Quien desee aportar a la iglesia católica o a fines sociales debe hacerlo de su propio bolsillo no de los presupuestos generales
Con el proceso de realizar la Declaración de la Renta ya en marcha, de nuevo desde Asturias Laica animamos a que en la declaración de la renta no se cargue con «ninguna cruz», es decir, no se marque ninguna de la dos casillas, ni la destinada a la iglesia católica ni la de fines sociales.
¿Por qué no debemos «cargar con ninguna cruz»?
Quienes marcan alguna casilla o ambas no pagan de más, sino que lo detraen del conjunto de los ingresos del Estado, mientras que quienes no marcan ninguna casilla aportan el 100% de sus impuestos a las arcas públicas para que se puedan atender las necesidades comunes.
Quienes quieran aportar a la iglesia católica o a fines sociales debe hacerlo de su propio bolsillo no de los presupuestos generales, no detrayéndolo, pues, del común: De hecho, la decisión de marcar la casilla de la iglesia católica, por la que ha recibido en el último año 360 millones de euros, la tomaron un 33% de contribuyentes y, sin embargo, esos millones los pagamos todas y todos.
Por otra parte, las confesiones religiosas deben autofinanciarse. Sin embargo, la iglesia católica recibe dinero del Estado no sólo vía IRPF sino que directa o indirectamente -exenciones fiscales, financiación de colegios concertados, mantenimiento del patrimonio histórico artístico…- percibe más de 12.000 millones de euros del Estado, según estima Europa Laica(1)
Si marcáramos la casilla de «fines sociales», no sólo seguimos financiando a la iglesia católica (de los 360 millones recaudados por esta casilla, el 35% va a parar a ONGs que están relacionadas de una u otra forma con ella), sino que, además, privatizamos el deber de atención a los fines de interés social, atención que corresponde al Estado y cuyos criterios y prioridades deben ser definidos y fiscalizados por el Parlamento.
Marcar la casilla a la Iglesia católica o Fines Sociales resta de la caja común del Estado el 0,7% de la cuota de tu declaración (el 1,4% si se marcan las dos), reduciendo los ingresos para Servicios Públicos (sanidad, educación, dependencia, etc.) a costa de beneficiar a organizaciones particulares como la Iglesia católica y ONGs. Así se quebranta el principio de que toda la ciudadanía debe contribuir a sostener los gastos públicos según su capacidad.
Por el contrario, si dejamos ambas casillas en blanco, el 1,4% de la cuota íntegra del IRPF se imputará a los Presupuestos Generales del Estado con destino a fines generales, es decir, se destinará a aquello que también es de todas y todos: sanidad, educación, pensiones, dependencia, paro…, fines generales que han de estar regulados por los Presupuestos Generales del Estado.