En el verano de 2017, el grupo bilbaíno Hontzak decoró su txosna con una imagen de Jesús deshuesado. Primero fueron denunciados por el Obispado y por un conocido falangista. Este martes se sentarán en el banquillo por decisión del Ministerio Público.
La crítica y el humor vuelven a sentarse en el banquillo de los acusados. Ocurrirá en Bilbao, la misma ciudad donde la comparsa libertaria Hontzak utilizó en fiestas una imagen de Cristo deshuesado bajo el eslogan Carnicería Vaticana. El chiste no hizo ni pizca de gracia en el Obispado y la Falange Vasco Navarra, que rápidamente interpusieron una denuncia. De aquellos polvos estos lodos: ahora es la Fiscalía quien se encargará de llevar a los tribunales a este colectivo festivo y antiautoritario de la capital vizcaína.
Galder Antón, uno de sus integrantes, vivirá un martes de lo más inusual. Se parece quizás un poco a otro día que tampoco olvidará: el 21 de agosto de 2017, aquel caluroso domingo en el que cuatro furgonetas de Antidisturbios de la Ertzaintzase presentaron en la txosna de Hontzak (entonces habitada por solo cuatro personas) en la Semana Grande de Bilbao para incautar la imagen de Jesús que formaba parte de la decoración. “Tomad y comed, este es mi cuerpo”, era la frase que acompañaba a la composición.
Esa misma tarde, el resto de comparsas que participan en las fiestas populares de esta ciudad se solidarizó con los censurados. “No se trataba de ofender, sino de hacer una crítica a la libertad de expresión en este país. En el Estado hay ciertos temas que no se pueden tocar”, reflexiona Antón antes de salir para el juzgado.
Dice que la decoración, decidida –como todos los años- de manera asamblearia, no era más que “una sátira irónica de uno de los rituales del cristianismo” y remarca que “en ningún momento se trataba de hacer daño”. “Si mañana alguien quiere hacer una sátira de Durruti, nosotros no vamos a denunciarle”, ejemplifica.
El denunciante ultra
Una de las cosas llamativas de este proceso es el carácter de uno de sus denunciantes: el ultraderechista José Ignacio Irusta, líder de Falange Vasco Navarra, un grupo que saltó a la fama por sus habituales amenazas contra militantes de izquierda. En junio pasado, la Guardia Civil encontró en la vivienda del falangista, domiciliado en la localidad navarra de Baztán, tres armas largas y una corta. La Benemérita fue a buscarle por un “delito de tenencia ilícita de armas e incitación al odio y la violencia contra diversos colectivos a través de redes sociales”. Al día siguiente quedó en libertad.
A pesar de conocer de sobra la dirección del juzgado, lo cierto es que Irusta no se personó ante la llamada del juez a cargo del caso Hontzak. Tampoco lo hizo el Obispado. La cosa podría haber acabado ahí, pero la Fiscalía se encargó de mantener viva la llama del juicio contra la comparsa anarquista. Curiosamente, el Ministerio Público ha nombrado como testigo al propio Irusta. Al falangista armado. Al ultra que amenaza por Twitter.
“No estamos preocupados. Es más, nos lo seguimos tomando con humor”, dice Antón en las horas previas a conocer el banquillo bilbaíno. A las 10.30, coincidiendo con su entrada al juzgado, habrá una concentración solidaria. Alguna que otra risa ya caerá.