Mediante una carta, la titular de Madres de Plaza de Mayo expresó su preocupación por las palabras del Sumo Pontífice, quien le pidió a los detenidos en las cárceles «dirigir sus pensamientos y oraciones al Padre para que su misericordia convierta las rejas en experiencia de libertad».
La titular de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini , le envió una carta al Papa Francisco en la que expresa su «preocupación» por las palabras del Sumo Pontífice, quien le pidió a los detenidos en las cárceles «dirigir sus pensamientos y oraciones al Padre para que su misericordia convierta las rejas en experiencia de libertad».
La carta fue leída hoy al término de la tradicional marcha de las Madres, a la que Hebe no asistió «por algunas cuestiones personales». «Se está organizando porque tiene varios viajes en los próximos días: a Mar del Plata y a Rosario, entre otros», manifestaron desde la Asociación.
En la carta, Hebe de Bonafini expresa que le asusta pensar que Dios llegue tan tarde, y cuestiona, entre otras cosas, «¿Por qué cuando torturaban con los más salvajes métodos, llevando a algunos de nuestros amados hijos a las llamadas «fiestas de torturas» Dios no estaba para frenar a los feroces torturadores?» y «¿Dónde estaba Dios cuando aviones cargados arrojaban vivos a nuestros hijos al mar?».
Para concluir, la presidenta de Madres le pide a Francisco que le responda ya que, dijo: «La Iglesia sigue sin hablar de nuestros 30.000 hijos e hijas que murieron solos y abandonados».
LA CARTA COMPLETA
Estimado Papa Francisco:
Le escribo hondamente preocupada. Primero, por el pedido de una parte de la Iglesia argentina de perdón y reconciliación; y segundo por sus palabras comenzando el Año del Jubileo con respecto a que en las capillas de las cárceles los detenidos podrán ganar la indulgencia. Textualmente usted dice: .»Y cada vez que atraviesen las puertas de sus celdas dirigirán sus pensamientos y la oración al Padre y pueda este gesto ser, para ellos, el paso a la Puerta Santa para que la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, sea capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad».
Papa Francisco: me asusta pensar, como cristiana, que Dios llegue tan tarde y me pregunto: ¿Por qué cuando torturaban con los más salvajes métodos, llevando a algunos de nuestros amados hijos a las llamadas «fiestas de torturas», Dios no estaba para frenar a los feroces torturadores?
Me desespera pensar y me sigo preguntando: ¿Dónde estaba Dios cuando aviones cargados arrojaban vivos a nuestros hijos al mar? Le recuerdo que los que armaban estos vuelos y los conducían, al volver a tierra eran perdonados por algunos sacerdotes que se justificaban diciendo que era para salvar a la patria. ¿Dónde estaba Dios cuando hacían parir a madres atadas, que luego eran asesinadas y les robaban a sus hijos? Me sigo preguntando: ¿El Año del Jubileo servirá para que la indulgencia le llegue a estos feroces asesinos y a sus cómplices?
Papa Francisco, le pido por favor que me responda ya que la angustia me invade y siento que la Iglesia sigue sin hablar de nuestros 30.000 hijos e hijas que murieron solos y abandonados en campos de concentración.
Disculpe el atrevimiento.
Hebe de Bonafini
Presidenta de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo.