En 2004, la Diócesis acudió al Registro de la Propiedad para inscribir a su nombre San Pedro, San Andrés y Santa Marina
En el año 2004, la Diócesis de Córdoba también acudió al Registro de la Propiedad para inmatricular tres iglesias fernandinas de la ciudad: San Pedro, San Andrés y Santa Marina, según consta en la nota simple de cada uno de los edificios a la que ha tenido acceso este periódico. Estos tres templos fueron mandados construir por el rey Fernando III El Santo tras la conquista de Córdoba para que las llamadas iglesias fernandinas cumpliesen una doble función: por un lado, funcionarían como centros espirituales; por otro, se convertirían en centros administrativos. La ciudad, entonces, fue dividida en collaciones o barrios, a las que daba nombre cada una de estas iglesias.
Al igual que en el caso de la Mezquita Catedral, hasta el año 2004 estos templos carecían de título de propiedad. La Diócesis de Córdoba acudió al Registro de la Propiedad, haciendo uso del polémico artículo 206 de la Ley Hipotecaria, que permite a los obispos inmatricular a su nombre edificios que considere religiosos. En los tres casos, el Registro anotó la propiedad a favor de la Diócesis de Córdoba usando la misma fórmula y considerando, en los tres casos, que el inmueble está destinado al “culto católico”.
Las tres iglesias fernandinas inmatriculadas son consideradas Bienes de Interés Cultural. Es el caso de San Pedro, construida sobre el antiguo templo mozárabe de los Tres Santos y fundada por Fernando III a finales del siglo XIII. San Pedro ha sido restaurada con fondos públicos. En 1994 finalizaron unas obras que desarrolló la Consejería de Cultura. El templo se reabrió en el año 1996.
El 17 de abril de 1985 la iglesia de San Andrés fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. Mucho antes le llegó la protección a Santa Marina, que desde el año 1931 es considerada Monumento Histórico-Artístico Nacional.
Las iglesias se suelen clasificar como mudéjares. Presentan elementos del tardogótico y gótico. En todos los casos se trata de edificios de planta basilical, de tres naves, más alta y ancha la central. En total, Fernando III ordenó la construcción de 14 iglesias, que a su vez se convertían en centro administrativo de los 14 barrios de la ciudad. Así, están consideradas iglesias fernandinas San Nicolás de la Villa, San Miguel, Santo Domingo de Silos (desaparecida), Santa María (Mezquita-Catedral), San Juan y todos los Santos Omnium Sanctorum (desaparecida), Salvador (desaparecida), Santa Marina, San Andrés, San Nicolás de la Ajerquía (desaparecida), San Lorenzo, Santiago, San Pedro y la Magdalena (que fue desacralizada y que el Obispado también inmatriculó).