Rubalcaba hace guiños a la izquierda con ataques a la Iglesia y Rajoy oculta sus intenciones sobre aborto y bodas gays
«Haremos una política económica como Dios manda». Cuando Mariano Rajoy se comprometió de esta manera a dar un golpe de timón en la estrategia de la gestión gubernamental cuando llegue a la Moncloa, echó mano de una frase hecha, muy habitual en los discurso del líder del PP. Alfredo López Rubalcaba le cogió el guante, pero llevó la afirmación al terreno de la religión. «Como tengamos que esperar a que Dios nos mande indicaciones económicas, vamos listos», espetó en un mitin electoral, en un quiebro de ingenio dialéctico y fina ironía, también muy habitual en las intervenciones del candidato socialista. Las creencias entran también en campaña.
¿De qué color es el voto católico? Tanto el líder del PP como el del PSOE saben que tienen que utilizar con suma prudencia la tecla de la cuestión religiosa, porque una parte importante de su electorado les puede pasar factura en las urnas. Según el último baremo del CIS, un 70% de los encuestados se definía como católico, si bien ese porcentaje se rebajaba a la hora de la práctica religiosa. Pero al cruzar la variable ideológica, los registros de los creyentes que votaron al PSOE o al PP en las generales de 2008 son muy significativos: 68,7% en el caso de los primeros y 88,3% en el de los segundos. Se trata de un colectivo muy fragmentado, que se puede deslizar hacia una lado u otro del eje.
En la conferencia política del PSOE se debatió sobre la idea de laicidad como un espacio de convivencia y sobre la premisa de que el Estado es de todos. Luego ha habido un giro en el programa electoral en el sentido de acometer reformas para profundizar en la aconfesionalidad del Estado. Y aparece la idea de acabar con los privilegios de la Iglesia, reducir su poder porque se considera pernicioso.
Sin embargo, pese a que esa cuestión se inflama en el discurso político, solo se enumera un medida práctica: modificar la Ley Hipotecaria que, a juicio de los socialistas, otorga privilegios hipotecarios a la Iglesia católica al equipararla a las administraciones territoriales y corporaciones de derecho público, facultándola para emitir sus propios certificados de dominio en ausencia de título escrito. El presidente de la Comisión de Justicia del Congreso, Alvaro Cuesta, abanderado del sector mas laicista del PSOE, se comprometió antes del verano a promover la modificación de esta norma para terminar con una práctica «que ha permitido a la Iglesia hacerse con muchos inmuebles no registrados».
¿Es mas importante el voto católico que el anticlerical? Rubalcaba pretende esta vez movilizar al electorado de izquierda atacando a la Iglesia, pero con guiños muy calculados y cuidada liturgia. Algo muy habitual en el PSOE, que modula su discurso en función de sus expectativas electorales. Lo mismo que Rajoy, que actúa con tacto y cautela en temas relacionados con el aborto y el matrimonio homosexual -ambas recurridas ante el Tribunal Constitucional- para distanciarse de la etiqueta de ultraconservador. ¿Tiene un programa oculto el PP en ese terreno tan sensible? De momento, solo ha puesto por escrito su intención de cambiar el modelo de la actual regulación sobre aborto para reforzar la protección del derecho la vida, asi como de las menores. No se habla, por tanto, de derogar nada -como prometió Trillo en 2010 y hace dos meses Cospedal-, sino de reformar, sobre todo aspectos como que las menores puedan abortar a partir de los 16 años sin consentimiento paterno. Dadas las fuertes presiones que está recibiendo, parece que Rajoy tendrá que adoptar decisiones rápidas sin esperar al Constitucional.
Donde sí se lo puede tomar con mas calma es en el asunto de los matrimonio del mismo sexo, que no se menciona para nada en el programa electoral. En 2004, el PP planteó una propuesta de ley para regular las uniones de hecho, pero cuando se debatió en el Congreso las bodas gays votó en contra y recurrió la normativa ante el Constitucional. Lo que menos gusta es que se llame matrimonio esa unión.
Influencia de los obispos
Tanto las bodas gays como el aborto son dos de los principales criterios que los católicos tendrían que tener en cuenta a la hora de votar, si siguieran las recomendaciones de la Conferencia Episcopal aunque, mas que para señalar al PSOE no pocos creen que se han difundido para avisar al futuro gobierno del PP. «Rajoy no le debe nada al cardenal Rouco, que ha maltratado todo lo que ha querido al líder del PP», asegura un observador, convencido de que todo no va a ser alfombra roja para la Iglesia con un Ejecutivo popular.
Los obispos son tajantes con respecto a la interrupcion del embarazo o las bodas gays. Sobre lo primero, alertan del «peligro que suponen determinadas opciones legislativas, que no tutelan adecuadamente el derecho fundamental a la vida de cada ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, o que incluso llegan a tratar como un derecho lo que en realidad constituye un atentado contra el derecho a la vida». También consideran «peligrosos y nocivos para el bien común» ordenamientos legales «que no reconocen al matrimonio en su ser propio y específico, en cuanto unión firme de un varón y una mujer ordenada al bien de los esposos y de los hijos». Sobre estas dos cuestiones, apelan a la necesidad de promover nuevas leyes.
Devoto. Mariano Rajoy se inclina para saludar al Papa a su llegada a Madrid, el pasado mes de agosto. :: A. BALLESTEROS / EFE
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