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Juan Cuatrecasas

Juan Cuatrecasas: «Esta comisión de investigación (del Defensor) es un rayo de luz y esperanza para las víctimas»

«No hay vuelta atrás»: El diputado, sobre la comisión de investigación del Defensor del Pueblo

«Espero claridad, contundencia, eficacia y que más allá de detalles académicos, importantes de por sí, queden reflejadas verdad y las responsabilidades que la jerarquía eclesiástica española parece no querer asumir como propias»

«Espero que los propósitos transmitidos por el propio Gabilondo, estructurados debidamente, sirvan de guión inaplazable para los poderes legislativo, ejecutivo y judicial»

«A las víctimas que aún se plantean si denunciar o no, les diría que es ahora o nunca»

«Las palabras de Gabilondo dejan claro que aún hay gente en la iglesia y fuera de ella que además de pasividad y negación, ven estos delitos como algo justificable»

«Asociación Nacional Infancia Robada está trabajando en una campaña a nivel europeo ‘Justice Initiative’ en compañía de fundaciones y asociaciones de más de quince países, que trata de hacer visible el necesario reconocimiento de la Infancia y la Adolescencia cuando el maltrato hace mella en sus personalidades. Cualquier tipo de maltrato»

Juan Cuatrecasas (1965), es fundador de la Asociación Infancia Robada, diputado socialista y padre del menor abusado en el colegio del Opus de Gaztelueta. En esta entrevista hablamos con él sobre los primeros pasos de la creación de la comisión de investigación del Defensor del Pueblo para investigar la pederastia en el seno de la Iglesia española, qué espera de ella y cuál es el futuro que augura tanto para las víctimas de abusos como para la Iglesia encubridora.

«Es un rayo de luz y esperanza al servicio de las víctimas y obliga al reconocimiento y reparación a los que durante décadas han ejercido de tapón a la justicia y la verdad», contesta, sin dudar. Y no es extraño, pues la Asociación Infancia Robada, que nació en 2019, lleva padeciendo años de ninguneo, aunque esta situación, lejos de hacerles desfallecer, parece haberles inyectado una fuerza descomunal.

Comisión de investigación del Defensor del Pueblo

«Espero claridad, contundencia, eficacia y que más allá de detalles académicos, importantes de por sí, queden reflejadas verdad y las responsabilidades que la jerarquía eclesiástica española parece no querer asumir como propias», afirma, rotundo. Tiene palabras para todos los implicados sobre este proceso que, claramente, también beneficia a la Iglesia porque la limpia:

Anima las víctimas que aún se plantean si denunciar o no: «Es ahora o nunca»

A los miembros de esta comisión: «Sé que van a hacer un trabajo firme, sólido y están preparados para ahuyentar miedos escénicos y presiones. Vamos a conseguir un antes y después. Las víctimas y supervivientes lo merecen»

A la jerarquía eclesiástica española: «Que colabore o no con el Defensor del Pueblo es un problema no sólo para las víctimas, sino para ellos mismos. Tienen la oportunidad, una vez más y van muchas, de aportar en positivo«

A los negacionistas: «Tienen dos opciones: o abandonar su negación y su actitud minimizadora y colaborar, o seguir jugando al avestruz, reforzando su condición de encubridores y en algunos casos también de cómplices. Es fácil, elijan».

«No hay vuelta atrás», es la conclusión de este hombre y de todas las víctimas que tras años de lucha incensante advierten que el camino recorrido tiene sus frutos gracias a la unión que, por primera vez en mucho tiempo, se revela generadora de una fuerza tangible.

Cuatrecasas
Cuatrecasas

-¿Qué valoración puede hacer de los primeros pasos de la creación de la comisión de investigación del Defensor del Pueblo?

-A título personal creo que como padre de una víctima y superviviente de pederastia en el ámbito de la iglesia y más concretamente víctima de un numerario y un colegio del Opus Dei, Gaztelueta, la valoración es muy positiva. Siempre digo que venimos de un desierto, de un solar, y esta comisión de investigación encaminada a un informe encomendado a Ángel Gabilondo por el Congreso de Diputados, sustanciada en un grupo de mujeres y hombres, es un rayo de luz y esperanza porque supone primero que una institución del Estado, Alto Comisionado para las Cortes Generales y Nacional de Derechos Humanos, casi nada, ponga su lupa y su actividad al servicio de las reivindicaciones de las víctimas y segundo que quienes durante décadas han ejercido de tapón a la justicia, la verdad, el reconocimiento y la reparación se vean obligados a dar varios pasos atrás y comienzan a ver ahora que su negligente gestión del litigio se funde como un cubo de hielo afectado por el sol del verano durante una ola de calor para dejar espacio a esa realidad que durante tanto tiempo ocultaron entre sus sotanas y sus oscuros oratorios.

