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La Iglesia anglicana, al borde del cisma por una obispa lesbiana

La elección de Glasspool, en EEUU, indigna a los prelados tradicionalistas

El nombramiento de una obispa lesbiana en Estados Unidos puede precipitar la ruptura en el seno de la Iglesia anglicana. La elección el pasado sábado de Mary Glasspool, de 55 años, como obispa auxiliar de la Iglesia episcopaliana en la diócesis de Los Ángeles hace inevitable el cisma, a juicio de los sectores tradicionalistas.
El arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, ha mostrado una gran preocupación por «las importantes implicaciones» de la designación, que «plantea asuntos muy serios» para «toda la comunidad anglicana». Glasspool, quien convive con la misma mujer desde hace 21 años, se ha convertido en el segundo obispo episcopaliano abiertamente homosexual. En el año 2003, la consagración del religioso gay Gene Robinson, en Nuevo Hampshire, provocó el repudio del clero más conservador. A fin de suavizar la crispación, e impedir escisiones, el arzobispo de Canterbury y la mayoría de los 38 prelados anglicanos pidieron a los episcopalianos el cese temporal de los nombramientos de obispos homosexuales.
La decisión de abolir la moratoria, que ha durado tres años, se adoptó durante una reunión en julio y ha entrado en vigor ahora. «Todo grupo de gente que ha sido oprimido a causa de algún aspecto aislado de sus personalidad ansía justicia e igualdad de derechos», ha declarado Glasspool, que se impuso a otros dos candidatos y cuya designación debe aún ser confirmada por las altas jerarquías nacionales.

EL PASO Y LA REACCIÓN / La líder de la Iglesia episcopaliana, Katharine Jefferts Schori, ha dejado claro que consagrará a Glasspool si la elección se ha realizado de acuerdo a las normas. El paso parece, pues, un puro trámite. La reacción de los tradicionalistas no se ha hecho esperar. El Consejo Anglicano Americano, un poderoso órgano conservador, opuesto a la consagración de homosexuales, ha sido el primero en condenar lo que interpreta como «un desafío» al resto de la Iglesia.
En Inglaterra, el reverendo evangélico Rod Thomas, conservador, se ha declarado «profundamente avergonzado» por la elección de una lesbiana, y considera el cisma «absolutamente inevitable». De crisis en crisis, la posición del arzobispo de Canterbury se complica cada vez más. Este prelado, un intelectual liberal, ha tenido que ceder terreno a los tradicionalistas en aras de la unidad, algo que le reprochan los aperturistas. El arzobispo no ha podido frenar tampoco la ofensiva del papa Benedicto XVI, que ha creado un marco para acoger en la Iglesia católica a los anglicanos más tradicionales, opuestos al nombramiento de las mujeres obispos.

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