El 39,3 por ciento de los profesores de Religión cree que ésta debería tener un enfoque "no confesional" y ser "obligatoria", y un 75,5 por ciento piensa que los que no elijan la asignatura confesional tendrían que cursar una materia alternativa en "igualdad" de condiciones académicas.
Comparten esta última idea el 79,1 por ciento de las familias con hijos matriculados en clases de confesión católica y el 57,2 por ciento de los alumnos, según el estudio "Protagonistas de la clase de Religión", elaborado por el director de la revista Religión y Escuela, Carlos Estaban, y publicado por la Fundación SM.
El informe, presentado hoy, se basa en cuestionarios respondidos por 433 profesores de Religión de centros públicos, privados y privados concertados, 2.182 familias y 3.808 alumnos, el 75 por ciento de enseñanzas obligatorias y el resto de Bachillerato.
En términos generales, la asignatura confesional de Religión es voluntaria y evaluable en estos momentos, aunque no computa para el acceso a la universidad o para las becas, ni tiene materia alternativa obligatoria.
Según los últimos datos de la Conferencia Episcopal, una media del 72,1 por ciento cursa Religión en Infantil, educación obligatoria y Bachillerato, sobre todo en Primaria (81 por ciento).
Entre otras respuestas del profesorado, el 59,6 por ciento es partidario de una cultura religiosa obligatoria.
El 16 por ciento piensa que la asignatura acabará desapareciendo de las escuelas, aunque sólo el 6 por ciento la considera un "privilegio" eclesiástico de tiempos pasados.
Por el contrario, el 92,4 por ciento cree que es un "derecho fundamental" de los padres y el 91 por ciento la defiende como "necesaria", pero no llegan a la mitad (43,9 por ciento) los que consideran que la Iglesia aprecia suficientemente su trabajo.
Se sienten más valorados por la Iglesia los de la escuela pública (62,4 por ciento) que los de la privada y privada concertada (38,8 por ciento).
En cuanto a sus características, el 90,3 por ciento de los profesores cree que debe llevar una vida "coherente" con la moral que transmite y el 73 por ciento considera necesaria la fidelidad a la Iglesia.
El 80,8 por ciento asegura que dispone de la declaración eclesiástica de idoneidad para dar clase, mientras que el 16,9 por ciento carece de ella.
El 37,2 por ciento opina que la inspección de la clase de religión corresponde a la Iglesia y el 28,2 por ciento dice que a las administraciones educativas.
El 79,4 por ciento de las familias piensa que la clase de Religión es buena por sus valores y aproximadamente la mitad niega que sea un privilegio de la Iglesia, pero el 56,4 rechaza que sea obligatoria y algo menos pide que trate todas las religiones.
El 77,4 por ciento cree que los docentes deben ser creyentes, aunque el 45,1 por ciento dice que la práctica religiosa en su familia es "poco habitual".
El 60 por ciento de los padres elige la clase de Religión sin consultar a los hijos en Primaria y el 42 por ciento en Secundaria.
El 42,5 por ciento no cree que el carácter religioso de un centro deba implicar la obligatoriedad de la clase confesional para sus alumnos.
Sobre otras cuestiones, el 80,4 por ciento de las familias está de acuerdo con que los padres tienen la libertad de elegir la educación de los hijos; el 47,6 por ciento no piensa que el sistema educativo funcione bien en términos generales y el 66,8 por ciento cree que la mejora educativa pasa por un pacto de los políticos y los agentes sociales.
Entre los alumnos, el 51,3 por ciento no está de acuerdo con que la asignatura sea obligatoria, ni la consideran entre las tres más importantes (Matemáticas, Lengua e Inglés).
Sin embargo, el 48,3 dice que la clase de Religión le sirve para diferenciar el bien del mal; el 42,3 por ciento que le ayuda a ser más tolerante y sólo el 19,2 por ciento está claramente de acuerdo con que implica un riesgo de manipulación de la conciencia.
Entre otras cuestiones, el 59,7 por ciento de estos estudiantes no cree que la homosexualidad sea algún problema, aunque el 20,3 por ciento sí lo piensa; el 62,1 por ciento señala que los inmigrantes tienen los mismos derechos que los españoles, pero el 18,4 por ciento no lo ve así.
El 27,8 por ciento cree que el aborto no tiene justificación, aunque el 45,1 por ciento no está de acuerdo con esta afirmación.