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Conmoción por dos Vírgenes que lloran sangre

Una está en Córdoba y es la imagen de la Virgen de Itatí. En Buenos Aires, cientos de fieles y curiosos visitan una casa de Lomas para ver la estatuilla de la Desatanudos. Desde la Iglesia piden “prudencia”.

Mientras que en Córdoba cientos de personas peregrinan hacia una humilde vivienda de la ciudad de Cruz del Eje, al difundirse que la imagen de una Virgen de Itatí lloraría "lágrimas de sangre", en Buenos Aires ocurre lo mismo pero con la imagen de la virgen Desatanudos. Desde la Iglesia piden "prudencia" a los fieles hasta que se analicen las imágenes.

En Córdoba, el extraño fenómeno ocurre en la casa del barrio La Banda de Cruz del Eje. Allí  vive el matrimonio del enfermero Raúl Leisa y la docente Alejandra Campos, junto a sus cinco hijos.

La historia fue difundida ayer por LAVOZ.com.ar y se convirtió en la nota más leída del día. La vivienda se vio desbordada y su living se convirtió en un improvisado santuario donde los vecinos aguardaban su turno para ingresar.

El dueño de casa, explicó que la imagen "la compramos hace 12 años en Corrientes, cuando hicimos bautizar a nuestra hija Macarena. Al llegar a Cruz del Eje le hicimos esa caja de resguardo, que es hermética, y nunca se abrió", aseguró.

En tanto, el obispo Santiago Olivera, titular de la diócesis de Cruz del Eje, recomendó "prudencia" y enfatizó que "nuestra fe no necesita más que los signos del Evangelio.
Manifestaciones de este tipo las iremos observando, las iremos viendo, con la misma prudencia que recomiendo".

Lo curioso es que el mismo fenómeno pudo verse en una casa del barrio Lomas del Mirador, en Buenos Aires. Allí la imagen es de una virgen de Desatanudos.

“La virgen es de todos, es del barrio, no importa de quien es o como se llama quien la tiene”, es la única contestación que ofrece Héctor, el encargado de evacuar las dudas (o en este caso, de sumar mayor desconfianza sobre el fenómeno). “Lo que importa es el mensaje que dejó, no importan las personas”, insistió con un llamativo hermetismo.

“La virgen me la regalaron ayer a las seis de la tarde y a las doce de la noche vi que empezó a llorar sangre. Y hoy a las seis de la mañana se repitió”, aseguró Marta Varela, una vecina del lugar. Consultada sobre quién le dio el obsequio se limitó a decir “Unos amigos de San Miguel”. Sin embargo, también insistió con que la virgen “es de todo el barrio”.

Sin embargo, la mayoría de los presentes se conforma con lo que ve. Tocan la imagen, se llevan muestras en pañuelos y rezan bajo el sol de la tarde.

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