Que el Defensor, sus dos adjuntas y este grupo de profesionales de diversos ámbitos, además del equipo de Ángel Gabilondo estén poniendo los ladrillos de ese muro de prevención, contención y reconocimiento, es una gran novedad que nos sirve de esperanza.

A título de miembro fundador de Asociación Nacional Infancia Robada, los propósitos transmitidos por el propio Gabilondo me parecen no sólo loables sino muy positivos y espero que sirvan en un futuro no muy lejano para que recogidos en un informe junto al contenido de los derechos que pedimos las víctimas, estructurados debidamente, sirvan de guión inaplazable para los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. Porque a la imagen de otros países de nuestro entorno como Francia y Suiza, España debe ponerse al día en el tratamiento de los casos de abusos y agresiones sexuales contra la infancia y la adolescencia y en el de los de maltrato en general. Hay parte del trabajo hecho, con la Ley Integral de Protección a la Infancia y la Adolescencia, pero queda mucho por hacer como es por otra parte lógico y razonable, ya que las leyes deben tener una prolongación en el tiempo y en ese punto estamos.

Como diputado creo que el haber logrado, con la única excepción de la ultraderecha, un consenso de todos los grupos del arco parlamentario, es ya un éxito de salida y en mi grupo, el socialista, estamos muy satisfechos de que esa PNL compartida con los nacionalistas vascos haya obtenido el beneplácito de la mayoría parlamentaria.

-¿Qué espera de esta investigación y el posterior informe?

-Espero claridad, contundencia, eficacia y que más allá de detalles académicos, importantes de por sí, queden reflejadas verdad y las responsabilidades que la jerarquía eclesiástica española parece no querer asumir como propias. En Asociación Nacional Infancia Robada nunca hemos sido anticlericales, muchos y muchas de nosotros y nosotras somos parte de esa religión cristiana y es precisamente por ese motivo por el que queremos ayudar a quebrar la impunidad, destruir el silencio y acabar con el cobarde negacionismo. Tres factores que, tramposos, han pretendido imponerse como una oscura sombra del maquillaje de cierta parte de la iglesia sin contar con los y las que desde hace ya una década llevamos denunciando en diferentes escalas el macabro juego al que nos han estado sometiendo delincuentes, encubridores y cómplices.
Espero y confío.

-¿Qué le diría usted a una víctima que aún se plantee la oportunidad de comparecer con el testimonio de su experiencia en la comisión de investigación del Defensor?

-Es necesario que todas las víctimas y supervivientes aporten, no ya como planteamiento individual sino porque a través de su testimonio realiza un servicio público para el beneficio personal y emocional de todo el grupo. Venimos de la nada, de un solar. Y es ahora o nunca cuando se nos da la oportunidad de contribuir a la prevención y al reconocimiento, reparación y acompañamiento de todas las víctimas y supervivientes que de un modo u otro han denunciado a día de hoy. Este es un gran brote verde que hay que abrazar para que se convierta en árbol fuerte y con grandes raíces para afrontar y dar solución a tanto dolor. Que lo hagan solas o acompañadas por terapeutas, en compañía de sus familias o de personas que hayan seguido su caso de cerca.

Incluso que si ellas no son capaces de afrontar la comparecencia, que lo hagan personas o asociaciones en su nombre. Pero ánimo a que lo hagan porque el modelo de investigación del Defensor ha planteado un resorte de sensibilidad impecable y de empatía incuestionable para que todas las víctimas puedan hacerlo, dar su testimonio personal en base a la pregunta cómo te sentirías reparado o reparada, que no hicieron por ti que crees debieran haber hecho en todos estos años. Hay que aunar esfuerzos para resolver tanta frustración, tanto dolor y tanta secuela. Y ahora es el momento. Por un lado están las responsabilidades no depuradas, pero en positivo la situación real de abandono a las víctimas es el principal objetivo a cumplir y desarrollar.

-La iglesia o al menos parte de su jerarquía sigue negando porcentajes y blindando su identidad frente a asociaciones y acusaciones, como valora a día de hoy esa actitud?

