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Educar; ¿con qué?

Se educa con meditación trascendental y yoga. Con las prácticas e ingredientes esenciales de las religiones orientales.

Casi por todos lados y por todas partes donde voy últimamente, escucho a la gente platicando de temas referentes o que tienen que ver con la educación. No sé si a usted que lee amablemente, le pase lo mismo. Parece que los temas de conversación, por más variados que sean, abordan de alguna manera el tema de la educación en nuestra sociedad.

Como sabemos, una persona puede ser bien o mal educada. ¿De qué depende esto? Se tiene la creencia que depende del factor económico que posea la persona. Se tiene también la premisa -equivocada- que entre más dinero tenga una persona, mejor educada será. Lejos de ser esto verdad, creo que la situación económica sólo brinda una mayor -o mejor- oportunidad de acceso a la educación, al conocimiento mismo, pero tener muchos conocimientos no implica que la persona sea una persona bien educada. La educación, para que sea efectiva exige una acción y un efecto.

La sociedad actual, tan ocupada por tantos problemas que sufre, voltea a las instituciones públicas y privadas en busca de la educación que necesita para los miembros que la componen. De ahí la creencia general que quien ha asistido a una escuela, estará siendo bien educada y entre más se avance en la escuela, mejor y mayor será la educación que tenga.

En nuestro país se gastarán este año escolar 531, 758 mil millones de pesos del presupuesto federal en la educación. Ésa es una acción para educar. El efecto que tendrá está por verse. Se notará cuando podamos constatarlo en los educandos. En los millones de jóvenes, hombres y mujeres que asisten a los centros de educación. En los educandos esto sería el efecto. Y un efecto a un futuro que esperamos no esté muy distante. 

Mas el hecho de que se gaste el dinero federal no quiere decir que se está educando a los estudiantes o que tendremos una nación de gente bien educada, a pesar del esfuerzo que se hace para generar oportunidades de estudio y educación. ¿Por qué? Porque como anoté ya, la educación efectiva debe de cumplir los requisitos de tener una acción y un efecto. Debe de edificar el desarrollo integral, equilibrado y justo en los educandos. Esto es indispensable para tener una educación de cobertura suficiente y calidad adecuada. El nuevo secretario de Educación, José Ángel Córdova Montoya, debe saber de la acción y el efecto. La que se explica en términos de desarrollo integral, equilibrado y justo.

Pues bien; en el difícil arte de educar se encuentra la tarea de desarrollar las facultades intelectuales y morales de las personas de cualquier edad a las que se educa. Debe haber una acción con un efecto en la mente y el espíritu del individuo. La acción debe centrarse en el intelecto, en la inteligencia, ayudando con esto al educando a pensar el cómo resolver los problemas de manera lógica y pragmática. El efecto, debe buscar hacerse en su ser interno; en el alma y en el espíritu que la persona posee. Así podrá normar su criterio y estará en posición de tomar decisiones balanceadas en su vida familiar, profesional y social. Si la acción se lleva a cabo sin tomar en cuenta el efecto, la educación está desbalanceada.

Por otro lado; las iglesias claman la oportunidad de participar en la educación de forma oficial, pues de manera particular ya lo hacen desde hace muchos años. En este renglón de la enseñanza privada, la iglesia católica cuenta con el 60 por ciento de los planteles donde se educa con valores religiosos o espirituales. Tan sólo hay que asomarse a uno de sus salones de clases para constatarlo, esto con la anuencia -tolerancia- de la Secretaría de Gobernación y Educación. Lo que no representa ningún peligro para alguien, sino al contrario. 

Por otro lado, en las escuelas públicas donde asisten el 90 por ciento de los estudiantes mexicanos, la educación es totalmente laica, es decir, sin gota de religión católica, evangélica o cristiana, como quiera usted llamarle. Pero sólo de esa clase, ya que en las escuelas públicas o de gobierno sí se enseña con otro tipo de religiones. Lo que va en contra del Artículo 3ro. Se educa con meditación trascendental y yoga. Con las prácticas e ingredientes esenciales de las religiones orientales. Desde el Jardín de Niños se educa a los niños a meditar y a visualizar. A imaginen de que andan por las nubes y que brincan sobre ellas. Para ello se usan métodos metafísicos que han adoptado y adaptado de sistemas de educación de los Estados Unidos, donde las religiones orientales de la Nueva Era, tienen su ‘Meca’. También de países europeos donde han vivido un despertar espiritual basado en el paganismo babilónico antiguo y con prácticas de la edad media revestidas de ‘científicas’ y ‘modernistas’. El pretexto que usan es el de que son para “aprender mejor y tener un autocontrol”. Además, en nombre de la libertad y el laicismo se educa con las doctrinas y costumbres de pensadores y pensadoras que tiene un estilo de vida que si los padres de familia los conocieran, no les recomendarían y menos dejarían que sus hijos aprendieran lo que se les enseña. Pero de eso, no tienen tiempo los padres y madres de familia y a otros, ni les interesa. 

Es en ese momento que la educación deja de ser laica o secular, para convertirse en religiosa. Pero no de una religión conocida en Occidente como tal, sino de otra (s). La que es desconocida como tal y por lo mismo, permitida. Ya que al no saber distinguirla, es aceptada, adaptada y adoptada. Siendo esto inequitativo.

Es claro que la educación debe cumplir el requisito fundamental de tener un efecto en el educando. Y con estas ‘religiones’ los educadores-algunos, no todos-incluyen ingredientes que impactan la conciencia, el alma, el espíritu mismo del educando. Por lo general integran lo que a ellos mismos les ha impactado.

Para el Estado, principal captador de educandos, es más fácil aceptar las cosas así, ya que de no hacerlo se verían en la necesidad de permitir participar a las Iglesias en la educación oficial y eso iría en contra del espíritu del Artículo tercero de la constitución. 

Es menos problemático y no causa tantos problemas permitir que la educación, para cumplir sus requisitos de acción y efecto, le dé la bienvenida en los salones de clases a las religiones orientales que por muy ‘modernas y ‘científicas’ que parezcan sus prácticas, no dejan de ser eso, religiones en el salón de clases. En la educación que reciben nuestros educandos.

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