En el artículo, la Embajadora hace un recuento histórico de cómo en Estados Unidos se ha vivido a partir del siglo XIX la relación entre Iglesia y Estado; y recuerda la reciente visita del Papa Benedicto XVI a su país; en la que el Pontífice advertía y recalcaba la necesidad de fortalecer esta relación; y alentaba a los católicos –que son minoría en el país– a no guardar su fe en el ámbito privado sino hacerla parte de su aporte en el debate público, como una manera explícita de ayudar a vivir y forjar la libertad.
Seguidamente recuerda como una decisión de la Corte Suprema en 1962 prohibió que en las escuelas se iniciara las clases con una oración, una costumbre extendida por todo el país. "Esta decisión fue un shock para muchos protestantes tradicionalistas. Se habían dado cuenta, por primera vez, que estaban enfrentándose a una forma de laicidad muy diversa a la que conocían de siempre: una laicidad que quería eliminar todo vestigio de religiosidad de las instituciones públicas en Estados Unidos", explica.
La Embajadora comenta luego que "la legitimidad de toda forma de cooperación entre las iglesias y el Estado se pone actualmente en duda. Entonces los hospitales, las escuelas, y distintos servicios sociales que están afiliados a las instituciones religiosas se encuentran ante el deber de afrontar elecciones difíciles"; y pone como ejemplo el caso de las Catholic Charities en Massachusetts, que en el año 2006 tuvieron que "abandonar sus esfuerzos en la adopción luego que el Estado ordenara permitir la adopción también a personas homosexuales".
"Las presiones sobre las organizaciones para que sacrifiquen sus propios principios son evidentemente fuertes", advierte.
En opinión de la diplomática "la mejor descripción de la situación jurídica actual es probablemente la del profesor Philip Hamburger (autor de un libro magistral sobre la historia de la libertad religiosa en Estados Unidos): 'La primera enmienda (de la Constitución de Estados Unidos), originalmente pensada para limitar al gobierno, ha sido cada vez más interpretada por la Corte para limitar la religión y confinarla a la esfera privada'. Esta interpretación –basada en un concepto muy individualizante de la libertad– tiene como efecto limitar la libertad religiosa de muchas personas: personas para las que la comunidad de cultor es importante".
Para Glendon, "naturalmente hay excepciones a estas tendencias", pero no es una "exageración decir que, en la situación actual el 'modelo positivo' de laicidad está luchando por su vida".
La Embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede precisa que las instituciones como las escuelas públicas "dependen de las familias y la comunidad circundante" por lo que "la preservación de la sociedad libre puede depender –paradójicamente– de la protección de ciertas instituciones que no están organizadas sobre la base de principios liberales, es decir: las familias, escuelas, iglesias y todos los demás cuerpos intermedios de la sociedad civil".