-A título personal creo que la iglesia está dividida en España en este tema. Lo que veo es mucha gente de base cristiana preocupada por la negligente actuación de sacerdotes encubridores, de religiosos que minimizan con actitudes negacionistas la realidad de la pederastia en la iglesia. Lo que en la Conferencia Episcopal de España se está maniobrando desde la oscuridad es una aberración. Incoherente con los principios cristianos, lamentable se mire como se mire. No es una simple opinión personal, sacerdotes como Hans Zollner por ejemplo lo han dicho sin tapujos.

Que la jerarquía eclesiástica católica española colabore o no con el Defensor del Pueblo es un problema no sólo para las víctimas, sino para ellos mismos. Que lo sepan o no es una simple cuestión de inteligencia y de generosidad. Las víctimas estamos motivadas y no dejaremos nunca de reivindicar nuestros derechos. Lo que ellos hagan o dejen de hacer con el tiempo, les pasará factura. Para bien o para mal. Esto no es una negociación por la compraventa de un inmueble. Esto es la resolución o no de delitos gravísimos cometidos contra el plano físico y emocional de niños y niñas, perpetrados en plena formación de sus personalidades, es una cuestión de salud pública y un gravísimo ataque contra los derechos humanos, los de la infancia y la adolescencia. Si la iglesia no quiere colaborar estará implicada en su propia autodestrucción.

Hay veces que cuando se nos acusa de querer acabar con la iglesia me planteo si no se dan cuenta de que ellos mismos desde su conducta de “poli bueno, poli malo” y de su abrasivo negacionismo son los que parecen querer acabar con la institución. Porque la mayoría de la sociedad civil está con las víctimas y cuando más grande se siga haciendo la bola, más les va a costar reconducir la situación. Tienen la oportunidad, una vez más y van muchas, de aportar en positivo. Nadie desea acabar con la iglesia, lo que queremos es limpiarla de tanta inmundicia estructural. En vez de machacar, deberían agradecernos el esfuerzo.

-Cómo interpreta las declaraciones de Ángel Gabilondo en El País cuando asegura que “hay gente trabajando activamente para que el informe de la comisión no salga adelante”.

-Pues como sé que Ángel Gabilondo lo va a interpretar en tono jocoso, le diría “Bienvenido al club”. Ahora en serio, es evidente que lo que trasciende de sus palabras es lo que muchas víctimas y supervivientes llevamos presenciando desde mucho tiempo atrás. Denunciar estos delitos contra la infancia y la adolescencia ha sido siempre visto como una heroicidad cuando en realidad es un derecho contemplado en nuestro sistema jurídico y además un acto de responsabilidad.

Que sea el Alto Comisionado para las Cortes Generales y la Institución Nacional de Derechos Humanos quien deje claro que observa sombras chinescas, personajes que actúan como tapón a la verdad y la justicia cuando por sus cargos de responsabilidad en la iglesia, deberían contribuir a la reparación y el reconocimiento de las víctimas de pederastia, es un gran paso adelante porque esas palabras de Gabilondo dejan claro que aún hay gente en la iglesia y fuera de ella que además de pasividad y negación, ven estos delitos como algo justificable, poniendo excusas y re victimizando a quienes los padecieron.

Gabilondo hace buena nuestra historia interminable de denuncia y además plantea sin rubor que hay actores que quieren seguir anclados en el silencio, la impunidad y la negación y minimización, esta última tanto en porcentajes como en daños.

Le cuento una anécdota, hace días un sacerdote me decía que para algunos obispos yo soy un ogro. Otro religioso me apodaba pit bull. Es curioso pero eso demuestra que no me conocen. Y también que si esas palabras fueran vertidas desde los pederastas aunque no las compro tendrían sentido. Cuando proceden de religiosos, obispos y sacerdotes que deberían estar del lado de las víctimas de modo incondicional, quiere decir que en su estructura mental algo no cuadra. Porque yo no soy un ogro para aquellos que denuncian estos delitos, que apoyan y entienden a las víctimas.

Quienes desde los alzacuellos y las sotanas así me consideran deberían buscar dentro de sí mismos el sentido de esos calificativos dirigidos a mi persona. El motivo de su terca resistencia a investigar con transparencia y sin condiciones estos delitos. Algo en sus intenciones íntimas, no va bien. Son incoherentes con el catolicismo y con el sistema jurídico y también con nuestra Constitución.

Gabilondo observa movimientos orquestales en la oscuridad, las víctimas y supervivientes también y desde hace ya muchos años, cuando algunos de nosotros y nosotras dimos inicio desde la inercia de una situación aberrante de indefensión a este proceso lento pero irreversible de reconocimiento y en aras de una necesaria política de prevención. Porque se nos ha vilipendiado, aún se sigue haciendo, se nos ha silenciado y cuestionado, pero desde la unidad de grupo hemos seguido inalterables, aún con rabia e impotencia por el desprecio, persiguiendo un objetivo y este va camino ahora de lograrse. Esperamos y confiamos.

