Tanto los norteamericanos como los británicos presionaron a Franco para que aflojase la intolerancia hacia otras confesiones religiosas en la España nacionalcatólica, especialmente en relación con los protestantes.
A principios de 1953 la prensa británica y norteamericana se hizo eco de lo que ocurría en España a raíz de una investigación realizada por un destacado miembro de un Semanario Teológico Baptista suizo.