Año 2.013. Francia publica la Carta de la Laicidad, una declaración de principios, derechos y deberes republicanos compuesta por 15 "mandamientos", y que cuelga desde este lunes en lugar bien visible en las más de 55.000 escuelas públicas francesas. Sólo exime de su publicación a unos 8.000 centros católicos en una exquisita muestra de tolerancia, que en nada luego corresponde estas ideologías religiosas con quien no "comulga con sus ideas"…
Sin embargo, en nada esto puede ser una lección para la España republicana que en la Constitución de 1931, 9 de Diciembre, establecía el irrefutable laicismo escolar, principió básico de de la necesaria, entonces y ahora, imprescindible separación de la Iglesia y Estado, punto 2 de estos “mandamientos” franceses, por, además, decía la República, el respeto que tenían a la libertad de conciencia de sus alumnos y de los Maestros, reflejado, una vez conseguido democráticamente el poder, en el tercer decreto sobre la enseñanza religiosa, y donde se establece el principio fundamental de libertad de conciencia de alumnos y profesores.
Para ello, decían, y hasta tanto no se promulgue la nueva Constitución, se establece que la instrucción religiosa no será obligatoria en las escuelas primarias ni en ningún centro que dependan del Ministerio, que los padres que deseen que sus hijos la reciban la obtendrán como hasta ese momento, y cuando el maestro declare el deseo de no darla se le confiará a los sacerdotes.
No obstante, decía de Rodolfo Llopis: La supresión de la enseñanza religiosa no debe significar abandono en la dirección moral de los escolares: por el contrario, al perder esta enseñanza su orientación dogmática y catequística, el maestro se esforzará, ahora más que nunca, en aprovechar cuantas oportunidades le ofrezca sus lecciones en otras materias, el diario quehacer de la Escuela y los altos ejemplos de la vida de los pueblos para inspirar en los niños un alto ideal de conducta.
Y otro principio fundamental de la escuela republicana era la neutralidad religiosa, ideológica y filosófica, respetando la conciencia de los niños y niñas, también explicitado en estos “mandamientos” franceses. La escuela no puede ser dogmática ni ser sectaria. Toda propaganda política, social, filosófica y religiosa queda terminantemente prohibida en la escuela, (el proselitismo es perverso e inicuo…) (…) La escuela, en lo sucesivo, se inhibirá en los problemas religiosos. La escuela es de todos y aspira a ser para todos…decían los con enorme acierto los republicanos…
Para justificar los crímenes de Maestros y su descomunal depuración, el abyecto Franco y sus secuaces, José María Pemán, su brazo ejecutor, que secundaron sus aviesas instrucciones, alegaban que lo hacían por su ateísmo, porque trataban de demostrar a los niños que Dios no existía, lo que falseaba la realidad de unos Maestros que eran católicos casi todos, pero que respetaban la Constitución, y eran estrictamente neutros en sus concepciones políticas, religiosas y filosóficas, y el ateísmo es un concepto filosófico…
Incluso, la República para llevar más estrictamente el laicismo escolar, suprimieron la enseñanza privada, no sólo por considerar que el mercantilismo en la enseñanza no es compatible con la educación, sino también porque la enseñanza privada entonces, como es así desgraciadamente ahora, estaba regida por las órdenes religiosas… Hoy, más de 80 años después, sigue siendo así… a pesar de que en nuestra Constitución está implícito el laicismo, cuando declara la aconfesionalidad del Estado…que es lo mismo que los “mandamientos” franceses señalan cuando dicen que no hay Religión de Estado.