última reflexión del Albert Einstein maduro quien pensaba que toda religión es producto de la debilidad humana. Aunque esto ya había sido sostenido previamente por Feuerbach para quien Dios (o los dioses) es la proyección de los miedos y temores del hombre, miedo a la muerte, por ejemplo.

 Hizo un recorrido por la amplísima normativa que sobre cuestiones religiosas existe en este país demostrando con ello que el Estado sigue sin ser autónomo de la religión y recomendó la lectura de tres libros de actualidad:

–         De Juan José Tamayo, sobre religión y fundamentalismo.

–         De Victorino Mayoral, sobre la intolerancia religiosa y la necesidad del laicismo.

–         Y de Victoria Camps y Amelia Valcárcel, una reflexión a dúo sobre Dios y sus consecuencias. 

 Por último defendió que la religión se reduzca a lo privado y que él en particular no espera nada nuevo de ella.

 Por último Isidoro Reguera, profesor de filosofía en la Universidad de Extremadura y una de las más destacadas mentes en nuestra comunidad quiso empezar su intervención preguntándose:

 ”¿Creerá el Papa en Dios?” Esa es, probablemente, la gran pregunta. Tal vez no crea, visto que lo defiende tanto.

 Citando a Wittgenstein recordó que hay conceptos tan claros como el sonido de una bofetada y que sobre el laicismo, que es de sentido común, se puede decir:

 Que defiende la neutralidad del Estado ante las confesiones religiosas.
Que dicha neutralidad permitirá la mejor convivencia entre las personas.
Y que por lo tanto es un principio democrático incuestionable. 

 El laicismo no es una cuestión religiosa, sino que atañe a lo político y lo social y que no supone una postura beligerante contra las iglesias. De hecho, para Isidoro Reguera la propia Iglesia católica estuvo cercana al laicismo en el Vaticano II, retrocediendo después muchísimo. Hoy se pretende una tutela del Estado por parte de la Iglesia acudiendo al manido tema de la mayoría católica de este país, que cuestiona directamente ante los datos de asistencia semanal a misa.

 En nombre de Dios se han hecho tantas barbaridades que se siente cercano al Maestro Eckhart cuando decía “ruego a Dios que me libre de Dios”, ruego al dios inefable, místico, que me libre del dios teológico, dogmatizado.

 La religión es un derecho, por supuesto, pero el problema es que Dios se confunda con la cultura, con el estado, con la sociedad entera.

 De hecho, Isidoro Reguera considera que si pusiéramos en marcha un Estado verdaderamente laico la religión se revelaría más pura, porque sí, habría menos público pero serían más auténticos.

 Otra cosa es que las iglesias se laicizaran en valores universales, pero no sucede así, al contrario, se hacen laicas en el otro sentido, se hacen mundanas, se comercializan en catequesis y ritos agónicos. Recuerda así que religión procede de “religio”, seriedad, término muy utilizado por Marco Tulio Cicerón pero que hoy las religiones están en las antípodas de su definición.

 Por otra parte, Dios se convierte en una hipótesis innecesaria y gratuita. Por eso apuesta porque la sociedad civil consensúe sus propios valores en diálogo y armonía y que eso supone la apuesta por una cultura y educación tremendas: necesitamos seres humanos dignos, no embrutecidos, educados, esto es, formados. Educación en valores, en ciudadanía… por eso no entiende el rechazo a Educación para la ciudadanía, claro que si la Iglesia defiende quitar del currículum escolar toda materia que no defienda el dogma religioso habrá que pensar en eliminar biología, ciencias, prehistoria…

 Todas las religiones son ilusiones humanas para la supervivencia. Y de acuerdo, dejemos a cada uno su ilusión (eso es el laicismo) pero que el Estado no engorde ninguna de esas ilusiones.

 Porque al fin Dios no era dios, era uno entre muchos, o en palabras de Jean Paul Sartre, el hombre se ha evidenciado una enorme máquina de crear dioses.

 Por eso necesitamos una vida laica (es decir decente) para ser mejores entre nuestros congéneres.

 Y tras estas palabras comenzó un extenso debate. Desde Cáceres Laica se seguirá organizando más conferencias y seminarios por la libertad.

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