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El laicismo base de la equidad social y política de México

En el presente se haya comprometido el principio fundamental de la vida política y especialmente de la educación en México.

Cuando celebramos el Centenario del natalicio de Benito Juárez García, mucho se dijo en los círculos liberales; poco se ha hecho, pues persiste el conservadurismo que nos lleva de facto al centralismo, y debilita los marcos federalistas; constatando que son herederos, de aquellos intereses que, incluso propiciando la entrega al extranjero, combatieron las acciones, políticas y legislativas de los liberales reformistas y republicanos del siglo XIX, quienes lucharon para arrancar al pueblo de la ignorancia, del fanatismo y del sojuzgamiento de las clases propietarias aliadas al clero intolerante.
En el presente se haya comprometido el principio fundamental de la vida política y especialmente de la educación en México; el muy caro principio del laicismo, la piedra angular para garantizar la igualdad de los mexicanos mediante la educación pública gratuita y sus equitativos alcances en la emancipación social de la población.
La Ley de desamortización de junio de 1856, sentó peanas de la estructura necesaria para generar la riqueza pública; rompió el monopolio de las corporaciones eclesiásticas sobre la propiedad, asunto que obstaculizaba la prosperidad nacional. Había aquí un propósito ideológico ilustrado y liberal que buscó suprimir la sujeción de las voluntades por el dogma y el fanatismo, al fortalecer el libre pensamiento y consecuentemente, la libertad de acción tolerante y solidaria.
La Constitución del 1857, en su artículo 3º, expresaba la esencia de la intervención estatal para garantizar los derechos del hombre. La enseñanza libre. No es casual que la más alta presea, con la que la República reconoce a los maestros lleve el nombre de Ignacio Manuel Altamirano.
Manuel Fernando Soto, diputado, había dicho el 11 de octubre de 1856; “Señores en México la lucha entre el pasado y el porvenir ha durado 36 años. La conquista de cada principio ha constado torrentes de sangre. Existe un partido artero y mañoso que trabaja por hacer retroceder al país…Señores yo no le temo a la luz; quiero la discusión libre, franca, espontánea; la discusión sin trabas que hará siempre responder la verdad a pesar de todos los sofismas, de todas las maquinaciones del oscurantismo”.
Los constituyentes apostaron que la Ley sería suficiente para destruir las trabas que las fuerzas reaccionarias imponían a la educación. La enseñanza laica quedó establecida en el decreto de Lerdo de Tejada del 10 de diciembre de 1874 y se reafirmó por los Constituyentes de 1917; pero este principio igual que los otros establecidos en el 3º Constitucional fueron impugnados de inmediato por el clero, el 24 de febrero de 1917 cuando el Episcopado declaró a invalidez de la Constitución y su cumplimiento. Hoy realiza un nuevo embate. Serias repercusiones implicaría perder la libertad para pensar, de creer y expresar nuestras ideas. Laboremos por el bien republicano.

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