La Iglesia gana la batalla para que más cofradías de Semana Santa pasen por el templo
La Junta de Andalucía ha cumplido los deseos finales del Cabildo de Córdoba: retirar una de las celosías que instaló el arquitecto Rafael de la Hoz en los cuatro arcos sin cegar de la fachada de la Mezquita de Córdoba que da al Patio de los Naranjos. La intención de los gestores eclesiásticos del templo, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1984 con las celosías ya integradas desde los años setenta, es permitir el paso de las cofradías de Semana Santa en el interior del monumento, catedral cristiana desde 1239.
El Cabildo perseguía, desde hace un lustro, esta idea que facilitará el acceso y la circulación de las cofradías para hacer estación de penitencia por el bosque de columnas y arcos de herradura omeyas. La decisión de permitir esta obra la ha tomado la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, reunida este jueves en la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía. La comisión ha estado presidida por la delegada de Cultura, Manuela Gómez (PSOE), y ha contado con la presencia del presidente de la Gerencia Municipal de Urbanismo, Luis Martín (PP), y el diputado provincial de Infraestructuras, Andrés Lorite (PP).
La decisión de reabrir el vano, tal y como reclamaba la Iglesia, se produce en medio de un debate mucho más amplio que gira en torno a la identidad de la Mezquita, la gestión que de ella hace el Cabildo y su titularidad. La Iglesia inscribió la Mezquita como propia en el Registro de la Propiedad en 2006, merced del artículo 206 de la Ley Hipotecaria, pero desde hace más de un año el movimiento ciudadano Plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos lucha por que el monumento sea declarado público y también su gestión, al igual que la Alhambra de Granada.
En lugar del ingenio ideado por el arquitecto cordobés, uno de los referentes nacionales de la segunda mitad del siglo XX, el Cabildo ha diseñado un nuevo cerramiento que podrá abrirse en dos hojas, permitiendo el acceso de los pasos. La celosía abatible se instalará sobre la puerta de la nave 17 (es la penúltima contando desde el Este) porque su diseño es el que mejor permite que la puerta se abra en dos con el menor impacto. Por eso, el Cabildo está obligado a reproducir lo más fielmente posible la celosía que se retire, detalló la delegada. En la elección de la nave 17 también se ha tenido en cuenta que es la más alejada a las capillas que ocupan la trasera de las puertas cegadas del Patio de los Naranjos. Además, se instala allí porque es una zona con escasa rampa. También se prevé que se instalen unas cubiertas de madera sobre el metacrilato que protege los restos visigodos expuestos al público bajo la nave 17 en el interior de la Mezquita. El Cabildo asegura que esos restos corresponden a la basílica de San Vicente sobre la que se construyó la mezquita omeya.
La retirada de esta celosía es una obra compleja que, junto con la integración del nuevo cierre, ascenderá a unos 100.000 euros, que costeará la Iglesia. La estructura diseñada por Rafael de la Hoz está perfectamente encajada en multitud de piezas en el vano de acceso. Por ello, afirman los técnicos, su retirada supone el desmontaje. La idea es que los distintos elementos que conforman el puzle se guarden en un depósito del Cabildo. Por otra parte, la Junta ha pedido al Cabildo que realice un estudio de usos y del impacto que tendrá la apertura de la puerta. Así, Manuela Gómez aseguró que se vigilará que la apertura se ciña exclusivamente a la Semana Santa y también se determinará qué intensidad de uso tiene.
En 2013, la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, dependiente de la Junta, rechazó una primera petición de apertura que hizo el Cabildo. Aquella petición fue redactada por los dos arquitectos conservadores del monumento. En el rechazo de la comisión se tuvo en cuenta que la solicitud no fuese acompañada de los necesarios estudios artísticos e históricos que una obra de tal calibre requiere. Más aún, cuando los planes de la Iglesia eran mucho más ambiciosos, e incluían el retranqueo de todas las capillas de la fachada norte del templo que da al Patio de los Naranjos, por el que se quería dar acceso a las hermandades y cofradías.
Aunque en 2013 la comisión consideró “legítima” la intención del Cabildo de ampliar el número de estaciones de penitencia, en su informe destacó que el nuevo uso, como cualquier otro distinto a los que ya se desarrollan en el monumento, “debería ser minuciosamente estudiado y considerarse siempre tras el análisis de sus repercusiones sobre la Mezquita-Catedral de Córdoba”. Por ello, el informe consideraba necesario elaborar “un estudio funcional y de impacto de los usos de la Mezquita-Catedral, tal y como ya han elaborado otros edificios de la misma categoría e interés”.
El Cabildo, que lleva acariciando esta idea desde 2011, retiró entonces su propuesta pero paralelamente se puso a trabajar en una nueva que encajase en las premisas marcadas por la Junta y que finalmente ha aceptado Comisión Provincial de Patrimonio. A partir de ahora, el Cabildo tiene que encargar un informe arqueológico, que también tendrá que ser autorizado por la Junta. Posteriormente, la Gerencia Municipal de Urbanismo tendrá que conceder la licencia de obras. Por último, se tiene que encargar tanto la construcción de la nueva celosía como la retirada de la actual. Por tanto, que la puerta esté abierta para esta Semana Santa parece muy complicado.
Por otra parte, desde que se iniciaron las protestas por la inmatriculación de la mezquita —primera declaración de un bien como propio en el Registro de la Propiedad— por parte del Cabildo, han ido saliendo a la luz nuevos casos de apropiación de bienes por parte de la Iglesia. Bienes que a veces forman parte claramente del paisaje urbano de las ciudades. El último caso conocido también está en Córdoba, en un pueblo cercano llamado Posadas. Allí, el Obispado es propietario de varias fincas, entre ellas un local de apenas 19 metros cuadrados localizado en un parque público, el Paseo de Pedro Vargas. El local, que hoy ocupa la Sociedad de Cazadores de Posadas, fue construido hace décadas por un particular que pidió permiso al Ayuntamiento para levantarlo, ya que estaba en suelo público.
Según consta en la documentación del Catastro y del Registro de la Propiedad, en 2006 la Diócesis inmatriculó ese local comercial, cercano a la ermita de Jesús (también inmatriculada), ubicada en el corazón del Paseo de Pedro Vargas. La inmatriculación va más allá e incluye dos caminos, la ermita de Santiago, la casa del párroco de este edificio religioso y una finca rústica en una zona a la que van a parar las aguas fecales de la población.