La jerarquía eclesiástica navarra ha obrado un peculiar milagro: unir a gentes ideológica y teológicamente muy dispares en la denuncia de la diócesis, a la que acusan de haberse apropiado “por el precio de una campana” de más de mil bienes que desde tiempo inmemorial pertenecían a la comunidad que los levantó y mantuvo. Historiadores, juristas, periodistas, sacerdotes y representantes públicos de varios pueblos constituyeron en 2007 la Plataforma de Defensa del Patrimonio Navarro con el objetivo de documentar uno a uno todos los casos de inmatriculación por parte de la Iglesia de esos bienes -inmuebles, pero también muebles- que hasta no hace mucho habían sido “de todos”. Todo ese trabajo que, como es lógico, tiene como fin último reclamar la devolución de lo que entienden ilegalmente apropiado, se acaba de volcar en un libro elaborado en auzolan, que el colectivo Altaffaylla ha publicado bajo un contundente título: Escándalo monumental.
El presidente de la Plataforma, Pedro Leoz, madrugó el pasado sábado para llegarse hasta Durango y contar a los oyentes de MQP los pormenores de la actuación que ha convertido al Obispado de Pamplona en la primera inmobiliaria navarra. Además de haceros una idea de lo ocurrido, en la conversación comprobaréis la calidad humana y la coherencia de este sacerdote ahora alejado de la Iglesia oficial. Pese a que su lucha le ha salido cara, él está orgulloso de haberla emprendido.
Una aclaración importante: la Plataforma no es un movimiento anticlerical. De hecho, propugna que, una vez devueltos, los edificios y los bienes continúen siendo utilizados para el culto religioso.