Nos venimos haciendo eco de la problemática suscitada por la privatización de servicios básicos (sanidad, educación, atención social,…) a manos de entidades religiosas. Hoy vemos como ese control confesional se introduce también en el empleo a través de Fundaciones y otras organizaciones religiosas de la Iglesia católica.
La multitud de información recogida por los medios referente a políticas y medidas de empleo que se mueven bajo una teocracia encubierta basada en la intromisión de Fundaciones, organizaciones, etc vinculadas a la Iglesia, nos lleva a centrarnos en una información aparecida el 16.12.16 en la que se plasma un gran ejemplo de como este tipo de circunstancias rigen el día a día de las administraciones, desde el inicio de sus legislaturas y mucho antes de que cualquiera de estos dirigentes entren a formar parte de los órganos de gobierno tras ser elegidos, dado que la Iglesia sigue formando parte de ese poder fáctico que desde la sombra condiciona e influye en estos y en sus formaciones, así como en sus seguidores (fieles) para fomentar y orientar el voto hacia uno u otro extremo en época electoral, no sólo desde el púlpito con mensajes subliminales y catatastróficos, sino a pie de calle.
Esto viene a corroborar la tesis de como el empleo se haya intoxicado por esta turbulenta forma de hacer gobierno en donde los hilos se mueven entre las bambalinas del ambiente más antilaicista y en donde la “mantilla”, el “Sin Pecado” y el Nazareno figuran como máximos órganos de presión, a modo de oficina de empleo encargada de pre seleccionar bajo criterios ideológico-religiosos a todo aquel que forme parte del círculo.
