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¿El Gatopardo, La Regenta, Fortunata y Jacinta o Laura a la ciutat dels Sants, modelos de familia cristiana?

Ataques a la familia? ¿Quiénes atacan a la familia? ¿Hay un solo modelo de familia? ¿Cree Su Santidad, Benedicto XVI, que puede ser igual la familia de la segunda mitad del siglo XX y la de estos años del siglo XXI que la familia de antaño, caracterizada por un patriarcado omnímodo mezclado a menudo con un férreo matriarcado de puertas adentro de cada casa u hogar? ¿Entenderá de una vez la cúpula de la Iglesia católica que esta sociedad que nos ha tocado vivir tiene –en numerosos aspectos sustantivos- escasos puntos de contacto con la sociedad del siglo XIX, pongamos por caso?

¿Considera que la familia descrita por Giuseppe Tomasi di Lampedusa en su libro El Gatopardo –familia poderosa con capellán a domicilio, como el jesuita padre Pirrone, confesor de don Fabricio, príncipe de Lampedusa- es la que conviene imitar en nuestro tiempo? ¿O prefiere como referente de entonces La Regenta de Clarín -excelente escritor y periodista, tan mal visto por el clero de la época- que versa sobre la familia formada por el ya anciano don Víctor Quintana, ex regente de la Audiencia de Vetusta (Oviedo) y su joven esposa, doña Ana Ozores, cuyo confesor, el canónigo don Fermín de Pas la esclaviza mentalmente y trata de seducirla, al mismo tiempo que el diputado don Álvaro, representante de la derecha caciquil versión liberal, trataba también de hacerla suya?

Galdós y Miquel Llor
¿Le puedo sugerir, Santidad, otro autor español prolífico -admirable relator de los avatares sucedidos a finales del XIX y
principios del XX-, cual es Benito Pérez Galdós, el autor de Fortunata y Jacinta, Tristana, la Familia de León Roch, entre otras muchas obras maestras? ¿Entiende que esa forma aberrante y tortuosa de asumir la familia es la que se acerca más a la llamada familia cristiana? ¿O tal vez podríamos, asimismo, introducirnos en el libro Laura a la ciutat dels sants, escrito en catalán el año 1931 por el novelista Miquel Llor, donde se narra la tortura psicológica a la que es condenada Laura, una joven barcelonesa aterrizada en Vic, “la ciudad de los santos”, para casarse precipitadamente con un rico propietario rural, de nombre Tomàs Muntanyola? ¡Oh qué pormenorizada descripción, la de Llor, en torno a la inmensa y espesa hipocresía de Vic, años treinta, impulsada por las familias más ricas de la zona y por un clero asfixiante y reaccionario!

¿Hasta dónde?
¿Pero hasta dónde nos pretende llevar en sus obsesiones la jerarquía católica advirtiendo cada día de todos los cataclismos que, de seguir las cosas así, aguardan a la familia española y, desde luego, a la europea en general? Anclados en la moral victoriana, nostálgicos del nacionalcatolicismo, añorando aquellas familias sometidas a una implacable presión religiosa en la España de la posguerra hasta el final de la dictadura, se agarran compulsivamente a la familia, cuando – como portadores del mensaje de Cristo, que afirman ser- tendrían que mostrar su preocupación insistente, irrenunciable, prioritaria acerca de la situación de las familias africanas que, en su mayoría, se mueren de hambre y de miseria. En África y en tantos y tantos países paupérrimos del mundo.

Allá ustedes
En fin, son ustedes los responsables de transmitir los Evangelios. O sea, que allá ustedes. Ése es su territorio, aunque frustren a muchos creyentes y no creyentes, cada día más abrumados, más escépticos, a la vista de la deriva más bien esotérica y rigorista -de fundamentalismo cristiano- por la que avanzan sin apenas freno. Sin embargo, lo que ustedes no deberían hacer de ningún modo es inmiscuirse en los asuntos de la política. Ustedes tendrían que esforzarse para no aparecer a los ojos de la opinión pública mayoritaria como los aliados de la derecha. ¿Son ustedes del PP? Sabemos cuál sería la respuesta oficial a esta pregunta: “No, nosotros no somos del PP”. Ustedes dirían esto, pero resulta que la mayor parte de la ciudadanía no les cree. Predican una cosa y a menudo hacen la contraria. Ustedes mismos.

 

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