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La izquierda laica logra frenar al islamismo en Turquía

En un artículo reciente mostraba mi pesimismo ante el peligroso retorno de la religión a la política, especialmente en Oriente Medio, donde el auge del islamismo a lo largo de las últimas décadas prácticamente ha sepultado los avances que el laicismo había logrado producir en los países de esta región durante los años posteriores a la II Guerra Mundial.

Coranes, barbas pobladas y velos se han ido paulatinamente apoderando de la iconografía de los movimientos políticos, sustituyendo al manifiesto comunista, a las alegres minifaldas y a los bigotes soviéticos y afrancesados. Sin embargo, el pasado domingo las urnas en Turquía nos dieron una inesperada alegría a todos los defensores del laicismo en el mundo, ya que a pesar de la represión y del autoritarismo llevados a cabo por el islamista Recepp Tayyik Erdogan durante sus más de diez años de mandato, la izquierda laica prokurda aglutinada en el Partido Democrático de los Pueblos (HDP) por primera vez en la historia ha logrado entrar en el parlamento de Ankara con más del 12% de los votos, arrebatándole de este modo la mayoría absoluta al partido del presidente islamista. Esta coalición turco-kurda, que recoge el espíritu de las protestas sociales del parque Gezi en 2013, y que aglutina a marxistas, feministas, minorías religiosas y hasta a movimientos LGTB, ha logrado sortear la represión y dar un buen escarmiento a los islamistas en las urnas.

Turquía, un país que ha sido cuna de civilizaciones desde la antigüedad y que siempre ha constituido un punto de encuentro entre Oriente y Occidente, ha forjado su identidad a lo largo de los siglos debido a su fuerte particularismo. En 1923, un grupo de jóvenes oficiales liderados por Mustafá Kemal Atatürk da un golpe de Estado contra el sultán otomano aprovechando el descontento popular tras la derrota en la I Guerra Mundial y crea la actual Turquía: un Estado moderno, republicano y laico que limitaba al fin la influencia del Islam en la sociedad. Este régimen dirigista se consolida durante las siguientes décadas, logrando así que Turquía se modernizara, secularizara y convirtiera en uno de los Estados más avanzados de Oriente Medio, pero poco a poco, el auge del islamismo político y el declive del socialismo laico en el conjunto de la región acaban llegando al propio país otomano, y finalmente, en el año 2003 el islamista y conservador Partido Justicia y Desarrollo (AKP) llega al poder bajo el liderazgo de Erdogan.

Ya en el gobierno, Erdogan inicia un programa de reformas que combinan el neoliberalismo económico con la reislamización social. La coincidencia de su mueva política con un periodo de crecimiento económico provocó que Erdogan enlazase tres mayorías absolutas consecutivas. Sin embargo a partir de 2009 (año en que comenzó su tercer mandato) inicia una progresiva deriva autoritaria, intensificando su proyecto islamizante en lo moral (un proceso que desde diferentes medios se ha denominado “otomanización”, ya que supone una regresión a los tiempos teocráticos del sultanato). Esta deriva autoritaria y confesional, unida a la crisis económica y a su posible colaboración con el terrorismo yihadista en Siria e Irak, ha ido progresivamente socavando los cimientos de la amplia base electoral del AKP, hasta que dicho descontento popular estalló en las protestas del parque Gezi, iniciándose una fuerte oposición al presidente y a su política islamista que finalmente ha desembocado en la pérdida de la mayoría absoluta en los comicios legislativos del pasado fin de semana.

