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La doctrina del Karma

Esta semana, viendo las noticias de la mañana, me enteré de que Oskar Gröning, de 93 años, está enfrentando a la justicia alemana por su responsabilidad en la muerte de 300.000 judíos. Este hombre se desempeñaba como contador en el campo de exterminio de Auschwitz, donde debía sortear el dinero y las pertenencias de las víctimas antes de enviarlas al Reich. El señor Gröning alega que comparte culpa moral con los ejecutores, pero no criminal.

Viendo esta noticia y la defensa del anciano, se me vino a la memoria Shirley MacLaine y algo que leí sobre ella hace no mucho. Doña Shirley lleva un buen tiempo metida a activista New Age, el año 2013, por ejemplo, publicó el libro “What if…: A lifetime of questions, speculations, reasonable guesses and a few things I know for sure”, algo así como “¿Qué tal si…? Una vida de preguntas, conjeturas razonables y unas pocas cosas que se a ciencia cierta”. Haciendo honor al prestigio de la Universidad Hollywood, de donde han salido pensadores de la talla de Gwyneth Paltrow con sus consejos sobre lavados de vapor vaginales, la señora MacLaine se despachó la siguiente declaración:

“¿Qué tal si la mayoría de las víctimas del Holocausto estaban equilibrando su Karma de eras anteriores cuando eran soldados romanos ejecutando cristianos, cruzados asesinando a millones en el nombre del Cristianismo, soldados con Aníbal, o esos que irrumpieron a través del Cercano Oriente con Alejandro Magno? La energía de la matanza es interminable y va a ser experimentada por el asesino y el asesinado.” (la traducción del original es mía)

El concepto de Karma, que ha permeado Occidente de la mano del orientalismo que comenzó por allá en el siglo XVIII, es muy popular. Se nos presenta como un concepto elegante de causa-efecto, casi Newtoneano, tal como afirma Rajesh, en The Big Bang Theory. Pero una cosa es decir que todo evento tiene una causa y otra muy diferente es declarar que las acciones humanas provocan necesariamente acciones y/o consecuencias recíprocas. Por ejemplo, si eres una buena persona, si eres amable, es muy posible que la gente te aprecie y obtengas amabilidad a cambio, pero no con total seguridad. Puede pasar que seas un excelente empleado y aun así tu jefe nunca te ascienda y prefiera a su sobrino. Puede ser que seas un encanto con tu vecino y aun así te haga la vida imposible. Puede ser que un psicópata sin escrúpulos sea el presidente de tu país.

¿No ves a una persona inmoral siendo castigada por la vida, muy por el contrario, ves que prospera y es feliz? ¿Ves que tú, que eres honesto y buena persona, estás sumido en la miseria? ¿Ves que siguen muriendo niños de desnutrición? ¡No te preocupes! El Karma lo explica todo.

La doctrina del Karma surgió en la antigua India y se encuentra, en distintos formatos, tanto en el Hinduismo como en el Budismo, Jainismo, Sijismo y Taoísmo. Se compone, básicamente, de tres ideas:

1-Karma y causalidad: todo lo que hacemos tiene un efecto sobre nosotros mismos, puede ser de forma material, moral o emocional. O bien, nuestras acciones, pensamientos y hábitos nos construyen.
A partir de este punto la idea de Karma se vuelve irracional.
2-Karma e interpretación ética: todo lo que hacemos tendrá consecuencias en forma de castigo o recompensa. Las consecuencias pueden venir en el futuro cercano, lejano o en otra vida.
3-Karma y reencarnación: nuestras vidas futuras son determinadas por nuestro balance de Karma.

Por ahí leí una vez que es un gran ejercicio de perspectiva el ver hasta al ser humano más brillante como un mamífero, eso con el fin de nunca olvidar que somos criaturas falibles. Y así a veces camino por la calle y veo mamíferos comprando el pan, paseando en bicicleta, discutiendo de política, etc. Tal ejercicio sirve también para recordarnos la elegante Teoría de la Evolución y no olvidar que el ser humano no tiene un lugarcito especial en una supuesta creación ni es el pináculo de la misma, como creen los budistas, que deben reencarnar en forma humana antes de alcanzar el Nirvana. Y no solo en forma humana, sino masculina, porque es una forma de reencarnación mejor que la femenina. Razón por la que nunca ha habido una Dalai Lama, y las Lamas son una pequeñísima minoría. (pueden revisar la relación Budismo-mujeres acá, en inglés) Acordarse del detalle de que somos animales y de que la Evolución ha moldeado la vida sin atender a nuestras ansias de justicia y sentido nos hace entender que, al fin y al cabo, no hay ninguna evidencia de que haya un plan divino para la humanidad. La realidad es caótica, la gente buena sufre, los malos ganan y shit happens!

Y ese es precisamente el primer problema que observo en la idea de Karma, se asume que hay un ente, energía o algo con conciencia ética, de lo que hay, por su puesto, cero indicios. Problema, vale decir, común a todas las religiones. Ahora bien, si se mantuviera la idea de justicia divina acotada a la vida presente, seguiría siendo irracional, pero al menos no monstruosa como la idea de Karma y reencarnación. ¿Y por qué es monstruosa? Porque justifica toda injusticia, crimen o penuria e instala la responsabilidad en la víctima. Es cercana a la creencia de algunos grupos cristianos de que los pobres deben aceptar el destino que les tocó en suerte y esperar ser recompensados en el más allá. Pero la idea de Karma, pienso yo, es aun peor.

Es por esa creencia que en India se justifica el sistema de castas, donde el marginado no solo debe soportar la injusticia social sino que cargar con la idea de que fue él el causante de su desgracia por sus pecados en una vida anterior. O sea, que de acuerdo a este razonamiento la víctima no solo debe resignarse (como en el cristianismo) sino que además es completamente responsable de su adversidad. Esta es la fórmula perfecta para eternizar la injusticia, para estancar los cambios sociales. Y este asunto tiene aun otra arista, el concepto budista de Bodhisattva. Un Bodhisattva es alguien, un alma, que se embarca en una reencarnación difícil con el fin de alcanzar la iluminación, y también, muy importante, para ayudar a sus semejantes a alcanzarla. El Dalai Lama es considerado un Bodhisattva. Pero un Bodhisattva podría perfectamente reencarnar en una persona sin piernas, ciega y pobre para aprender del sufrimiento y a la vez enseñarle a los demás sobre la compasión. ¿Cómo se puede diferenciar a un Bodhisattva de una simple alma con mal Karma? no lo se, lo que sí sé es que la idea suena a algo tenebroso: la veneración del sufrimiento. El desdichado no solo no debe luchar por justicia, por el contrario, debe abrazar su suerte y tomarla como un don, o algo.

Shirley MacLaine se pregunta si los judíos exterminados por los nazis eran almas con mal Karma. ¿Qué tal si eran Bodhisattvas y debemos alegrarnos de que hayan aprendido de tan difícil reencarnación? Quizás ya se encuentran en el Nirvana ¿Y si Oskar Gröning estaba ahí para que se cumpliera el Karma de estas 200.000 almas, eso lo hace qué? Quizás entonces no solo no comparte responsabilidad criminal con los ejecutores, pero tampoco moral, como dice él, porque las víctimas son responsables de su sufrimiento. ¿O quizás su Karma es tan malo que va a reencarnar (le queda poquito) en un niñito con hambre? Quizás todos esos niñitos hambrientos son nazis reencarnados.

karma-tibet

“Karma, tienen lo que se merecen”

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