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Desembarco de la iglesia española en Argentina

Hace ya unos cuantos días que se aprobó la Ley de Matrimonio Homosexual en Argentina. De este modo, los argentinos pasan a ser ciudadanos del club de países dispuestos a primar las leyes que fomentan la igualdad en los derechos de todos los ciudadanos contra los deseos de los sectores más conservadores, dispuestos a sostener a machamartillo aquellas que sólo contemplen los “idearios ultraconservadores” de las anacoretas teorías de la eclesiología católica romana.

Era obvio que la iglesia católica argentina no se iba a quedar de brazos cruzados, y es obvio también que si querían montar mucho ruido y mucho lío callejero pedirían auxilio a la maestra en este tipo de artes. Y esa no es otra que la Iglesia católica española.

Esta vez, los cabecillas eclesiásticos españoles han considerado que no debían exponer a las primeras figuras de su elenco, sino que podrían mandar a los adláteres a cumplir tan ardua -y poco gratificante, creo yo- tarea.

Y quién mejor para llevar a cabo ese papel que el Presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco.

Conocido ultraconservador, supernumerario del Opus Dei -perdónenme la ignorancia, pero supernumerario debe ser lo más de lo más- y vocero habitual de la Iglesia católica en España.

Entre sus cualidades está la de ser un reputado “organizador de manifas”, pero eso sí, de gente fina y bien.

Blanco jamás consentiría que los que se manifestaran calzaran “pisamierdas” y palestinos. No, eso no. Que una imagen vale más que 1.000 palabras.

Sus manifestaciones callejeras son más refinadas. Gusta de convocar un gran número de autobuses llenos de idílicas familias con muchos niños -y la nanny que los cuida, claro- y muchos globos, pancartas, gorritos y chapas.

Todos gritando como hienas desaforadas que el Estado permite matar a los niños o que sólo son válidas -supongo que a los ojos de Dios- las familias formadas por un papá y una mamá. Ya saben, por eso de que papá pone la semillita y mamá, con un complejo tremebundo de tupperware, la mantiene y hace crecer para tener un lindo bebé.

Y otra cosa no es posible. Y punto.

Lo que yo no sé es si semejante institución “opusiana” es sabedora de que los suyos no siempre consideraron que ésta era la mejor práctica, o por lo menos la más entretenida, y durante los últimos años se dedicaron a abusar de niños, niñas o lo que fuera, con tal de satisfacer sus más bajos instintos. Y no parecían tener muchos remilgos a la hora de mantener relaciones homosexuales, la verdad.

Pero este señor se cree con la competencia de decidir que Dios no contempla entre sus posibilidades el hecho de que hombres y mujeres contraigan matrimonio con personas de su mismo sexo, por aquello de la procreación y esas cosas…

La realidad se muestra bien distinta y esquiva con los planteamientos “moralistas” de esta Iglesia católica, más interesada en el mantenimiento de su imperio que en el de transmitir fe y valores a las personas.

Para su desgracia, pero para nuestra fortuna, cada vez hay más países que entienden que las creencias y la fe de cada uno no pueden estar por encima de los derechos de las personas.

El “homonomio”, que es como se define por algunos sectores el matrimonio entre personas del mismo sexo, es tan lícito como el matrimonio, porque, afortunadamente, los derechos no dependen si se someten a las opciones personales de los individuos.

Es abyecto atacar con tanta fiereza al matrimonio entre personas del mismo sexo y callar como vulgares cobardes cuando se producen casos de pederastia -y a los curas infestos lo mismo les da mantener relaciones homosexuales que heterosexuales, no se muestran caprichosos al respecto- u otros abominables actos de miembros de la estirpe religiosa ésta que cree representarnos.

Eso sí, el representante del Foro de la Familia no se pronuncia sobre los casos de los abusos de religiosos a menores -debe ser que no son parte de ninguna familia y que no quiere invadir parcelas que no le competan-; prefiere la organización de manifestaciones vuvuzélicas y gritar, vocear e insultar a quienes tiene una opción sexual distinta a la suya.

Afortunadamente, sus intentonas organizativas de líos varios fracasaron en España y fracasarán en Argentina, por mucho que los prelados de aquellas tierras se sientan obnubilados por la presencia de este ser entre ellos y sea recibido en cuantos recintos dispone en Opus Dei en aquel país.

Y Argentina no es el final del camino, sino el inicio de una autopista muy bien asfaltada en la que otros muchos países, impulsados por los ejemplos españoles y de otros países, iniciarán un camino hacia la igualdad de derechos de todos sus ciudadanos con independencia de sus opciones vitales.

Un buen negocio en estos tiempos de crisis sería montar una clínica de reposo para toda esta caterva de homófobos. La terapia está clara: horas y horas de cintas de vídeo de momentos estelares de bodas gays, en ayuntamientos, iglesias, casetas de playa o monasterios de piedra. Pero eso sí, muchas horas., unas pastillicas para la impresión y a seguir el visionado de vídeos. A ver si a base de ver que por encima de la sexualidad están las personas, sanan de su incontinencia verbal, que empieza a ser ya cansina.

Eso sí, a estas alturas del partido el resultado es aplastante: Igualdad de derechos 1-Imposiciones eclesiológicas 0.

Leire Díez Castro – Presidenta de Red Laica para la Igualdad y la Diversidad

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