Luis Fernández González (publicado en El Comercio, «Cartas al director»), 10 de agosto de 2024
Estimado presidente del Principado de Asturias, escucho con atención sus declaraciones a la televisión asturiana realizadas este pasado viernes 2 de agosto.
No puedo estar de acuerdo con usted en que una representación católica “en activo”, como es la identificada como virgen de Covadonga que ingresa en la historia de sus creyentes por haber propiciado una derrota “del infiel” (es decir del enemigo económico que se identificaba por creer en un dios distinto), sea un símbolo que trasciende lo religioso.
El mito de la batalla de Covadonga sigue vivo en la mente de muchos de sus compañeros creyentes que reclaman la intervención de su “Santina” en la supuesta victoria que identifican como fundadora de Asturias.
Para hacer trascender un icono religioso a símbolo general de toda una comunidad sería necesario desacralizarlo, vaciarlo de su significación religiosa, convertirlo en una referencia puramente formal, asignarlo a personaje de leyenda, de narración sabidamente imaginaria asumible por toda la ciudadanía.
Y usted como creyente católico tiene claro que, por respeto a quienes le acompañan en sus creencias, eso no puede hacerse con la virgen de Covadonga (recuerde su atribución a una hipotética intervención de esa misma virgen en la limitación del número de fallecidos en aquel triste accidente de autobús ocurrido en los Lagos).
Es ya redundante repetir que, como explica el Tribunal Constitucional, usted como ciudadano tiene libertad de religión, pero como representante del Estado no dispone de esa libertad. Y a usted le corresponde configurar sus actuaciones para cumplir ese mandato constitucional. Es cierto que al coincidir en el tiempo el Día de Asturias (celebración institucional) con la celebración católica del día de Covadonga se le plantean problemas operativos como creyente. Pero, por favor, no quiera elevar a tradición lo que fue un acuerdo político en los recientes momentos de redacción de nuestro Estatuto de Autonomía (acuerdo que no incluía una misa católica en la celebración del Día de Asturias). Acuérdese de los debates de entonces. Puro oportunismo político en momentos de muchas dudas y vacilaciones. Y que quede claro: su Santina será un símbolo de los católicos asturianos, pero no de Asturias.
Como responsable de dirigir el destino de esta Comunidad le suponemos capaz de resolver ese pequeño dilema personal. Pero, por favor, hágalo ya.
Luis Fernández
Presidente de Asturias Laica