La europarlamentaria francesa, Helene Monfort, y la irlandesa, Dana Scallon, encabezaron la expedición y fueron recibidas por Fini en el Palacio de Chigi de la capital italiana. Además de las rúbricas de los ciudadanos, la petición está respaldada por 143 parlamentarios de distintos países y por varias organizaciones no gubernamentales.
La última propuesta de la presidencia italiana sobre el texto constitucional, que debe ser sancionado por los líderes europeos este fin de semana en Bruselas, no incluye ninguna referencia al cristianismo en el preámbulo, a pesar de que así lo reclaman España, Polonia o Portugal.
La presidencia italiana ha dado señales de ser favorable a la propuesta, pero prefiere que sean los Estados quienes se decanten por hacerlo en el tramo final de las negociaciones, sin ser ella quien prejuzgue la solución final. La oposición más firme procede de los gobiernos de Bélgica, Finlandia y sobre todo de Francia, que ha recordado en varias ocasiones el carácter laico de la construcción comunitaria.
Para los eurodiputados que han recopilado las firmas, esta laicidad no está a debate. «No nos mueve un impulso religioso o confesional. Lo que nos preocupa es que las instituciones de la UE sean laicas y democráticas. Algo que sólo garantiza la herencia cristiana de Europa, en la medida en que el cristianismo establece ya en sus orígenes la separación entre Religión y los poderes temporales», explicó el eurodiputado conservador italiano, Mario Mauro.
Además de Monfort, Scallon y Mauro, la eurodiputada de CiU, Concepció Ferrer y los conservadores Francesco Fiori (Italia), Marie-Thérèse Hermange (Francia), Giorgio Lisi (Italia) y Maria Martens (Países Bajos), han sido los principales promotores de la iniciativa.