El secretario de Libertades Públicas del PSOE contó con el beneplácito de López Garrido para organizar un seminario en el Congreso que aboga por cortar el grifo a la Iglesia.
Álvaro Cuesta va cerrando etapas a una de sus obsesiones políticas: hacer realidad en todos los ámbitos la idea del Estado laico, poniendo en práctica la aconfesionalidad, eliminando todos los elementos de tradición religiosa en España.
El secretario de Libertades Públicas del PSOE ya se lanzó con su iniciativa de un "Estatuto de Laicidad" poco después de que José Luis Rodríguez Zapatero conformara gobierno tras las elecciones del 14-M. Fue en noviembre de 2004, cuando el diputado socialista y presidente de la Comisión de Justicia de la Cámara baja emplazó a su partido a que "de manera gradual" este principio se hiciera realidad a todos los niveles en el marco del ordenamiento jurídico que emana de la Constitución.
La propuesta provocó cierta polémica en los sectores más conservadores de la sociedad y puso en aviso a la Iglesia española por la financiación complementaria que recibe del Estado. El debate estaba servido para esta legislatura llegándose incluso a plantear desde La Moncloa por boca de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, que más de una vez ha venido cuestionando la sostenibilidad de la Iglesia católica con fondos públicos, un grifo que tiene que tender irremediablemente a su fin, considera el Gobierno.
La cosa quedó ahí, pero las ideas "revolucionarias" de Cuesta han seguido haciendo el caldo de cultivo. En enero pasado se creó el Grupo Federal de Laicidad y Libertad de Conciencia del PSOE, instando a cortar dicha financiación, con una primera iniciativa parlamentaria a los Presupuestos Generales del Estado que fue rechazada, pero que escamó mucho al clero.
Ahora, la propuesta ha sido un seminario "laico" que se ha celebrado este lunes en el Congreso a instancias del portavoz del Grupo Socialista Diego López Garrido, que junto con Cuesta, han oficiado de maestros de ceremonia. La jornada se celebra a diez días de la visita oficial del Papa Benedicto XVI a Valencia para el Quinto Encuentro Mundial de las Familias, que, por cierto, ha reservado una audiencia con el presidente del Gobierno (será la primera vez que se entrevisten), los Reyes y el jefe de la oposición Mariano Rajoy.
El objetivo de la jornada, que se presentó bajo el título La laicidad como marco para la libertad, era analizar junto con varios expertos la situación de las distintas religiones en España y la polémica financiación a la Iglesia Católica, temas éstos con los que el PSOE podría estar trabajando para su futuro programa electoral. Como ponentes invitados al seminario figuraban los catedráticos Dionisio Llamazares Fernández, Alfonso Pérez-Agote, Domingo Comas Arnau y Alejandro Torres Gutiérrez.
El debate está servido y ahonda un poco más el enfrentamiento Iglesia-Estado, sin olvidar que, en las propias filas del PSOE hay muchos en contra de seguir esta política de acoso y derribo a la Iglesia Católica española. Fue el propio Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando todavía era portavoz del Grupo en el Congreso, el que reconoció que Cuesta lidera la "corriente laicista" del PSOE que calificó, no obstante, de "pequeña". El ahora ministro de Interior también puso de manifiesto que "nuestros electores más fieles en los peores años de 1993 a 2000 eran católicos", lo que confirma ese grueso del electorado socialista-católico, cuyos mejores exponentes han sido, por poner un ejemplo, José Bono y el actual embajador de España en la Santa Sede y ex alcalde de La Coruña, Francisco Vázquez.
El último encontronazo con la Conferencia Episcopal Española (CEE), que se quedó finalmente en amago, fue el posible pronunciamiento de los obispos en cuestiones como la "unidad de España" planteada como un "bien moral" y las reformas territoriales, una Pastoral que no pasó de un simple pronunciamiento durante la Asamblea Plenaria que se celebró la semana pasada. La cosa también quedó ahí, pero la CEE no descarta hacerlo más adelante.