La asociación Cullera Laica ha solicitado formalmente al Ayuntamiento de Cullera que inicie el procedimiento legal para que el mausoleo del insigne cullerense Agustín Costa Font (1858-1900) sea declarado “Bien de Relevancia Local”. La iniciativa de Cullera Laica se basa en la Ley 4/1998 del Patrimonio Cultural Valenciano, así como en toda una serie de hechos, el conjunto de los cuáles consideran que da la suficiente fundamentación histórica, social, cultural, artística, y moral, para que el mausoleo de Agustín Costa sea reconocido con la mencionada declaración oficial. En su solicitud, Cullera Laica esgrime, entre otros argumentos, la significación histórica del personaje y su obra en pro de los valores democráticos y humanísticos, los menosprecios institucionales de los que ha sido víctima, la donación del terreno que su familia hizo al municipio de Cullera para la construcción del cementerio civil, o el valor cultural, simbólico y artístico del mausoleo.
En efecto, Agustín Costa Font fue un conocido propietario, abogado y concejal del Ayuntamiento de Cullera en el último decenio del siglo XIX. Persona de firmes convicciones republicanas, defendió celosamente los valores democráticos y humanísticos. Su figura estuvo noblemente presente en todo movimiento social y político de Cullera. Fundó el Casino Republicano, entidad de la qué nacerían algunos de los mejores frutos de la historia de Cullera, como fueron una importante biblioteca (hoy conservada como fondo antiguo de la Biblioteca Municipal ), o una escuela ajena a todo interés político o religioso: L’Escolaica. Promovió la cultura, la educación, la ilustración y la modernización de la ciudad en todos los ámbitos. Además, tuvo una atención especial con los más humildes, para los que era como un hermano.
Agustín Costa fue, además, un librepensador declarado, que cuando se vio a las puertas de la muerte, cuando solamente tenía 41 años, pidió a sus amigos que no permitieran de ninguna manera que se le practicare ningún precepto religioso. Sus compañeros tuvieron que enfrentarse con algunos familiares y con el clero con el fin de salvaguardar su última voluntad. Cuando murió, la Iglesia ordenó al Ayuntamiento que no se le diera sepultura en el cementerio de Cullera por haber muerto fuera de la fe católica. La familia tuvo que adquirir un terreno contiguo al cementerio para poder enterrarlo dignamente, y después lo donó al Ayuntamiento para que se construyera un cementerio civil. Las crónicas periodísticas de la época relatan que el entierro de Agustín Costa fue la manifestación más multitudinaria conocida en la ciudad.
Además de la relevancia histórica de Agustín Costa, su mausoleo es de los pocos testimonios arquitectónicos que quedan del antiguo cementerio civil, un recinto en el que se pudo sepultar a los difuntos independientemente de la condición espiritual que tuvieran para la Iglesia católica: desde librepensadores declarados hasta bebés que no habían sido bautizados. Pero además, se trata de una construcción con un altísimo valor artístico. Aparte del trabajo de la piedra y del detalle de los rosetones de la columna, el busto que corona el mausoleo fue esculpido por el destacado escultor valenciano y maestro de escultores Francisco Paredes García (1882-1945), académico de la Real de San Carlos de Valencia y de la Real de San Fernando de Madrid, y autor de monumentos como el conocido al doctor Gómez Ferrer, en los jardines de La Glorieta de Valencia, del alzado al Patriarca San José, en los jardines del colegio de abogados de Valencia, o de bustos como el del Marqués del Turia.
La solicitud de Cullera Laica va avalada con los pertinentes informes técnicos, realizados por cuatro especialistas, en la vida del personaje, la historia local, la arqueología, y la historia del arte.
