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José María Martínez Sanz, durante el juicio

El Papa ordena reabrir el ‘caso Gaztelueta’ tras reunirse con la víctima de abusos

Un tribunal eclesial presidido por el obispo de Teruel, José Antonio Satué, juzgará en España el caso de pederastia por el que el profesor José María Martínez Sanz fue condenado a prisión

“Es necesario abrir el proceso. Se hará una reunión para decidirlo. Luego nombraré el tribunal que llevará adelante el juicio. Te tendré informado”. Una carta, fechada el 12 de agosto y escrita de puño y letra por el Papa Francisco, daba oficialidad a una petición largamente esperada por la familia Cuatrecasas. Después de años de lucha, y mucha incomprensión tanto por parte del Opus Dei como del propio Vaticano, el Pontífice decidía reabrir el caso para, como ha pedido constantemente la familia, “reponer el buen nombre” de Juan, la víctima de abusos en el colegio Gaztelueta.

El Papa, después de estudiar todo el material que había en el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, ha decidido que el responsable del tribunal que juzgará en España la actuación de la Obra y del colegio en el ‘caso Gaztelueta’ será el obispo de Teruel, José Antonio Satué, que en estos días se encuentra en Roma participando del curso de formación de nuevos obispos. Junto a Satué, formarán parte del tribunal la rectora de la UPSA, Miran de las Mercedes Cortés Diéguez, y Federico Mantaras, vicario general de Jerez. El notario será José Luis Perucha, rector del seminario de Sigüenza-Guadalajara. Es previsible que Satué o el obispo de Bilbao, Joseba Segura, que se ha implicado a fondo para colaborar con la familia, emitan un comunicado anunciando la apertura de un proceso canónico en España.

La decisión se ha tomado con el consenso de la familia y con el apoyo del presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, que en días previos ha comunicado la decisión al Opus Dei y a los responsables del colegio, que quisieron evitar cualquier intervención vaticana.

La decisión también supone una bofetada al todavía prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria, quien en 2015 emitió el último dictamen oficial del Vaticano hasta ahora, y al que se agarró el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, para no pedir perdón a la víctima, pese a que el Tribunal Supremo ha confirmado la pena de dos años de prisión para su abusador, José María Martínez Sanz. Desde entonces, ni una palabra de perdón ni un reconocimiento de responsabilidad. Ha tenido que ser el Papa el encargado de intervenir y de informar a la víctima, antes de que lo hicieran los cauces oficiales.

Juan Cuatrecasas, padre de la víctima, ha lamentado que la decisión del Papa “llega tarde”, aunque valora “que hay una actitud de rectificación por parte del Vacticano”. En palabras a elDiario.es tras conocer la decisión del Papa, Cuatrecasas ha comentado que su “esperanza es que el Vaticano haga lo que tenga que hacer, reponga el buen nombre de mi hijo, dicte la sentencia condenatoria que tiene que dictar y que el Opus Dei haga lo que le dé la gana, porque a mi familia hace ya mucho tiempo que nos dejó de importar, porque solo merece nuestro desprecio por la forma en la que se comportó con nosotros. Porque son incapaces de pedir perdón a una víctima de pederastia por parte de uno de sus miembros”.

“Ya en 2018 el Vaticano reconoció errores en la investigación del caso”, señala el fundador de la Asociación Infancia Robada,“ también fruto de los burofaxes que envié a monseñor Ladaria [prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe] y a [Fernando] Ocáriz [prelado del Opus Dei].

La carta de Ocáriz

“Una vez que la justicia civil se ha pronunciado, sólo queda aceptar la verdad judicial, sin más consideraciones”. Esto es lo más parecido a una disculpa que se puede leer en la carta que el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, ha hecho llegar a Juan Cuatrecasas, el padre de la víctima del ‘caso Gaztelueta’. Lo hacía para responder a la misiva tanto a Ocáriz como al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Luis Ladaria, en la que exigía se repusiera ‘el buen nombre’ de su hijo después de que el Tribunal Supremo hubiera confirmado la pena por abusos sexuales al profesor del colegio Gaztelueta, perteneciente al Opus.

Una carta, fechada el 2 de mayo, y que sólo ahora ha sido recibida por Cuatrecasas a través de un correo electrónico, ya que hubo un problema en Correos y nunca llegó a destino. En el texto el prelado del Opus Dei acusa recibo de la carta del 29 de marzo y al tiempo que lamenta “la judicialización y la mediatización de un caso tan complejo como éste”, ofrece su “cercanía” a Cuatrecasas y a su familia. El padre de la víctima cree que la reacción de Ocáriz ha sido “lamentable, patética y totalmente torticera”.

El prelado puntualiza, sin embargo, que “tanto el colegio Gaztelueta, como un representante de la Santa Sede (el prefecto Ladaria), sacaron unas conclusiones que no se corresponden con las de la justicia civil”. De hecho, Ladaria exigió “reponer el buen nombre” del profesor “falsamente acusado” que, hoy, agotada la vía judicial, está condenado a dos años de cárcel por pederasta, sin que el todavía prefecto de Doctrina de la Fe haya pedido disculpas.

“En todo caso, una vez que la justicia civil –que es la que debe imperar en la sociedad– se ha pronunciado, solo queda aceptar la verdad judicial, sin más consideraciones”, subraya, en una expresión medida hasta el extremo. ¿Por qué el Opus no se ha pronunciado oficialmente después? La respuesta del prelado del Opus Dei viene a cuestionar el proceso judicial que llevó a la condena al profesor numerario José María Martínez Sanz: “Si la Prelatura no ha hecho manifestaciones públicas acerca de la sentencia sobre un profesor laico ha sido precisamente por un deseo de respeto hacia la verdad judicial, sin poner de manifiesto las mencionadas anteriores conclusiones contradictorias con la justicia civil, o las mismas consideraciones del Tribunal Supremo de España, que ponen de manifiesto defectos procesales en el juicio sobre el caso, aunque no lleguen a anularlo”.

“La decisión de evitar otros pronunciamientos públicos ha sido precisamente el modo de manifestar respeto hacia su hijo Juan, y le pido perdón si ha podido ser interpretado de otro modo. Reitero una vez más lo señalado arriba: todos debemos acatar la sentencia”.

Pero no pedir perdón a la víctima. Resta ver qué sucederá a partir de esta decisión de Francisco.

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