Lamenta que haya «cristianos que se dejan seducir por el modo de pensar laicista»
El papa Benedicto XVI asegura que "la experiencia enseña que el mundo sin Dios se convierte en un infierno, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza".
El Pontífice hace esta aseveración en su mensaje con motivo de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en Madrid en agosto de 2011 y que el Vaticano hizo público este vierne.
El Papa explica que el lema de la Jornada de Madrid será Arraiados y edificados en Cristo, firmes en la fe, en referencia a una carta escrita por San Pablo a los cristianos de la ciudad de Colosas, "amenazada" por algunas tendencias culturales "que apartaban a los fieles del Evangelio".
"Nuestro contexto cultural, queridos jóvenes, tiene numerosas analogías con el de los colonenses de entonces. En efecto, hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que quiere apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un paraíso sin Él", indica.
Sin embargo, afirma que "el mundo sin Dios se convierte en un infierno" y lamenta que haya "cristianos que se dejan seducir por el modo de pensar laicista, o son atraídos por corrientes religiosas que les alejan de la fe en Jesucristo. Otros, sin dejarse seducir por ellas, sencillamente han dejado que se enfriara su fe, con las inevitables consecuencias negativas en el plano moral".
"La elección de creer en Cristo y seguirle no es fácil"
Por otro lado, Benedicto XVI reconoce que "la elección de creer en Cristo y seguirle no es fácil" porque "se ve obstaculizada por nuestras infidelidades personales y por muchas voces que nos sugieren vías más fáciles".
Además, en varios pasajes de su mensaje recuerda su juventud para concluir que "la estabilidad y la seguridad no son las cuestiones que más ocupan la mente de los jóvenes", al contrario que "la cuestión del lugar de trabajo y, con ello, la de tener el porvenir asegurado".
"Queridos jóvenes, la Iglesia cuenta con vosotros. Necesita vuestra fe viva, vuestra caridad creativa y el dinamismo de vuestra esperanza. Vuestra presencia renueva la Iglesia, la rejuvenece y le da un nuevo impulso", apostilla.