La España actual, con el poder de la Iglesia católica cada vez más diluido, ha enterrado los nombres de vírgenes para las mujeres y los de José y Jesús para los hombres, según destaca hoy un análisis de investigadores del CSIC. De los 10 nombres más populares para niñas en la década de 1960, nueve eran de vírgenes: María del Carmen, Ana María, María Dolores, María del Pilar, María José, María Teresa, María Ángeles, María Isabel y Rosa María. Esos nueve nombres, más Isabel, identificaban al 21% de las nacidas. En las niñas de la primera década del siglo XXI, en cambio, solo permanece María, en primer lugar, seguido por otros nueve nombres sin influencia mariana: Lucía, Paula, Laura, Marta, Alba, Sara, Andrea, Claudia y Carla.
“Poco antes del inicio de esta etapa fecunda [la década de 1960], el papa Pío XII había promulgado su encíclica Ad Caeli Reginam (1954), dedicada a la Virgen María. Una hipótesis verosímil para explicar la proliferación del nombre María es que su exhortación final pudo ser asumida por obispos y curas párrocos, de forma que trasladaron su entusiasmo mariano a todas las niñas que se acercaron al bautismo, que en esa época eran todas”, explican los autores del análisis, encabezados por el investigador Antonio Abellán, del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
Los científicos han estudiado el Padrón Continuo del Instituto Nacional de Estadística, que permite analizar los cambios en los nombres de las personas residentes en España. Sorprende también la desaparición de José y Jesús, dos nombre fundamentales en el Cristianismo que en la década de 1930 ocupaban el primer y el décimo puesto respectivamente en la lista de los 10 más populares. De cada 100 nacidos, nueve se llamaban José. En el siglo XXI, los 10 nombres masculinos más utilizados son Alejandro, Daniel, Pablo, David, Adrián, Álvaro, Javier, Sergio, Carlos e Iván.
Los investigadores destacan que “los nombres más populares de nuestros abuelos fueron más frecuentes que los nombres más populares de nuestras abuelas”. En la década de 1930, los 10 nombres más utilizados sumaban el 40% del total en los niños, frente al 29% de las niñas. “La concentración masculina a lo largo del siglo XX pudo reflejar una tradición de sagas familiares: el varón representaba la continuidad de la familia, la propiedad, el negocio, etcétera, y el nombre venía más determinado, era menos variable”, señala en un comunicado Isabel Fernández Morales, también del Instituto de Economía, Geografía y Demografía. En el siglo XXI, sin embargo, la tendencia se ha invertido. Los 10 nombres de niña más populares alcanzan el 22% del total, frente al 20% de los niños.