De esos preparativos quedó rastro en sus comunicaciones a través de Discord. Convertida hoy en principal espacio de intercambio de mensajes escritos, vídeos, pantallazos y conversaciones orales entre usuarios de videojuegos, la plataforma es también territorio preferido de gente que no anda jugando.
La Policía Nacional es otra fuerza de seguridad europea más que se ve en la necesidad de patrullar en Discord, con las dificultades que presenta ese escenario. En apariencia es una red en la que competidores online, practicantes de conocidas marcas de videojuegos y aficionados se intercambian comentarios en directo u opinan en diferido. Pero los yihadistas más jóvenes han ido pasando a comunicarse a través de clubes de videojuegos online huyendo de la presión policial en redes sociales como Facebook, TikTok, Instagram, Telegram o servicios de mensajería telefónica.
Salas y reglas
A lo largo de 2023 ha emergido en la lucha antiterrorista en España un fenómeno común al observado en Bélgica y Francia: la participación de menores de edad en tareas de proselitismo islamista radical, la proyección del odio contra occidentales, gays y musulmanes no integristas y la planificación de atentados.
Discord aparece como escenario de comunicaciones en distintos momentos de cuatro de las últimas investigaciones antiterroristas de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Y el campo es amplio: se trata de buscar entre los servidores que aglomeran a cerca de 200 millones de usuarios.
En Discord llaman “servidores” a salas virtuales de conversación que puede crear un grupo de amigos, o un líder que va invitando a acólitos. La captación es más sencilla cuanto más cerrado y homogéneo es el grupo. Pero Discord no se usa solo para captar, también para camuflar comunicaciones entre actvistas implicados en algún plan.
Esta semana eran 1.608 los servidores activos de Discord tagueados con la palabra Islam. Es un sector en el que comunidades, como Islam Server, Ummah, Al Imamiyyah o Haya Muslimah Community and Library rivalizan por reunir al mayor número de seguidores posible. En esta constelación, solo cinco llevaban la etiqueta “Jihad” (en grafía inglesa) y, evidentemente, ninguna se dedicaba al integrismo.
Pero hay unos espacios más proclives que otros. El chat Islam, el más grande de todos, reúne a 12.000 seguidores conversando sin más sobre asuntos de religión en general. Otros, como The Muslim Frontier, lucen la shahada (el lema “No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta”) escrita en negro sobre bandera blanca, la que lucen los talibanes afganos. Entre sus reglas ofrecen “chats segregados por género”.
De entre tantos, los hay también expresamente integristas como Islamic Sultanate, que se declara en su definición “antiLGTBQ y anti infieles”. Advertencia para invitados. Pero no fue ahí, sino en el servidor Organización Islámica Hispana, donde se movían los últimos adolescentes capurados.
Propaganda inoculada
Con voz grave y ritmo de letanía, el locutor recita sobre épicas imágenes de guerrilleros rezando en posición de firmes mientras de fondo suena un nashid cantado: “Somos hombres honrados con esta tierra (Siria), que subimos a sus cimas para realizar la Yihad, respondiendo al llamamiento a unirnos bajo una sola bandera. Esta es la fuente de nuestra gloria: nuestra obediencia a nuestro señor, Alá”. El spot más conocido del Estado Islámico (ISIS), con aire de videojuego bélico, se ha colado a menudo en las redes de jugadores.
Ciertos rasgos permiten sospechar de chats o servidores totalitarios: suelen marcar límites a la expresión de los participantes, prohibiendo críticas a la fe, el líder o el grupo; suelen glosar la superioridad de ese grupo sobre los demás; suelen mostrarse contra los homosexuales, liberales, judíos o negros.
En el estudio Video Gaming ang Violent Extremism de la RAN (Red de alerta sobre radicalización en la UE), editado a finales de 2021, se señala a Discord como un escondite buscado por fanáticos porque “la arquitectura de la plataforma permite el establecimiento de comunidades unidas (…) como un espacio seguro para que los jóvenes con curiosidad sobre ideologías extremistas establezcan contactos, encuentren más información y compartan material” y también “comunidades que se dedican al troleo de grupos minoritarios en línea, a través de un enfoque coordinado”.
Antes fue la plataforma Steam el refugio de todo tipo de planificadores del odio, pero la proliferación de reclutadores del supremacismo blanco llevó a sus organizadores a hacer limpieza. Steam vuelve a ser lugar de cita de programadores, seguidores y comerciales del videojuego y es Discord adonde migran los radicales.
Los gestores de esta plataforma -que alberga mensajería cifrada- libran periódicas peleas para moderar contenidos, y ya han colaborado en Estados Unidos con las autoridades en diversas investigaciones antiyihadistas y contra neonazis y racistas. En Discord los mensajes no se borran, pero el anonimato de los perfiles se custodia si no hay mandato judicial que llame a la puerta. La operación de la Policía en Madrid y Barcelona del 19 de diciembre acredita a los fanáticos que tampoco este escondite es perfecto.