Manuel Curros Enríquez (1851-1908) fue un poeta en lengua gallega, aunque aquí traemos un texto en castellano, miembro destacado del Rexurdimento, y que se destacó por un gran sentido social. Fue protagonista de un polémico conflicto con la Iglesia en la década de los años ochenta del siglo XIX cuando el obispo de Orense, Cesáreo Rodrigo Rodríguez, denunció al escritor por “herejías y ataque a la religión”. Publicó un edicto condenando el libro Aires da niña terra por considerar que contenía proposiciones heréticas, blasfemas y escandalosas. La justicia secuestró la obra, los moldes de imprenta serían destruidos y el poeta fue procesado por delito contra el libre ejercicio de la religión. Fue condenado a dos años de prisión en Orense, aunque luego sería absuelto en La Coruña cuando se apeló la sentencia. Fue defendido por el político y jurista Luciano Puga Blanco, un personaje gallego fundamental de la jurisprudencia, que llegó a fiscal del Tribunal Supremo, y también estuvo en el Congreso de los Diputados y el Senado.
Pues bien, traemos en la colección de materiales para la historia del laicismo el siguiente himno:
A la conciencia libre
“Himno
Coro.
Espíritus libertos,
del dogma triunfadores,
¡ceñid iras el combate
laurel reparador!
Ya en cielo y tierra muertos
Tiranos y opresores,
el himno del rescate
resuena en muestro honor.
No bien la luz primera
prestó al abismo galas
y al alma audaz sus alas
tendió por la amplitud,
celoso de su vuelo,
que á su poder fué azote,
sumióla el sacerdote
en honda esclavitud.
Trocó su verbo en queja
y en cárcel su palacio:
le limitó el espacio,
sus ojos apagó,
y, tregua ignominiosa
de su eternal martirio,
al resplandor del cirio
con salmos la arrulló.
Mas ¡ah! que el pensamiento
luchó… luchó sin calma
y al fin rompió del alma
la cárcel secular.
¡De hoy más en su tormento
no agotarán su encono,
Felipe sobre el trono,
Arbués sobre el altar!
Conciencia redimida
do nuevo á Dios te lanza,
y digna tu venganza
de tu persecución.
La sangre haz de tus mártires
que á tus verdugos llegue
y en ondas les anegue
de amor y de perdón.
¡Hosanna! ¡Hosanna! ¡Hosanna!
Por saludar tu día
desde su hoguera impía
so alzan Giordano y Huss;
y por cantarte dejan
su potro Galileo.
su roca Prometeo,
su Gólgota Jesús.
Coro
Espíritus libertos,
del dogma triunfadores,
¡ceñid iras el combate
laurel reparador!
Ya en cielo y tierra muertos
Tiranos y opresores,
el himno del rescate
resuena en muestro honor.”
Fuente: Las Dominicales del Libre Pensamiento, número del 6 de enero de 1893.