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La Iglesia católica vota PP

Muchos cardenales, obispos y, en su conjunto, el clero apoyan sin complejos a la derecha. Mientras tanto, se dedican a cargar -con frecuencia y mala leche- contra la izquierda. Al inefable cardenal Rouco Varela le ha dado por una “suelta de globos” el domingo 20-N, después de que termine el Congreso Católicos y Vida Pública, celebrado en la Fundación Universitaria San Pablo CEU y organizado por la Asociación Católica de Propagandistas, básicamente carcas.

El arzobispo y cardenal de Madrid debe de estar ya levitando. Vuelven los suyos a mandar. Su pasión por la política ultraconservadora es conocida. Desde la COPE y desde su revista Alfa y Omega, Rouco Varela ha hecho sobre todo política montaraz, que incluye con abundancia todo género de insultos a los socialistas. ¿Así es la tan cacareada “caridad cristiana”? Lo cierto es que la jerarquía de la Iglesia católica exhorta a votar PP.

Jerarquía reaccionaria
La jerarquía católica, salvo algunas excepciones, es cada vez más reaccionaria. Tiende con frecuencia a ejercitar su dimensión de brazo ideológico del PP. La obscena mezcla de política conservadora y religión integrista no es de ahora, sino que viene de muchos siglos atrás. A principios del siglo XX, el valenciano Vicente Blasco Ibáñez, de ideas republicanas y libre pensador, escribió la novela Cañas y barro. Uno de los personajes es el sacerdote Pare Miquel, que según el autor “era un cura de escopeta”. Señala Blasco Ibáñez que “cuando el alcalde tenía que pasar la noche en Valencia, dejaba su autoridad en manos de don Miguel; y éste, satisfecho de la transformación, llamaba al cabo de los carabineros de mar” Y le decía: “Usted y yo somos las únicas autoridades del pueblo [la Albufera]. Velemos por él”.

“El cristianismo en Europa”
En el libro Franco, “Caudillo de España”, el brillante historiador británico Paul Preston narra que el 18 de noviembre de 1936, “un Franco visiblemente emocionado aparecía en Salamanca ante las multitudes que aclamaban febrilmente a Hitler y a Mussolini. Les dijo que la Alemania nazi y la Italia fascista eran el baluarte de la cultura, la civilización y el cristianismo en Europa”. La verdad es que, en ese momento, Franco tenía razón cuando aludió al “cristianismo”, juntándolo con el nazismo y el fascismo. Al fin y al cabo, hacía pocos años que la Iglesia católica había firmado primero un concordato con Mussolini y más tarde, con Hitler. También al fin y al cabo, los obispos españoles firmaron un documento bautizando a la guerra civil, promovida por el golpe de Estado del general Franco, como Cruzada de Liberación Nacional. Los prelados saludaban al dictador levantando el brazo a la romana y a lo largo de los años, a menudo, Su Excelencia era paseado bajo palio en procesiones y otros actos religiosos.

“Espantaos católicos”
En la novela Gloria Benito Pérez Galdós pone en boca de un católico ultramontano unas reflexiones no muy lejanas de la actualidad: “No y mil veces no. O España dejará de ser España, o su sueño se ha de limpiar de esta podredumbre y en su claro cielo volverá a brillar único y esplendoroso el sol de la fe católica (…) Espantaos católicos: según los enemigos de Dios, la preciosísima unidad de nuestra fe es un mal, y para remediarlo, piden que se abra la puerta a los cultos idólatras, a los errores de la Reforma, a los desvaríos del racionalismo (…) Ved aquí por qué corren las más asquerosas doctrinas como arroyos de inmundicias (…) Los tiempos y la maldad de los hombres han traído un poder civil que, por obedecer a los malvados de fuera, ha dejado sin amparo a la Iglesia”.

Vetusta no tiene suerte con los clérigos
Un tipo como el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, se caracteriza por escupir sistemáticamente a los socialistas. Es un dirigente del PP disfrazado de arzobispo. La ciudad de Vetusta (Oviedo) no tiene, al parecer, suerte con sus jefes católicos. Del canónigo magistral Fermín de Pas, que era un obseso sexual persiguiendo a Ana Ozores, se ha pasado a Jesús Sanz, más de derechas que Rouco, Aznar y Rajoy juntos.

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