Aún recuerdo aquellos años donde la decisión sobre qué ver en la televisión se podía tomar tirando una moneda. Cara o cruz, la Primera cadena o la Segunda, no había más.
En los últimos 30 años los canales de televisión en el Estado español han aumentado exponencialmente. El principio del fin de la "bicefalia" televisiva estuvo en el año 1983 cuando se aprueba la denominada, en un halo de originalidad, Ley del Tercer Canal de Televisión que suponía a efectos prácticos la creación y regulación de los canales autonómicos.
El Estado y sus administraciones públicas tuvieron el monopolio televisivo desde las primeras emisiones de Televisión Española el 28 de octubre de 1958 hasta el año 1990 cuando comenzaron las emisiones regulares de las tres cadenas privadas a las que se les concedieron licencia en la Ley de Televisión Privada en España (Telecinco, Antena3 y Canal +).
A partir de entonces se aceleró la creación de nuevas cadenas, públicas y privadas, hasta llegar a la situación actual con la TDT y sus decenas de canales, aunque en ningún caso el aumento espectacular de la cantidad ha venido acompañado por una mínima relación con la calidad de contenidos, sino me atrevería a decir que todo lo contrario.
Sinceramente y en general, hace tiempo que perdí la esperanza de encontrar algo provechoso en las emisiones televisivas de la actualidad. La manipulación, la banalidad y el enfoque interesado son las constantes de este subterfugio de la realidad.
Sin embargo, cuando algo va mal, siempre puede ir peor. Esta máxima se ha cumplido a rajatabla en el panorama televisivo con la aparición de un nuevo canal ultracatólico dedicado a la evangelización y a extender la dictadura moral y la cosmovisión eclesial.
El canal en cuestión se denomina María Visión. Recuerdo a la perfección mi primera "experiencia religiosa" con el mencionado canal, cuando haciendo zapping aparecieron de repente en la pantalla de mi televisor un grupo de cinco o seis jóvenes de aspecto "liberal" con sus peinados a lo Aznar y sus vestimentas en colores pastel que hablaban del amor que Dios tenía para mí y de lo buena que era la Santísima Madre que los parió, o sea, la Virgen María. No podía dar crédito, no podía ser, debían estar en pruebas o mi TDT se había vuelto loco… pero nada más lejos de la realidad.
Recuperado del impacto mental, pude investigar un poco sobre estos "elementos" de María Visión. Lo primero es que podemos descartar, aunque parezca lo contrario, que el nombre del canal provenga de alguna sustancia psicotrópica de las que hacen uso los presentadores. Realmente María Visión surge en el año 1993 en México de manos de uno de los miembros de la dinastía Azcárraga, Emilio Burillo Azcárraga. Para situarnos, la familia Azcárraga es dueña del gigante mediático Televisa que tiene unos beneficios netos de 4 billones (con b) de dólares.
Emilio Burillo crea en primera instancia Clara Visión que posteriormente se denominará María Visión ¿por qué motivo tiene esta iniciativa? Bueno, oficialmente y según aparece en la web de la cadena "Clara Visión nace, providencialmente, como una ofrenda a la Santísima Virgen María, Estrella de la Evangelización y Primera Evangelizadora de América Latina". Mi teoría personal, no contrastada y probablemente pecando (nunca mejor dicho) de mal pensado es que el nacimiento se deba más bien a las ansias de dinero y poder de Emilio que, como el resto de su familia, se dedica al "business" de los medios de comunicación, porque como ya se sabe, el dinero no es pecado…
Actualmente María Visión llega a más de 70 millones de hogares en sus emisiones para América Latina, Estados Unidos, Europa y el Norte de África con una programación basada en espacios como "Santísimo sacramento", "Fe y Razón" o "Iglesia doméstica".
Pero las emisiones de María Visión en el estado Español tienen su historia. En marzo de 2010 Emilio Burillo Azcárraga llega a ser el nuevo presidente de Popular TV, a raíz de la incorporación de su empresa Producciones Apóstol Santiago S.L. al capital social de la cadena de televisión de la Conferencia Episcopal española. La cuestión es que en abril de 2010 Popular TV cambia de nombre por el de Popular Mariavisión, pero se ve que a los curas españoles no les gusta del todo el cambio porque sólo tres meses después, en julio, los obispos recuperan el control de la cadena, nombran a otro director y vuelve a su denominación original de Popular TV.
Visto que la "OPA" no se salió del todo bien a Burillo, éste no renuncia al negocio de los católicos españoles y en octubre de 2010 se asienta en Sevilla desde donde parece querer expandir la cadena María Visión a todo el Estado. En la actualidad ya emiten para Almería, Burgos, Cádiz, León, Madrid, Málaga, Salamanca, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza, bienaventurados los que no viven en estas provincias porque sólo ellos tendrán el descanso de no tener sustos en el zapping… aunque si tienen Digital + tampoco se librarán.
De esta forma, vivimos en la actualidad una situación inédita donde se van multiplicando las horas de televisión al servicio del fanatismo religioso y la irracionalidad católica. A Maria Visión, se le suma Popular TV, del grupo COPE, que sigue su programación habitual basada en la añoranza de tiempos pasados, noticias "sin apenas" sesgo y más programación religiosa.
Con la TDT también tenemos la "suerte" de poder visualizar otras cadenas de corte democristiano y para gente "decente" como Veo7, Intereconomía y en algunos lugares o con algunos proveedores Libertad Digital TV del profeta neofascista y liberal Federico Jiménez Losantos.
Pero que nadie se preocupe si cree que las horas de televisión destinadas al adoctrinamiento católico son escasas porque en las propias televisiones públicas podemos continuar con nuestra "bendita" programación. En La 2 de TVE podemos encontrar, por ejemplo, programas como "El Día del Señor", "Pueblo de Dios" o "Testimonio" y en algunas autonómicas, como Canal Sur en Andalucía "Testigos hoy" o las retransmisiones de las venideras procesiones de la Semana Santa. ¿Qué más da que no marques la X en la declaración? Tus impuestos irán, de una u otra forma a la evangelización católica, ya sea para pagar sus colegios, sus universidades, sus ONG's o sus programas de televisión.
¿Dónde queda el respeto a las demás sensibilidades? ¿Por qué tenemos que sufrir los intentos de adoctrinamiento también por televisión? La mordaza de la tradición y el afán de la Iglesia Católica de poder, control y homogeneización no está dejando pasar la oportunidad que les brinda la televisión para sus pretendidas ansias por dirigir las conciencias, siempre con el beneplácito de políticos y empresas de su círculo de interés. Una situación surrealista en una sociedad que debería ser aconfesional, pero donde a la telebasura social y política a las que ya estábamos acostumbrados, se suman cada vez más horas de telebasura moral y religiosa.