-Recomendaciones al Defensor y a su equipo y miembros de la comisión.

-Pues que sé que van a hacer un trabajo firme, sólido y que todas las mujeres y todos los hombres que han sido seleccionadas y seleccionados en base a muy buena reflexión y con criterios más que razonados, están allí para dar todo por esta encomienda de las Cortes Generales al Defensor. Que me consta que su trayectoria antes de llegar aquí es impecable en cuanto a trabajo con el maltrato a la infancia y que nos tienen a su disposición para avanzar. Entiendo que es una gran responsabilidad pero que están preparados para ahuyentar miedos escénicos y presiones. Que sepan que Asociación Nacional Infancia Robada está en esa misma línea y que tantos años de trabajo y esfuerzo no van a caer en saco roto. Y sobre todo, una recomendación: paciencia, sensibilidad, humanidad y empatía. Sabemos que lo van a hacer lo mejor que sepan y puedan y con la garantía de sus conocimientos, los de todas las unidades de trabajo que van a tomar parte en la investigación y en la redacción del informe, y con nuestra contribución individual y colectiva, vamos a conseguir un antes y después. Las víctimas y supervivientes lo merecen.

-Por lo que parece ha llegado el instante de que no solo las víctimas de pederastia eclesiástica sino también las de otros ámbitos sociales tengan reconocimiento y reparación y se articulen medidas para prevenir y también para ayudar a quienes sufrieron estos delitos.

-No le quepa duda. En Asociación Nacional Infancia Robada llevamos años atendiendo y ayudando a víctimas y supervivientes de todos los ámbitos. No solo de la Iglesia. Fui presidente de la asociación y durante mi etapa al frente atendí a muchas mujeres y hombres que me relataron por propia voluntad y sin interrupciones ni preguntas por mi parte sus testimonios llenos de dolor e impotencia. Sé que en esta gestión del Defensor, así lo hizo saber él mismo durante su reciente intervención en la comisión parlamentaria, también se les va a escuchar si ellos y ellas lo desean.

La Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia aprobada en junio de 2021 fue un gran inicio para constatar que desde los poderes públicos no hay actitud de pasividad frente a estos gravísimos delitos. Seguimos trabajando, a veces nos gustaría a todos, políticos, asociaciones, ir más rápido pero no siempre es posible máxime cuando hemos atravesado por el camino una pandemia inédita y sus consecuencias sanitarias y económicas, ahora una terrorífica invasión sangrienta de un país. No son excusas, solo realidades, agentes que influyen y con los que no contábamos.

Seguimos trabajando y que todos tengan claro que lo hacemos a diario sin desfallecer. En esa dirección Asociación Nacional Infancia Robada está ya trabajando en una campaña a nivel europeo que con el nombre Justice Initiative y en compañía de fundaciones y asociaciones de más de quince países, trata de hacer visible el necesario reconocimiento de la Infancia y la Adolescencia cuando el maltrato hace mella en sus personalidades. Cualquier tipo de maltrato, sea físico, sexual, de conciencia. Es una campaña amplia y holística, que ya está dando pasos muy positivos y que seguirá haciéndolo. La presidenta de la asociación y algunos miembros de la junta directiva están volcados con este proyecto del que se darán detalles cuando sea óbice.

Para que, como dijo el poeta latino Juvenal Que, ni una palabra ni una mirada obscena manchen la casa en donde haya un niño.

-Por último qué les diría a quienes siguen negando esta dura y a veces oculta realidad.

-Que no hay vuelta atrás, que semanalmente en Asociación Nacional Infancia Robada seguimos recogiendo testimonios de personas que sufrieron estos delitos y que nuestra motivación es clara, innegociable y que nunca nos vamos a detener. Tienen dos opciones: o abandonar su negación y su actitud minimizadora y colaborar por el bien no solo de las víctimas y supervivientes sino de la propia iglesia, o seguir jugando al avestruz faltando al respeto de las víctimas y supervivientes de un modo vergonzoso que por si no se han dado cuenta solo contribuye a manchar su propia imagen, reforzando su condición de encubridores y en algunos casos también de cómplices de un delito terrible. Es fácil, elijan. No hace falta ser filósofo o teólogo para saber qué es lo correcto y que no lo es.

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