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Honor a las maestras de la República

Las maestras republicanas se emplearon a fondo para trabajar en «una educación pública, obligatoria, gratuita, activa, laica, bilingüe y solidaria que intentaba terminar con la discriminación de siglos por sexo o clase social».

En la pasada edición de los Premios Goya, Las maestras de la República, de Pilar Pérez Solano, se llevó un Goya al mejor largometraje documental. El film, propiciado por FETE-UGT, trata de mostrar el valor y el entusiasmo de las maestras –muchas de ellas, militantes del sindicato- que adoptaron como propósito en la vida modernizar la enseñanza y llevarla a los que no tenían acceso a ella, en las aldeas más olvidadas, usando los métodos más renovadores.

Fueron, además, luchadoras activas por los derechos que tenían vetados las mujeres. Claro que hubo maestros que también contribuyeron a mejorar la situación de la enseñanza pero ellas dedicaron su vida entera a esa tarea de héroes, partiendo de posiciones menos ventajosas, si es que se puede hablar de ventajas cuando se habla de la escuela de aquella España.

El caso es que no se sabe mucho de estas maestras, especialmente de las que ejercieron en las zonas rurales. Sus nombres han estado ocultos en los archivos que sobrevivieron a la Guerra Civil, sus rostros, en los álbumes de fotos familiares, en el olvido histórico de la sociedad española, poco proclive a indagar en su propia biografía, en las pequeñas cosas de la vida de las personas que no son captadas por no haber protagonizado las grandes hazañas de la historia.

Poco a poco, diversos investigadores han ido desentrañando los silencios y revelando los rostros de estas mujeres. Es interesante pasarse por el blog Maestras republicanas, donde pueden leerse algunas biografías recuperadas.

Recuerdo un par de novelas de Josefina Rodríguez Aldecoa,  maestra antes que novelista, Historia de una maestra (Alfaguara, 2006) y Mujeres de negro (Anagrama, 1999), que contaban el ambiente de los últimos años de la República y de la represión franquista. Aldecoa, hija y nieta de maestras, aprendió de sus antecesoras los valores de la Institución Libre de Enseñanza y los puso en práctica, en pleno franquismo, al fundar su colegio Estilo (1959), aún en funcionamiento.

La película de Pérez Solano recoge fragmentos de esos libros, así como testimonios directos de supervivientes, de las exiliadas en México, y de seminarios e investigaciones en los que se han comprometido tanto FETE UGT como la Fundación Pablo Iglesias, desde hace años. De esos trabajos se nutre un libro, Las maestras de la República,  publicado por Catarata con la colaboración del sindicato ugetista de enseñanza y la Pablo Iglesias.

Como dice Salvador Clotas en el prólogo del libro, las maestras republicanas se emplearon a fondo para trabajar en “una educación pública, obligatoria, gratuita, activa, laica, bilingüe y solidaria que intentaba terminar con la discriminación de siglos por sexo o clase social”. Con la guerra y el advenimiento del largo periodo franquista, estas mujeres fueron represaliadas, en cierta medida de manera más insidiosa que sus compañeros varones, aunque es cierto que en menor número, algunas con más suerte que otras.

Las que lograron salir al exilio mexicano fueron seguramente las más afortunadas. Otras, como la palentina Isabel Esteban Nieto (1983-1936) fue fusilada por sus ideas laicas y, tres años después de muerta, suspendida de empleo y sueldo y bajada de categoría en el escalafón. Ni siquiera se han podido encontrar sus restos. Pero no es un caso único por desgracia.

Angeles García Palacios, maestra rural depurada, recobró su puesto en 1977 con la Ley de Amnistía y pudo ejercer aún algunos años hasta jubilarse. Murió en 1982. Su delito: trabajar con los mimbres de la Escuela Nueva y las ideas de Montessori y Claparède, entre otros pedagogos.

La Segunda República fue bautizada como la república de los maestros por la enorme importancia que le dio a la escuela, especialmente a la enseñanza primaria, conscientes, aquellos administradores, de lo fundamental de lo aprendido en la infancia, exactamente lo que países exitosos en esta materia –como Finlandia- están haciendo en la actualidad.

En fin, el libro, de varios autores, recuerda los versos de Machado en el homenaje a Giner de los Ríos: “Sed buenos y no más. Sed lo que he sido para vosotros: alma”. Y ese alma se trató de conseguir implantando el Plan Profesional, creando los Centros de Colaboración y las Semanas Pedagógicas, de formación continua, y organizando Cursillos de Selección de esos maestros. Y alma fue lo que las maestras infundieron en sus escuelas, el elemento que les infundió coraje y que imprimieron en aquella escuela esperanzadora y malograda por la guerra.

El libro reúne prácticamente cuanto se sabe de estas valerosas mujeres desde distintos puntos de vista: la escuela rural, la guerra, la represión, el exilio, etc., con textos originales recogidos por diarios y escritos de algunas de estas maestras que contribuyen enormemente a hacerse una idea de las dificultades y las proezas que llevaron a cabo de manera realmente abnegada. Un homenaje para ellas.

maestras republica UGT

Una de las imágenes del documental Maestras de la República. / ugt.es

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