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La escuela francesa sale al rescate de los valores laicos y republicanos

El principio de laicismo se reforzará en todas las etapas educativas a partir del próximo curso. Los incidentes ocurridos tras la matanza de ‘Charlie Hebdo’ movilizan al Ejecutivo

¿Qué puede hacer la escuelafrancesa para defender mejor los valores republicanos que se vieron atacados en los atentados terroristas de principios de enero? Esa fue la pregunta que la joven ministra de Educación, Najat Vallaud-Belkacem, se hizo al presentar la panoplia urgente de medidas que comenzarán a aplicarse a partir del próximo curso escolar, tras constatar que los principios de libertad, igualdad y fraternidad no parecen haber permeado del todo el sistema educativo francés.

El episodio protagonizado por un alumno de 8 años de un colegio de Niza, que terminó declarando en comisaría por haber apoyado a los yihadistas y negarse a guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de la matanza en ‘Charlie Hebdo’, es el último de una larga serie de incidentes (unos 200) vividos en distintos centros escolares de todo el país. Contratiempos que han colocado al sistema educativo francés en el punto de mira. Para atajar derivas y abordar temas hasta ahora tabú en las aulas, el Gobierno ha diseñado una «gran movilización de la escuela a favor de los valores de la República», a la que destinará 250 millones de euros en los próximos tres años.

En el núcleo central de ese programa dirigido al mundo educativo,  el principio del laicismo. Por eso, cada 9 de diciembre se celebrará el aniversario de la ley que estableció en 1905 la separación entre la Iglesia y el Estado. Reforzar el aprendizaje de los valores republicanos exigirá también una mayor formación del profesorado, un colectivo que se ha visto superado por los acontecimientos, como narraba en ‘Le Parisien’ el docente de un instituto de Clichy sou Bois, un barrio desfavorecido de la periferia de París: «Muchos alumnos me dijeron que lo que les había pasado a los dibujantes de ‘Charlie Hebdo’ era normal porque no se pueden hacer caricaturas del Profeta, o que el atentado había sido una maquinación del poder».

En el mismo diario, el presidente de la Federación de consejos de padres de alumnos (FEPE), Paul Raoult, incidía en la necesidad de ayudar a los profesores a abordar asuntos espinosos. «Si no se habla de estos temas en el colegio, los jóvenes oirán hablar en otros sitios. Y algunos pensarán que su único futuro está entre los barbudos o los delincuentes».

DEBILIDAD

Consciente de esta debilidad, el departamento de Vallaud-Belkacem formará en los próximos meses a mil docentes para que estos, a su vez, puedan ayudar a sus colegas con recursos pedagógicos adaptados al perfil de los chavales. Pero el Gobierno cree que de nada servirá la formación de los maestros si su autoridad se ve cuestionada. Por eso padres y alumnos deberán firmar una ‘Carta del laicismo’ y un reglamento interno por el que se comprometen, so pena de sanción, a cumplir ciertas normas de cortesía y respeto. «Nadie ha dicho que será fácil pero, al menos, las instrucciones serán claras e inequívocas a partir de ahora. Hay que fijar los límites que los alumnos y futuros ciudadanos necesitan para construirse», dijo tajante la ministra de Educación.

Además, en primaria y secundaria se creará un «currículo ciudadano» en torno a los principios de disciplina, reconocimiento de la pluralidad de opiniones, modos de vida y creencias. Y se pedirá a los centros definir las modalidades de participación en las conmemoraciones patrióticas y en los actos de lucha contra el racismo y la discriminación. «El colegio tiene que tener sus ritos y sus símbolos. Y en primer lugar el principio de laicismo, que no es otro que el de la libertad de pensar, el de la igualdad de derechos y deberes y el de la fraternidad de vivir juntos», resumió Vallaud-Belkacem.

Lo que todavía no se ha cerrado es el debate sobre la conveniencia o no de cantar ‘La Marsellesa’ en clase, asunto que la ministra cree que no se debe «tomar a la ligera» y que muchos miembros de la conservadora Unión por un Movimiento Popular verían con buenos ojos. Hay quien, por el contrario, alerta del peligro de un repliegue, como el profesor de historia Bernard Girard, que en su blog advierte: «Lo que está en juego en esta marea malsana creada artificialmente […] en torno a la escuela es saber si esta es capaz de aceptar la idea de una comunidad escolar que no se encierre en las fronteras obsoletas y potencialmente peligrosas de la nación».

Francia se define como un Estado laico y la regulación de este principio está contemplada en una ley de 1905 que garantiza la libertad de culto pero impide impartir religión en los colegios públicos, en los que desde el 2004  la llamada ‘ley del velo’ prohíbe los símbolos o atuendos que impliquen una pertenencia religiosa.

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