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«En la sociedad actual ha cambiado la manera de entender la religión»

Entrevista a Fortunato Mallimaci sociólogo

El mundo actual es predominantemente laico, ¿se ha modificado la manera de concebir la religión?

En el mundo contemporáneo prima una toma de distancia de las instituciones religiosas. Hoy la gran mayoría de las personas -tanto en América Latina, Estados Unidos, Asia, Africa y en numerosos países de Europa- sigue manifestado su religiosidad. Lo que sí ha cambiado es la manera de entender la religión, de vincularse con las autoridades y las prácticas que llevan adelante. Por eso, hoy no hay que preguntarnos si hay más o menos religiosidad, sino de qué nuevas formas las personas que se dicen creyentes recrean la manera de relacionarse con sus dioses.

En este contexto, ¿cuáles son las nuevas formas de religiosidad?

Podemos ver que una de las maneras que va creciendo es aquella que hemos denominado “creer por su propia cuenta”, creer sin pertenecer, cuenta propismo religioso. Es decir, la mayoría de las personas se dicen católicas, judías, evangélicas o islámicas sin la necesidad de seguir ni las normas ni los preceptos que hacen sus autoridades. Creen sin pedirle permiso al sacerdote, al rabino o al pastor. Creen a su manera, y esto es una gran transformación de las creencias en pleno siglo XXI. La otra forma que se da es la de una doble perspectiva: aquella gente que siente al mundo actual como una amenaza, como un peligro, que ante la falta de Dios los cataclismos están llegando a la sociedad. Entonces, hay un grupo de gente que busca una religiosidad de fuerte identidad, de fuertes certezas, de creencias para toda la vida. Busca quiénes son sus enemigos a nivel local e internacional. Hay un grupo importante de personas que -dada la crisis de los partidos, los sindicatos, la educación y numerosas memorias e identidades- quieren encontrar esas certezas en los grupos religiosos, muchos de ellos muy cercanos a la autoridad eclesiástica. Tienen fuerte presencia en los medios y salen a hacer denuncias. Por otro lado, hay otras personas que se sienten religiosas, pero quieren construir mucho más en presencia de la sociedad civil, con movimientos sociales, desde la perspectiva de acompañar las transformaciones que hay en la sociedad actual. Estos tres tipos: de certezas, de acompañar a la sociedad civil y de creer por su propia cuenta configuran hoy las principales maneras de creer de una Modernidad que no ha dejado de ser religiosa, sino que crea sus propias religiones.

¿Qué presencia entonces tienen las religiones en la era contemporánea?

Todas las religiones buscan tener una presencia en la sociedad, llevar su ética al mundo. Desde afuera y desde adentro del mundo, desde el punto ascético, desde el punto místico, siendo profetas, magos. Hay una enorme diversidad en la cual las religiones buscan tener presencia en el mundo. En este sentido, hay que tener cuidado porque mucho tiempo las ciencias sociales consideraron que las religiones solo tenían razón de ser en el ámbito de lo privado, de la intimidad, fuera del espacio de la sociedad o del Estado o de la vida cotidiana. Creo que eso fue una expresión de deseo, porque la mayoría de las personas sigue pensando su religiosidad a partir de algún tipo de presencia. Para algunos será rezar, para otros ir a peregrinar, para otro crear comunidades emocionales, tratar de transformar la sociedad del pecado. Pero ese pecado era -hace 30 ó 40 años-, para muchos, una transformación del Estado y de la sociedad. Alguna de esa gente continúa, pero otros han pensado que esa transformación debe hacerse solo de la sociedad civil.

Hay entonces una diferencia entre lo privado y lo público…

Por eso es tan importante el espacio público, si las personas no se ocuparan, y solo fuera algo muy íntimo, no tendríamos esto que está pasando en América Latina y en Argentina: una amplia disputa por los bienes de salvación, una disputa por el espacio público y quién se presenta como más o menos religioso. En las elecciones hubo candidatos católicos, judíos o evangélicos. Lo que sí no ha tenido en la sociedad argentina, desde hace décadas, es crear partidos religiosos. Por dar un caso de vieja data, la democracia cristiana tuvo muy poco éxito y por eso el peronismo y el radicalismo representaron, desde un punto de vista social, esas políticas cristianas. Los evangélicos tampoco han tenido éxito. Entonces muchos de ellos tratan de incluirse en listas del peronismo, del radicalismo, del duhaldismo o del Frente Progresista.

“En el siglo XXI viene sucediendo que hay diferencia entre lo que piensan los creyentes de distintas religiones y sus instituciones, que tienen posturas distintas”.

Un caso claro fue el ocurrido a una legisladora del PRO…

En la Ciudad de Buenos Aires, una diputada evangélica que había entrado por el macrismo quiso hacer su propio partido -el Partido de los Valores- y en las elecciones sacó el 0,03 % de los votos. Comprender esto es relevante, porque son un factor de poder importante, tienen presencia en el espacio público y también lo llevan al espacio partidario, no creando partidos sino presionando y poniendo sus personas en listas, ministerios, en agrupaciones sociales o como asesores. Esto es importantísimo.

En Salta, por ley se dicta educación religiosa en las escuelas….

Salta es un ejemplo de cómo la educación católica, religiosa, fue votada en esa provincia. Diciendo “hay que estar con la mayoría de las personas, que son católicas”, el Gobierno decide dar un paso más y hace votar una ley en la cual uno cree que -en cierto modo- hasta llega a discriminar, deja de lado esto de separar el Estado de las religiones, imponiendo una manera de creer no para los fieles sino desde el propio Estado. Esto es importante reflexionarlo y discutirlo: si nuestras sociedades quieren eso o quieren que sean los propios fieles los que lleven adelante sus propias posturas pero no que el Estado haga suya la creencia en una sola religión. En este caso, el catolicismo, como ocurre en Salta.

En este sentido, usted considera que la vinculación entre la Iglesia y el Estado se da a través de los partidos políticos…

Sí, es una presencia de larga data. Uno tendría que ver cómo se llega a ser intendente, cómo se llega a ser gobernador o presidente, cuáles son los símbolos que cada sociedad crea. Por ejemplo, el 25 de Mayo de 2010 los tedeum en todas las provincias, el tedeum en el que se reafirma esa identidad nacional como identidad católica y viceversa, que supone entonces que el gobernante de turno tiene que aceptar las normas y preceptos que tiene la Iglesia Católica. Esto fue así históricamente y sigue funcionando así a la hora de distribuir planes sociales, de ir a ver con quién se reúne el gobernador o los ministros; a la hora en que hay una política de salud reproductiva, muchos funcionarios o miembros de los partidos creen que deben pedirle consejo a su autoridad religiosa y no a los creyentes. Eso es lo que me parece importantísimo que viene sucediendo en el siglo XXI: hay una enorme diferencia entre lo que piensan los creyentes de distintas religiones y sus instituciones, que tienen posturas distintas.

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