El Gobierno de Gales ha decidido que es esencial que “los menores puedan aprender, a través de la educación pública, todo aquello que les ayude a discutir y entender sus derechos y los derechos de los demás”. A partir de 2021, se eliminará el veto parental por el que los progenitores tenían el derecho a retirar a los menores de las clases de educación sexual, establecido en la guía aprobada por el Ejecutivo galés en 2010 y refrendada en febrero de 2019.
Las autoridades galesas han procurado alejar del debate político un asunto que levantaba enormes susceptibilidades y que contiene numerosos matices. Se abrió un periodo de consultas de ocho semanas para escuchar las opiniones de todo tipo de organizaciones y grupos, hasta alcanzar la decisión definitiva. “Es fundamental que sigamos trabajando con todas las comunidades de Gales para asegurar que los padres tengan el derecho a procurar a sus hijos el desarrollo, el cuidado y la guía necesaria en su camino hacia la madurez, a la vez que permitamos a nuestras escuelas la capacidad de procurar una educación amplia y equilibrada”, ha dicho la ministra galesa de Educación, Kirsty Willams.
Gales tiene cerca de 200 colegios religiosos que forman parte de la red de educación pública, y paradójicamente ha sido la religión, más que las enseñanzas sobre relaciones sexuales o igualdad de género, el punto más delicado a tratar. En ambos sentidos. Por parte de aquellas familias religiosas a la que desagrada la visión secular que se impondrá a una asignatura que pasará a llamarse Religiones, Valores y Ética. Y por parte, de aquellas otras que sospechan del sesgo que las instituciones educativas religiosas puedan tener al impartir esa materia. “Nos alarma que se pretenda eliminar el derecho de los padres a retirar a sus hijos de esas clases en los colegios religiosos, y creemos que es algo potencialmente ilegal. Hay precedentes en la Justicia internacional que señalan que una decisión así vulnera el derecho a la libertad de religión o de creencias, porque permite que los menores sean adoctrinados en contra de los deseos de sus progenitores”, ha declarado Katy Riddick, coordinadora de l Wales Humanists (Humanistas de Gales). Defensores de la supresión de cualquier influencia religiosa en las instituciones galesas, el grupo ha dado la bienvenida, sin embargo, a la obligatoriedad de las clases de educación y relaciones sexuales para todos los alumnos.
“En secundaria, las lecciones incluirán sexualidad, consentimiento expreso en las relaciones, derechos individuales, igualdad y reproducción. Cada una de las materias se dará en la ‘fase apropiada’ de edad de los alumnos”, ha indicado el Gobierno galés. En Inglaterra a partir de septiembre la educación afectiva en primaria y la educación sexual en secundaria entrarán a ser parte del currículum, pero los padres pondrán prohibir la asistencia de sus hijos hasta sus 15 años.
La fundación Terrence Higgins Trust, que promueve una mayor información sobre virus VIH y sobre la salud sexual, ha sido una de las principales impulsoras de esta campaña, y ha celebrado la decisión del Gobierno galés.“Todavía queda mucho trabajo para asegurarnos de que las escuelas proporcionan lecciones adecuadas, de calidad e incluyentes con la comunidad LGTB, impartidas además por profesores que inspiren confianza. Es fundamental que la gente joven aprenda la realidad del VIH en la vida moderna», ha expresado la organización
La Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales ha mostrado su oposición a la retirada del veto parental, pero se ha mostrado a la vez más preocupada por la enseñanza de la religión (“reducirla a una parte de las ‘creencias del mundo’ diluye su importancia”). “Unas relaciones y una educación sexual bien enseñadas suponen un aspecto fundamental para preparar a los menores de Gales”, ha manifestado en un comunicado.