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Educació amonesta a un colegio por prohibir el pañuelo musulmán

Una niña lleva 6 días sin ir a una escuela pública de Girona tras impedirle la dirección cubrirse la cabeza. Algunos centros que han alcanzado acuerdos con los padres temen que el caso reavive las discusiones.

La polémica sobre el velo islámico en la escuela que recorre Europa, y de la que Catalunya se había librado hasta ahora, se ha instalado en un centro público de la ciudad de Girona. Una alumna de 8 años de la escuela pública Annexa-Joan Puigbert dejó de ir a clase hace más de una semana después de que la dirección del centro informara a su familia que el reglamento de régimen interno prohíbe que las niñas lleven la cabeza cubierta con un pañuelo.

El Departament d'Educació amonestó ayer al centro, exigiéndole que acabe con esta situación. De hecho, el delegado territorial de la conselleria, Andreu Otero, que asegura que ignoraba la gravedad de esta situación, dictó una resolución en la que exige al colegio la readmisión inmediata de la niña.
Otero explicó a este diario que el lunes 24 de septiembre recibió la visita del equipo directivo de la escuela para pedir "orientación" sobre la política a seguir con una familia que se negaba a que la niña prescindiera del pañuelo. El delegado sostiene que en aquella reunión se exigió a la dirección de la escuela que respetara la decisión de la pequeña, ya que al parecer es ella la que quiere llevar el pañuelo a clase. España es un Estado aconfesional y se puede profesar cualquier religión y exhibir sus símbolos, se argumentó.
Pero no fue hasta el viernes 28 cuando Educació advirtió de que la niña llevaba una semana sin ir a clase. Y ayer notificó que la alumna tenía que incorporarse hoy a clase. "No se puede dejar de escolarizar a una niña por esa razón", concluyó

LA VERSIÓN DEL COLEGIO
El director del centro, Llorenç Carreras, no quiso ofrecer detalles de lo ocurrido, alegando que se estaba llevando a cabo una mediación con la familia para tratar de solucionar el problema y que cualquier tipo de declaración podía entorpecer las conversaciones. No obstante, fuentes del colegio destacaron que el año pasado esta niña ya faltó a clase durante un mes por un problema similar al de ahora (entonces estudiaba en otro colegio) "y entonces nadie dijo nada", denunciaron. "Lo que intentamos es que no vuelva a ocurrir", añadieron a la hora de justificar la petición a los padres de la pequeña.
Núria Terés, concejala de Educación de Girona, se alineó con la conselleria y censuró la actitud del centro, ubicado en dependencias municipales. A su juicio es "inadmisible" que una niña esté fuera del colegio por ese incidente. "Antes de resolver ese presunto problema ético que se plantea la escuela, lo que hay que hacer es que la niña vuelva a clase, vaya como vaya", añadió.
Los padres de alumnos ofrecían ayer opiniones para todos los gustos. Entre los que defendían la actuación de la dirección se hallaba Luis Amador, de 41 años. "Soy gitano de pura cepa y mis cuatro hijos van a este colegio. El director no es racista, lo que no puede ser –afirmó– es que haya diferencias entre los alumnos. Yo también tengo mis tradiciones, pero no las impongo aquí para que todos sean iguales".
El conflicto cayó como un jarro de agua fría en los centros que, como en la vecina Salt (Gironès), escolarizan elevados porcentajes de ni-
ños de religión musulmana y han optado por persuadir a los padres de que las alumnas con pañuelo se descubran la cabeza al atravesar el umbral de la escuela para volver a cubrírsela cuando salen. "Estoy muy preocupada", confesó ayer tarde una directora. "Hasta ahora –explicó– habíamos logrado hacerles entender que, al igual que no se permiten gorras, tampoco han de llevar pañuelos. Sé que es muy discutible, pero lo hemos hecho hablando, con buena educación. Ha habido momentos delicados, pero lo hemos superado. Ahora no sé lo qué ocurrirá".
En Salt no es una rareza ver a niñas que cursan los últimos cursos de Primaria con el pañuelo islámico en el interior de los centros escolares. Algo similar sucede en las escuelas del distrito barcelonés de Ciutat Vella. En los institutos, que escolarizan a alumnos de más de 12 años, es incluso más frecuente.

En Francia, tensión a la baja

Tres años y medio después de entrar en vigor, la legislación que prohíbe la exhibición de signos religiosos en la escuela, conocida como la ley del velo, ha hecho desaparecer el pañuelo de los centros públicos franceses. La fuerte polémica que generó la medida se tradujo, en el curso 2004-2005, en 639 incidentes por incumplir la prohibición y acabó con la expulsión o abandono de 143 alumnos. Un curso después, la tensión se rebajó: solo se registraron 12 casos. Y en el 2006-2007 las protestas se esfumaron, igual que en el inicio del presente curso. La ley afecta a los centros públicos de enseñanza primaria y secundaria , pero no a la universidad.
TRASVASE A LA PRIVADA
Pero la legislación ha tenido también un efecto secundario.
En un país en el que hay cuatro millones de musulmanes, el pañuelo no podía desaparecer de la noche a la mañana de las aulas. Muchas estudiantes han cambiado de centro –50.000 musulmanas estudian en escuelas católicas, donde se permite esta prenda– o se han inscrito en cursos de enseñanza a distancia. También han empezado a surgir escuelas privadas musulmanas. En marzo abrió las puertas –tras salvar múltiples obstáculos de la Administración– en el cinturón de Lyón el segundo centro musulmán y el de mayor capacidad (500 alumnos) de Francia. Otros
siguen la estela.

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