Es justo esta semana hacer una reflexión sobre el Estado laico. El próximo domingo se celebrará el aniversario del natalicio de Benito Juárez García, a quien debemos las Leyes de Reforma que entre otras cosas sentaron las bases de la República Mexicana.
Después de 1850, las leyes Juárez (1855), que suprimió los fueros del clero y ejército y declaró a todos los ciudadanos iguales ante la ley; Lerdo (1856), que obligó a las corporaciones civiles y eclesiásticas a vender casas y terrenos que no estuvieran ocupando a quienes arrendaban para que esos bienes produjeran mayores riquezas; Iglesias (1857), que prohibió el cobro de derechos y obvenciones parroquiales, el diezmo; así como la nacionalización de los bienes del clero, el matrimonio civil y la ley de libertad de cultos, sin duda terminaron con el predominio de una Iglesia que había apoyado a los conservadores que habían traído a Maximiliano a México.
En pleno siglo XXI, con la llegada de la derecha a la Presidencia, decenas de frentes se han abierto para cuestionar la viabilidad del Estado laico. De manera soterrada y cada vez menos, la Iglesia y los conservadores van minándolo.
Funcionarios públicos panistas que hacen gala de su militancia religiosa en su cargo, y no sólo eso, sino que además imponen sus creencias por encima de lo que la Constitución establece; servidores públicos priístas que por cuestiones electorales deciden no aprobar leyes que garanticen la permanencia del Estado laico; representantes perredistas que se olvidan de su formación progresista (si los hay) y sin rubor proponen abiertamente minar el Estado laico y regresar al país a las condiciones que vivía hace 160 años. Son sólo unos cuantos ejemplos del atraso y degeneración en que está acabando la clase política mexicana.
Es buen momento para impulsar un debate sobre el Estado laico y sobre la necesidad de avanzar en la conformación de un programa nacional que permita responder, este año del bicentenario de la Independencia y del centenario de la Revolución, a las urgentes necesidades que padece el país.
Mongolia contra los Abogados Cristianos · por Aníbal Malvar
A lo largo de mi ya viejuna e infértil trayectoria periodística, he tenido oportunidad de entrevistar a millardos…