En 2012, el entonces presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, recibió una amenaza de Boko Haram con la exigencia de que se convirtiera al islam o que renunciara. Jonathan hizo lo que cualquier jefe de Estado camandulero haría: se refugió en la oración.
La semana pasada supimos Jonathan pagó más de 2.2 millones de naira (casi £ 8 millones de libras esterlinas) en cadenas de oración:
El exdirector ejecutivo de la Corporación Nacional de Petróleo de Nigeria, NNPC, Aminu Baba-Kusa ha informado a un alto tribunal de la capital federal, FCT, que el Presidente inmediatamente anterior, Goodluck Jonathan gastó más de N2.2 mil millones en oraciones contra Boko Haram.
Baba-Kusa dijo que Jonathan gastó la enorme cantidad en oraciones especiales en Nigeria y Arabia Saudita en su intento de expulsar a la insurgencia, y agregó que el desembolso fue a través de la Oficina del Asesor Nacional de Seguridad, NSA.
Baba-Kusa dijo: «Me acerqué al antiguo NSA y discutí los problemas de Boko Haram y sugerí que había la necesidad de las oraciones y él lo consideró y aceptó en 2013, cuando llegó por primera vez a la oficina.
«Yo personalmente patrociné a muchas personas a nivel local y a algunos pocos en Arabia Saudita. Algunos fondos se pagaron más adelante en nuestras empresas, que le pagamos a algunos de los mallams.
¿Y cómo resultó eso? Pues, entre 2013 y 2014, Nigeria tuvo uno de los números más altos de muertes por terrorismo en el mundo — es lo que pasa cuando se destina el dinero de los contribuyentes a promover la creencia en amigos imaginarios en vez de tomar decisiones basadas en la realidad.
¿Cuántas muertes se habrían evitado si Jonathan hubiera destinado esa cantidad de dinero (¡¡£ 8 millones de libras esterlinas!!) en proteger a la población, incrementar el pie de fuerza y la dotación del ejército o mejorar los servicios de contraterrorismo de su país?