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HRW denuncia desmantelamiento de mezquitas en China para restringir práctica del islam

La organización Human Rights Watch (HRW) publicó hoy un informe en el que asegura que el Gobierno chino está “reduciendo significativamente” el número de mezquitas en las provincias occidentales de Ningxia y Gansu, «en clara violación del derecho a la libertad de religión».

El informe, titulado ‘China: Mezquitas cerradas, arrasadas y alteradas en zonas musulmanas’, asevera que las autoridades chinas han “desmantelado, cerrado, demolido y convertido mezquitas para uso secular como parte de sus esfuerzos para restringir la práctica del islam”.

“Las autoridades han eliminado elementos arquitectónicos islámicos, como cúpulas y minaretes, de muchas otras mezquitas. No las está ‘consolidando’, como afirma, sino que las está cerrando en violación de la libertad religiosa”, asegura en el documento Maya Wang, directora en funciones para China de la oenegé.

El organismo también indica que el Gobierno ha estado “consolidando” mezquitas particularmente en las provincias de Ningxia y Gansu, que tienen las poblaciones musulmanas más altas de China después de la de Xinjiang, donde, desde 2017, dos tercios de sus mezquitas ya habrían quedado destruidas.

En el informe, HRW también afirma haber verificado imágenes publicadas en línea por musulmanes de la etnia hui residentes en varias aldeas de Ningxia, y documenta el caso de cuatro mezquitas que han sufrido una destrucción significativa.

Aunque la oenegé no determina el número de mezquitas cerradas o reutilizadas para otros propósitos, cita otros informes que aseguran que un tercio llevan cerradas desde 2004 en Ningxia.

“En documentos internos, y aunque puede haber excepciones, se afirma que ‘debería haber más demoliciones (de mezquitas) que construcciones’”, recoge HRW.

Estas medidas contra las mezquitas “a menudo tienen lugar cuando el Gobierno chino reubica a los aldeanos de estas áreas”, según HRW.

La oenegé recoge también testimonios como el de Ma Ju, un activista musulmán de la minoría hui -ahora radicado en Estados Unidos-, quien asegura que algunos musulmanes hui se han opuesto a estas políticas “a pesar de la censura del gobierno”.

“La gente también ha protestado por los cierres y demoliciones de mezquitas, así como por la retirada de cúpulas y minaretes en Ningxia, Gansu y otras regiones musulmanas hui, como Qinghai y Yunnan”, según HRW.

Según Ma Ju, el Gobierno busca disuadir a la gente de ir a rezar: “Después de eliminar los minaretes y las cúpulas, los gobiernos locales empiezan a eliminar cosas que son esenciales para las actividades religiosas. También controlan la asistencia, al principio revisando los documentos de identidad. Luego instalan cámaras de vigilancia… y cuando la gente deje de ir, usarán eso como excusa para cerrar las mezquitas”, señala.

De acuerdo con la directora Wang, los cierres de mezquitas “forman parte de un esfuerzo sistemático para frenar la práctica del islam en China”, y denuncia que el Partido Comunista Chino (PCCh) se ha convertido en el “árbitro de la vida espiritual de las personas”.

Según la ONG, desde 2016, cuando el presidente chino, Xi Jinping, pidió la “sinización” de las religiones, el control estatal sobre la religión se ha fortalecido.

HRW pide al Gobierno chino que revierta esta campaña y que libere a los detenidos por criticar pacíficamente o protestar contra políticas tan restrictivas.

«Las políticas de sinización del gobierno chino muestran un desprecio general por la libertad de religión no sólo de todos los musulmanes en China, sino de todas las comunidades religiosas del país», remata Wang.

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