Descargo de responsabilidad
Esta publicación expresa la posición de su autor o del medio del que la recolectamos, sin que suponga que el Observatorio del Laicismo o Europa Laica compartan lo expresado en la misma. Europa Laica expresa sus posiciones a través de sus:
El Observatorio recoge toda la documentación que detecta relacionada con el laicismo, independientemente de la posición o puntos de vista que refleje. Es parte de nuestra labor observar todos los debates y lo que se defiende por las diferentes partes que intervengan en los mismos.
La religión no debería constituirse en la legitimadora de la política. En eso consiste la laicidad. La primera es un derecho individual, privado, inalienable, que debe ser absolutamente respetado por la segunda.
Sin embargo, en la medida en que la práctica de la política debería ser expresión máxima de la ética, los valores religiosos son muy importantes, porque ellos construyen determinadas visiones éticas sobre la vida.
De similar manera, el contenido ético de la política tampoco tiene que estar asociado a la religión. El ateísmo, el cual puede ser asumido individualmente por cualquier persona como un derecho inalienable, de manera alguna elimina la ética.
Concretando más lo que intento decir, las iglesias y los partidos políticos, en sus respectivas prácticas, deben ser independientes entre sí. Cuando esto no se logra, el Estado laico no puede existir y la democracia no sería posible o al menos muy limitada, ya que el ejercicio del poder político siempre estaría subordinado al poder religioso, eclesiástico, para ser más preciso. Un Estado adscrito a una religión específica, es decir un Estado confesional, termina eliminando la democracia.