El asesor principal del Congresista de la República Roberto Angulo, Ricardo Milla, tuvo que juramentar ante una comisión del Congreso el día de hoy. Lo que le sucedió es de antología. Si todavía nos preguntamos si el Perú es un Estado laico, esto debería ayudar a responder la pregunta…
Escribe Ricardo Milla en su Facebook.
«Acabo de pasar por una experiencia peculiar.
No estoy seguro de que dios exista. Soy católico, por bautizo. Pero no concuerdo con el 99% de las estupideces de la Iglesia Católica. Igual, digo que soy católico. Un «católico» agnóstico que cree que cree en dios y que está a favor del matrimonio igualitario y del no-matrimonio; a favor del aborto en casos de violación y de cualquier otro caso que la mujer considere para hacerlo; de la legalización de las drogas y su control estatal; de la eutanasia y la libertad individual; etcétera. Soy un hereje.
Bien. Hoy tenía que juramentar ante una comisión del congreso para permanecer en la sesión reservada de la misma. Entonces, pasaron hechos curiosos. Primero, me dijeron que habían hecho una fórmula especial para mí -cito a la presidenta- «porque no eres católico». Segundo, uno de los miembros técnicos del despacho de la comisión me preguntó por qué no iba a juramentar delante del crucifijo y la Biblia, si era ateo o cristiano, etc. Le respondí que soy católico, pero que el Estado peruano es laico. Y me replicó: «pero ¿ante quién vas a responder si cometes una infidencia?» Le dije: «ante las leyes y la Constitución del Perú». En ese momento me dio un sermón típico de «dios todo lo ve, es un ser supremo más allá de todo, más allá de las leyes; él nos ama y protege; solo él nos puede juzgar». Mientras decía eso, tocaba la cruz griega que pendía de su cuello. Yo la miraba con cara de póker. «Entonces, ¿tú mismo te das las leyes?» La respuesta era obvia. No cité a Kant porque bueno… Al final me dijo: «vas a la iglesia y rezas, pero no crees en dios, o sea, no lo sientes; bueno, eso me parece». No voy a la iglesia a rezar, no me interesa sentir algo en ese aspecto y a ella qué le importa lo que haga con mi vida espiritual. En fin.
Tercero, la congresista que presidía la sesión dijo: «a ver, los que son católicos, a juramentar». Juramentó su asesor. Con crucifijo delante suyo y con mano sobre la Biblia. Luego dijo: «ahora los cristianos, ateos y que no van a jurar, sino prometer». Me acerqué y le dije: «soy católico, pero respeto la constitución». Ante eso el congresista Belaunde me dijo: «¿eres ateo? Entonces, ¿por qué no ante el crucifijo? ¿Ah? ¿Estado laico?«. Juré, no prometí. Mientras iba a mi sitio, el congresista Tubino decía: «el Estado no es laico, eso no sale en la constitución; reconocemos a la iglesia católica…». El resto lo dejé de escuchar.
Me sentí ante el tribunal de la Inquisición.
Si eso no fue bullying, si eso no fue un acto de discriminación, al menos lo que sí fue, fue una serie de hechos conservadores concatenados que insultan la razón. Ese congreso tenemos».