Por ello, el sorprendente resultado de la izquierda laica prokurda ha de entenderse como resistencia y contestación a esta propia deriva autoritaria e integrista de Erdogan. Recogiendo el espíritu de las protestas del parque Gezi hace dos años y haciéndose eco de los anhelos de una parte de la sociedad laica que ve amenazada su libertad de pensamiento y de conciencia ante el fuerte islamismo del presidente, unido al auge de la resistencia kurda frente al Estado Islámico en la frontera turco-siria, han provocado que la izquierda del Kurdistán adquiera por primera vez también un gran prestigio dentro del corazón de la propia Turquía (incluso en las grandes capitales como Estambul o Ankara). Así surge el embrión del HDP, una formación que por primera vez aglutina a la vez a las izquierdas kurdas y turcas en un proyecto común que hace bandera del laicismo y de la defensa de las minorías oprimidas y de los sectores sociales más desfavorecidos.

No obstante, tampoco el resultado puede llevarnos a la euforia. Es cierto que el HDP ha entrado en el parlamento turco y ha logrado evitar la mayoría absoluta de Erdogan, que habría resultado nefasta en términos de democracia y libertad, pero también es cierto que por el momento su posición será minoritaria, y que incluso sumando sus votos a los del otro partido laico y socialdemócrata, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), de tradición kemalista y socialdemócrata, no lograrían alcanzar juntos una mayoría alternativa a la del islamismo conservador. Ello se debe a que a pesar de la pérdida de la mayoría absoluta por parte del AKP de Erdogan, el presidente aún podría formar gobierno junto a la cuarta formación con representación en el parlamento, el Partido de Acción Nacional (MHP), de ideología islamista y derechista (que además presumiblemente se encuentra detrás de muchos de los atentados sufridos por los candidatos de izquierdas). Esta hipotética coalición islamista y conservadora provocaría que las políticas represivas del presidente frente a las minorías fuesen aún más fuertes, y que en general, la importante sociedad laica turca (que aún existe en el país a pesar de Erdogan) pudiese verse aún más perjudicada.

Por ello, no podemos echar las campanas al vuelo; el islamismo en Turquía, como en gran parte de Oriente Medio, aún continúa siendo por desgracia mayoritario debido a la ayuda estadounidense y a la financiación de Arabia Saudí. Sin embargo, la histórica entrada en el parlamento turco de la izquierda laica prokurda del HDP puede suponer un punto de inflexión en toda la región, demostrando que del mismo modo que en el frente militar los milicianos marxistas kurdos están haciendo retroceder a los yihadistas del Estado Islámico, también en los frentes electorales una izquierda laica puede abrirse camino en medio del mar islamista y conservador. Si además a ello le sumamos que la Siria laica de Al Asad aún no ha sido derrotada y que el Líbano multiconfesional no ha logrado ser desestabilizado, tal vez todavía haya un rayo de esperanza para el laicismo en Oriente Medio.

ESTAMBUL (TURQUÍA), 08/06/2015.- Varios simpatizantes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), ondean banderas con el retrato del líder del del ilegal Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), encarcelado Abdullah Öcalan durante un acto al que asistió el líder del HDP Selahattin Demirtas para celebrar el resultado cosechado por la formación, un histórico 12,9 %, durante un acto celebrado en Estambul Turquía hoy, lunes 8 de junio de 2015. Trece años después de llegar al poder en 2002, el partido islamista de Justicia y Desarrollo (AKP), fundado por el controvertido presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha perdido finalmente su mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas hoy en Turquía. EFE/Ulas Yunus Tosun.
ESTAMBUL (TURQUÍA), 08/06/2015.- Varios simpatizantes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), ondean banderas con el retrato del líder del del ilegal Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), encarcelado Abdullah Öcalan durante un acto al que asistió el líder del HDP Selahattin Demirtas para celebrar el resultado cosechado por la formación, un histórico 12,9 %, durante un acto celebrado en Estambul Turquía hoy, lunes 8 de junio de 2015. Trece años después de llegar al poder en 2002, el partido islamista de Justicia y Desarrollo (AKP), fundado por el controvertido presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha perdido finalmente su mayoría absoluta en las elecciones generales celebradas hoy en Turquía. EFE/Ulas Yunus Tosun.
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