Los yihadistas perciben la insurgencia en Siria como el inicio de una revolución islámica que debe extenderse a todo Oriente Medio. El movimiento Al Qaeda incluso rebautizó uno de sus grupos afiliados para marcar ese objetivo ideológico.
El material didáctico interceptado recientemente en la zona del conflicto revela el surgimiento de un nuevo jugador: el llamado Estado Islámico de Irak y Siria. Según dedujeron los corresponsales del periódico británico ’The Independent’, esta fuerza, totalmente subordinada a Al Qaeda, gana cada vez más ‘prominencia’ en territorios controlados por los rebeldes.
Debido a su práctica de impartir ‘clases del islam’ a los jóvenes, su número de adeptos ya es comparable al del Frente Al Nusra, creen los periodistas. Para llegar a esta conclusión entrevistaron a varios militantes de la insurgencia que integran distintos grupos antigubernamentales.
"Les apoyo porque odian a EE.UU., odian a Occidente, que nos ha engañado", les dijo Mohammed Saeed, un joven peón oriundo de la provincia de Homs que se está entrenando para hacer la guerra en la ciudad fronteriza turca de Reyhanli.
"Tenemos el mismo credo islámico que Al Nusra o el Estado Islámico", explicó un combatiente palestino jordano de 23 años, quien se identificó como Abu Abdalá, y agregó que forma parte de una brigada rebelde aliada con los islamistas. "Nuestro objetivo es liberar las tierras musulmanas e izar la bandera islámica allí", dijo en una entrevista concedida en un campamento en Jordania.
"Para los Gobiernos de Occidente, la posición firmemente arraigada de los yihadistas en Siria es una vuelta de turca de mal agüero", afirman los corresponsales de ’The Independent’. Mientras tanto, dicen, las autoridades estadounidenses admiten que los dos movimientos sirven de imán para la mayor parte del dinero que fluye del extranjero y para la mayoría de los mercenarios que llegan a Siria.
Lo que preocupa a los observadores occidentales no es el coraje de los enfrentamientos de esos grupos entre sí o con las fuerzas gubernamentales, sino su visión compartida de la yihad, cuyos objetivos se extienden más allá de derrocar a Al Assad. Al menos así lo sugieren los periodistas. Mientras que otros grupos pierden en el campo de batalla frente al Ejército, leal al gobernante actual, los afiliados de Al Qaeda preparan un terreno para transformar el conflicto en una lucha simbólica contra Occidente e Israel.
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