El que fuera abad de la basílica hasta 2014, Anselmo Álvarez, escribió en 2005 un informe para Patrimonio Nacional con el que pretendía ofrecer su versión «sobre malentendidos y tergiversaciones» respecto al monumento franquista y en el que termina haciendo gala de un considerable negacionismo histórico.
El que fuera abad del Valle de los Caídos hasta 2014, Anselmo Álvarez, redactó en 2005 un informe dirigido a patrimonio Nacional con el que pretendía ofrecer su versión «sobre malentendidos y tergiversaciones» que durante ese año se habían realizado sobre el monumento franquista, pero que en realidad es toda una oda al negacionismo histórico.
En dicho informe, revelado por la cadena Ser, Álvarez hacía, entre otras, afirmaciones bastante sorprendentes, como la siguiente: «Ninguno de los penados trabajó en el Valle de manera forzada; todos lo hicieron voluntariamente, de acuerdo con la naturaleza del sistema al que se acogían».
El antiguo abad, sin embargo, va más lejos y asegura que los presos que trabajaron en el Valle de los Caídos «cobraban un salario superior al de los obreros de igual categoría laboral de los pueblos cercanos. Existían posibilidades de gratificación extraordinaria». También pone énfasis en señalar que desde noviembre de 1939, por orden del Gobierno de Franco «se cuidó especialmente la alimentación de los presos».
«No puede decirse sin falsedad evidente que el Valle de los Cuelgamuros fuera un campo de concentración ni de explotación de trabajo esclavo de los presos políticos. […] Se observa una anticipación casi completa a las condiciones de trabajo de los reclusos dispuesta por la ONU en 1955», se puede leer en el informe, que según su autor, fue escrito para «esclarecer, sobre bases suficientemente seguras aunque tal vez no completas, no pocas afirmaciones referidas a hechos y circunstancias concernientes a la fundación y construcción del Valle».
Álvarez también justifica que el dictador Francisco Franco fuera enterrado allí: «La presencia de los restos de Franco en la Basílica se debe a la decisión de la autoridades del estado en 1975, en ausencia de toda disposición de aquel sobre este particular». Y añade, a guisa de exculpación, que el matrimonio Franco dispone dos tumbas «en el cementerio de El Pardo».
Para concluir, el antiguo abad sostiene que los símbolos franquistas en el Valle «son casi irrelevantes»: «Los símbolos son y están en el Monumento mismo, Monumento dedicado a Dios en nombre de España, cuyos destinos se le confían, y de los caídos, cuyas almas se le encomiendan. Por tanto, son símbolos de carácter eminentemente sagrado».